Ya hace algunos días que conocíamos la noticia en la que se daba a conocer la retirada de las máquinas expendedoras de chucherías, alimentos y bebidas de los centros de educación, se trata de una medida que pretende limitar el acceso a los productos de bollería y los refrescos con alto contenido en azúcar, grasa o sales. La medida pretende luchar contra la obesidad infantil y fomentar los alimentos y bebidas saludables. Sobre este tema se ha pronunciado la AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria) argumentando que limitar la bollería y chucherías en los colegios no reducirá su consumo, en cambio, protegerá a los más pequeños y obligará a la industria a desarrollar productos más saludables.
La medida para limitar la bollería y chucherías en los colegios adoptada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud ha sido muy bien recibida por el sector de la salud dada la alta incidencia de la obesidad y las enfermedades asociadas a ella, diabetes, enfermedades cardiovasculares u otras patologías que se gestan en la infancia y que se sufren en estado adulto.
Retirar este tipo de alimentos y limitar su acceso, especialmente para quienes no comprenden la información nutricional y los riesgos que conlleva el abuso de los alimentos y bebidas ricos en grasas y azúcares, es una medida para muchos loable, no en cambio para la industria del vending que argumenta que esto no solucionará el problema y que sus productos son cada vez más saludables. La industria indica que es necesario que se introduzca la asignatura de nutrición en las escuelas y que la educación sobre la alimentación se amplíe a otras áreas como por ejemplo la familiar.
A través de Europa Press podemos saber que por su parte, la AEPap y los servicios de salud creen que es una medida acertada para proteger a los niños y que lo mejor para canalizar los hábitos saludables es que las máquinas expendedoras ofrezcan productos saludables. Se argumenta que los alimentos dulces no son necesarios, ya que el organismo puede fabricar glucosa de cualquier alimento, por otro lado recuerdan que los postres o alimentos dulces, antaño sólo se disfrutaban en algunas ocasiones y días señalados. Si analizamos estas palabras podremos comprobar que el crecimiento del sobrepeso y la obesidad infantil ha sido paralelo al incremento de la comercialización de bollerías, refrescos, chucherías, gominolas y todo aquello que aporta calorías consideradas vacías.
No se pueden comer este tipo de alimentos de forma habitual, limitar el consumo de bollería y chucherías en los colegios es sólo un pequeño paso, seguimos reivindicando la asignatura de nutrición en las escuelas, la reducción de las campañas publicitarias de alimentos que favorecen el sobrepeso y la obesidad, implicación de los padres y educadores en el ámbito de la alimentación, conciliación laboral y familiar para que los padres puedan ocuparse de los hijos y coman con ellos como un modelo a seguir, más programas de actividades y juegos extraescolares que promuevan la actividad física, etc.
Es evidente que la industria perderá ventas y que estén en contra de la medida, parece que el tema económico es lo más importante. Sin embargo, sí estamos de acuerdo en algunas afirmaciones realizadas por el sector, sus productos cada vez son más saludables, prohibirlos les cuelga una etiqueta de perjudiciales cuando en realidad un consumo moderado no provocaría ningún problema en los niños, la aseveración de que no existen alimentos malos, sólo dietas poco equilibradas, es una realidad.
Queda todavía mucho trabajo por realizar para reducir el índice de sobrepeso y obesidad infantil, es un trabajo de campo en el que son necesarios más medios y soluciones como las que antes hemos mencionado.
Foto | Sping Dew