No es oro todo lo que reluce en las técnicas de fecundación artificial. Dejo a continuación algunas noticas relacionadas con estas técnicas. El riesgo de que las mujeres que se someten a fecundación in vitro puedan padecer trombosis es una
realidad médica. Según un reciente estudio (Fertility and Sterility, 97;; 95-100, 2012) la incidencia de accidentes trombóticos en el primer trimestre de un embarazo conseguido por fecundación in vitro es del 0,2 %, lo que representa 10 veces más que el de la población general. Pero además, el 6% a 7 % de los embarazos conseguidos por fecundación in vitro se pueden complicar con un síndrome de hi- perestimulaciòn ovárica, y en este caso el riesgo de tromboembolismo puede aumentar hasta 100 veces.
Como es sabido, una práctica habitual es implantar más de un embrión, pero esto
puede favorecer los embarazos gemelares o de más fetos, lo que puede acarrear problemas médicos a la madre y a los futuros recién nacidos, además de la dificultad ética que supone la pérdida de embriones humanos. Para tratar de solucionar este problema una posibilidad es implantar un solo embrión. Ahora se acaba de publicar una revisión sistemática en la que se comprueba que “la transferencia de un solo embrión se asocia a una disminución de riesgos, cuando se compara con la transferencia de dos embriones, aunque siguen teniendo más riesgos que los embarazos de un solo feto conseguidos por vía natural” (Fertility and Sterility 97; 324-331, 2012).
Así se entiende que los profesionales de la fecundación artificial se manifiesten a favor de ser más restrictivos a esta técnica, según declaraciones de Gorka Barrentxea, profesor de Ginecología del País Vasco, al afirmar que "hemos de ser conscientes de que la reproducción asistida no es una reproducción asistida tiene unos límites que no se deben franquear. Esto, hemos de asumirlo como profesionales e intentar transmitirlo a la pareja de la mejor manera posible pues aunque la ley permite una serie de escenarios, como es, por ejemplo, la transferencia de embriones, sabemos que la evidencia científica determina que esa transferencia conlleva un riesgo elevado para el feto, por lo que debemos ser los profesionales los que pongamos unos límites más restrictivos. No debemos pensar sólo en la mujer o la pareja, si no, sobre todo, en el futuro niño”.
"El propio concepto de éxito en reproducción asistida debe ser cuestionado. Hoy se toman como referencia las tasas de embarazo; sin embargo a corto plazo habría que considerar como meta la tasa de niños nacidos. Hemos de trabajar para que desde la Ginecología se transmita a las parejas que hay que evitar los embarazos múltiples en
madres de edad avanzada. Cuanto más edad tiene la mujer que desea quedarse embarazada, menor es su fertilidad y más problemas va a tener durante el embarazo”, y añadió que “no sólo son problemas para la madre, como hipertensión arterial, diabetes, etc. sino también para el niño, ya que aumentan las tasas de prematuridad y de cesáreas, por nombrar sólo dos cuestiones” (DM, 15-II-2012).