Llegamos un día por la madrugada a la terminal de trenes de la ciudad oriental Manzanillo. Lo que nos dice un "mulato" para que no me tilden de racista, que él se hace llamar el jefe de la terminal de trenes. Al frente de la terminal, está la cola, un tumulto de gente trasnochando para apuntarse.
La vecina es la que vende y organiza la cola... ¿trabajará ella en la terminal? Una pregunta que le hice al jefe, y este no tenía tiempo para contestarme... Saca su móvil con una musiquita movidita... ¡Me barajó! En eso me hace seña el vendedor del carrito, allí en la misma entrada, abastecido de caramelos y otras confituras, me dice: Si quieres pasaje, para cuándo y para donde a 150 pesos... le dije: para eso me voy en guagua (Ómnibus).
Por fin, venderán los pasajes: en el altavoz un sonido del más allá... el uno, dos, tres... solo se venderán 20 pasajes y lo demás es transportación... ¡Coño! Hasta cuando transportación, a quien tanto transportan. Qué difícil es ir un palestino para la Habana, la capital de los cubanos, digo de todos los orientales. Satirizando la realidad.