Revista Cultura y Ocio

Literatura: 'La lección de August', de R.J.Palacio

Publicado el 14 enero 2014 por Cristina @miss_xerinola
Sí, los martes toca Top Ten Tuesday, pero como el tema de la semana me parece un poco enclenque, he decido adelantar la reseña que tocaba para mañana, cuya reseña he dejado posponer demasiado...De nuevo, muchas gracias a Nube de tinta por el envío del ejemplar.
Como siempre, una ficha técnica:Literatura: 'La lección de August', de R.J.PalacioLibro: La lección de August (Wonder, 2012)Autor: R.J.PalacioEditorial: Nube de tintaGénero: drama contemporáneoAño de publicación: septiembre 2012Páginas: 413Edición: tapa blanda con solapasWeb: R.J.PalacioExtras: BooktrailerValoración: 10/10
¿De qué trata?Su cara lo hace distinto y él solo quiere ser uno más. Camina siempre mirando al suelo, la cabeza gacha y el flequillo tratando en vano de esconder su rostro, pero, aun así, es objeto de miradas furtivas, susurros ahogados y codazos de asombro. August sale poco, su vida transcurre entre las acogedoras paredes de su casa, entre la compañía de su familia, su perra Daisy y las increíbles historias de La guerra de las Galaxias. Este año todo va a cambiar, porque este año va a ir, por primera vez, a la escuela. Allí aprenderá la lección más importante de su vida, la que no se enseña en las aulas ni en los libros de texto: crecer en la adversidad, aceptarse tal y como es, sonreír a los días grises y saber que, al final, siempre encontrará una mano amiga.

La lección de August es una novela que muchos conocemos, tanto por activa como por pasiva, así que no quiero extenderme, puesto que es una novela tan maravillosa y especial que podría redactar párrafos inmensos alabando su maestría y reflexión. Seré clara y concisa: hay que leer La lección de August.
Por cierto, me llamo August. No voy a describir cómo es mi cara. No sé cómo os la estaréis imaginado, pero seguro que es mucho peor.

La lección de August me ha calado muy hondo, ha sido una flecha dolorosa directa al corazón, porque August Pullman nos encoge el alma al explicarnos con angustiosa atención lo mucho que siente que es diferente a los demás. A través de su visión a caballo entre la madurez y la niñez, de su desbordante imaginación y su ahínco por encajar, August debe lidiar con sus ganas de ser normal, con las miradas y con los comentarios hirientes. En adición, la novela entrelaza la narración del chico con la de sus familiares y amigos, por lo que podemos hacernos una idea de las diferencias físicas de August, de los problemas que conlleva su enfermedad, hasta lo difícil que es para sus más allegados el día a día, cuando cualquier mirada puede partiles el alma.
He de elogiar a R.J.Palacio por ofrecernos esta historia tan conmovedora y original, porque además de abrirnos el corazón y hacernos llorar hasta deshidratarnos, nos ofrece algo más que una preciosa novela: nos ofrece una lección, una historia llena de amabilidad, coraje y autosuperación. ¿Quién no mira fijamente, a veces sin ser consciente de ello, a otro porque tiene algo que le hace destacar, ya sea una marca en la piel o una vestimenta escandalosa? August es un niño como todos los demás que, simplemente, le ha tocado jugar con una carta diferente por una enfermedad especial a la par que difícil, pero que desde que tiene uso de razón, debe aprender a convivir con las miradas, los susurros y los ojos de espanto. Y a partir de La lección de August, de su primer año en el colegio en el que hace amigos, come en la cafetería de la escuela, hace deberes y, a fin de cuentas, conoce el mundo, reafirma su valor ante la vida, su derecho a ser quien es.
-¿Mamá? ¿Siempre voy a tener que preocuparme por unos idiotas como esos?- pregunté-. Cuando sea mayor, ¿siempre va a ser así?
No contestó inmediatamente.
-Siempre habrá idiotas en el mundo, Auggie- dijo mirándome-. Pero creo, y papá también lo cree, que en este mundo hay más gente buena que mala, y la gente buena se preocupa por los demás y cuida de los demás. 

Hay que leer La lección de August. Porque no es una simple novela narrada por un niño diferente, sino porque es una lección vital que nos ayuda a cambiar nuestra percepción del mundo. Y no puedo terminar de otra manera más que con un precepto del propio protagonista, nuestro entrañable August Pullman: "Todos deberíamos recibir una ovación al menos una vez en nuestra vida, porque todos vencemos al mundo"

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