El conjunto ecuatoriano empató 0 a 0 con Estudiantes en el estadio de Quilmes y se adjudicó el título por segunda vez consecutiva debido a que en la ida había ganado por 2 a 1. Es el cuarto campeonato internacional en la historia del club. El equipo de Sabella nunca pudo encontrarle la vuelta y se quedó sin la chance de sumar otra copa.
Como toda final, los equipos salen a la cancha con la intención de ganarlas como sea. Más cuando hay en juego un título internacional que año tras año va tomando prestigio. El 2-1 a favor de la Liga en el encuentro de ida había dejado abierta la llave para ir a todo o nada en el Centenario.
Pero el marcador no se movió nunca en los 90 minutos. Porque Estudiantes no fue Estudiantes. Se vio un equipo impreciso, nervioso y con falta de ideas para crear peligro en el arco del veterano José Cevallos. Para colmo, la visita no salió a defenderse y pudo complicar aún más las cosas al principio del partido con un cabezazo del Chino Luna que pasó cerca. El Pincha pudo haber anotado con un zurdazo de Leandro Benítez recién a los 27 minutos y sobre el final de la primera parte estuvo cerca Federico Fernández de cabeza tras un centro.
En la segunda mitad Leandro González, tras un gran desborde de Benítez por izquierda, estuvo cerca de poner en ventaja al conjunto de Sabella pero la pelota se estrelló en el travesaño. Prácticamente fue la última chance clara en lo que quedaba del cotejo para el equipo argentino. La desesperación por estar obligado a conseguir un gol lo llevó a perder la tranquilidad y atacaba como podía, mientras que la Liga defendió siempre con orden y criterio impidiendo mayores inconvenientes para su valla.
Cuando quedaba pocos minutos, Estudiantes se fue a la ofensiva a puro centro con la ilusión de igualar la serie. Lamentablemente no pudo y la Recopa fue para el equipo de Edgardo Bauza, que festejó junto a los argentinos Carlos Luna, Hernán Barcos y Norberto Araujo.
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