Revista Espiritualidad
Tenemos la responsabilidad de hacer limpieza de las relaciones ficticias, insanas y que obstaculizan nuestro crecimiento personal.
Su aplicación es difícil pero necesaria. El mundo es muy grande. En él habitan personas estupendas, emocionalmente sanas, mentalmente equilibradas, generosas, divertidas, alegres, capaces de ver, valorar y vivir lo mejor que la vida nos ofrece. ¿Por qué quedarnos anclados a relaciones que sólo generan sufrimiento? No es lo mismo “salir huyendo” a la primera dificultad que “decidir cortar con una relación insana” que hemos intentado reconducir y mejorar sin éxito. El desgaste emocional es enorme. Peligra nuestro equilibrio. ¡Es momento de aplicar este principio! Tengamos en cuenta que: - La gente que no puede soportar la soledad difícilmente llega a intimar con otro. - La ambigüedad puede destruir las relaciones humanas tan profundamente como la agresión. - Solemos ser demasiado lentos para confiar en lo que amamos y demasiado rápidos para confiar en lo que necesitamos.
¡SOMOS RESPONSABLES DE NUESTRO BIENESTAR!!
INSOSTENIBLE Falta de respeto Pérdida de espacio personal Palabras dardo Agresividad física, verbal, gestual Lluvia ácida en forma de menosprecio, mensajes que incapacitan Deshonestidad, falsedad en la relación Vínculos de dependencia Silencio – pared Incomunicación Soledad en compañía
SOSTENIBLE Aplicación del Principio de la riqueza de la diversidad y singularidad del otro Territorio relacional protegido basado en el respeto Conexión a afectos limpios, renovables, sostenibles: amor, gratitud, ternura, ilusión Clima compartido que permita el goce de la mutua compañía y crecer juntos Vínculos basados en la libertad y la responsabilidad
UN CUENTO PARA APLICAR:
La distancia adecuada
En una noche oscura y fría, algunos erizos descubren que si se juntan tienen menos frío. Se acercan cada vez más, pero son erizos y se pinchan unos a otros. Asustados, se apartan. Cuando se alejan, se lamentan de haber perdido el calor pero, al mismo tiempo, temen pincharse. Pasado un tiempo y venciendo el miedo, vuelven a juntarse y se pinchan de nuevo. Así siguen durante algún tiempo hasta que descubren una distancia que les permite darse calor sin lastimarse.
A.Shopehauer
Autores: Jaume Soler y Maria Mercè Conangla www.ecologiaemocional.org