Como siempre, una ficha técnica:Libro: La restauradora (The Restorer, 2013)Autor: Amanda StevensEditorial: Roca EditorialGénero: thriller paranormal, romance adultoAño de publicación: febrero 2014Páginas: 368Edición: tapa blanda con solapasWeb: Amanda StevensExtras: BooktrailerValoración: 9/10
¿De qué trata?Amelia Gray tiene veintisiete años y desde los quince puede ver fantasmas. Heredó el don (o maldición) de su padre, y también a través de él supo las reglas que todo médium debe respetar para poder serlo y llevar una vida tranquila: no alejarse de los campos santos; ignorar la presencia de fantasmas a su alrededor, aunque quieran hacerse presentes; no relacionarse con personas a las que los espíritus acechan. Amelia se dedica a restaurar cementerios de valor histórico artístico y con ello cumple con una de las reglas que su padre le impuso en su momento también consigue llevarlas a rajatabla. Esto es, hasta que todo cambia. Un asesinato en uno de los cementerios en los que está trabajando la pone en contacto con un detective acechado. Y hay algo que la empuja a estar cerca de él, a pesar del peligro al que casi de inmediato se ve sometida. Los fantasmas del detective empezarán a amenazarla y ella deberá elegir entre sus sentimientos y su propia seguridad?
La Reina del Cementerio 1/¿4?: La restauradora // El reino // El profeta // The Visitor
¿Sabéis cuando estáis ante un libro que, ya por su mera presencia, sentís su poder, sabéis que os atrapará en cuanto lo abráis y, aún así, estáis deseando zambulliros para formar parte de tal magnífica historia? Es lo que me he pasado con La Restauradora. Lo esperaba con ansias por su género paranormal, su contexto de cementerio lleno de secretos, su romance adulto entre espíritus anclados en el presente. Y ya me atrapó en su primera línea: "La primera vez que vi un fantasma tenía nueve años".
El género paranormal me atrae desde hace años, devoro todo lo que cae en mis manos y realmente disfruto con el terror, el misterio y la angustia de un fantasma rondando por mis páginas. No es de extrañar que La restauradora me haya atrapado, pero porque va un nivel más allá de la ficción: nuestra protagonista, Amelia, ve fantasmas desde su tierna infancia, trabaja en un cementerio como restauradora y se ve envuelta en una serie de asesinatos realizados por un psicópata tafofílico. Por si fuera poco, el detective que la interroga, Devlin, está acechado por dos fantasmas que anhelan comunicarse con ella. Amelia, que debería emular a cierta voluptuosa actriz muy amante de los camisones de seda, solo quiere realizar su trabajo e ignorar su don paranormal, lo que la convierte en una de las protagonistas más sensatas que he conocido.
-¿Por qué no puedo mirarlo?
-Créeme, no quieras que sepa que puedes verlo.
-¿Por qué no, padre?
-Porque si hay algo que desean los muertos es volver a formar parte de nuestro mundo. Son como parásitos; nuestra energía los atrae y se nutren de nuestro calor. Si descubren que puedes verlos, se aferrarán a ti como una plaga de pulgas. Nunca podrás librarte de ellos. Y tu vida jamás volverá a ser igual.
La restauradora me ha parecido muy realista, bien hilada, tétrica, hechizante, peligrosa y, por ello, muy, muy convincente. Empezando por Amelia, un personaje a todas luces inteligente y arraigado en su solitaria vida de restauradora, que disfruta del silencio de un cementerio y la simbología de las lápidas. Después, su don maldito, su percepción de espíritus, la manera en que siente sus voces, sus súplicas, sus caricias heladas, que realmente te sobrecogen mientras la lees. Con una escritura muy meticulosa y casi rozando la maestría, hay que agradecer que Amanda Stevens haya mimado tanto cada párrafo, cada sensación, cada descripción, para hacernos entender que el más allá escapa de la lógica ficticia de las producciones de Hollywood: el más allá es desconocido y, por lo tanto, merece respeto.
Para mí, La restauradora es un thriller paranormal con un toque de amor adulto excelentemente conseguido que ha sido todo un deleite para mis ojos y sentidos. He disfrutado enormemente, tanto de los espíritus como de los vivos, e incluso me he devaneado los sesos averiguando quién podría ser el asesino. El estilo de Stevens es lento y escrupuloso con cada detalle, pero hace que merezca la pena la espera, pues nos hace saborear cada párrafo con un descubrimiento o una frase ingeniosa. En cada capítulo, nos muestra el avance de la investigación mediante fotografías, entrevistas a sospechosos y muchas visitas a tumbas y lápidas para descifrar sus descripciones, algo increíblemente original que nos hace ser partícipes, al igual que los personajes, de la magnificencia de un cementerio y todo lo que esconde la mente de un asesino.
A media página, leí un post anónimo que me llamó la atención, y no porque el usuario no hubiera querido revelar su identidad, algo bastante frecuente, sino porque, de inmediato, reconocí el epitafio.¿Qué más contaros? La restauradora contiene una historia exquisita, pulcramente detallada y planificada desde el primer capítulo que nos hará engancharnos endiabladamente a sus páginas. Tanto los personajes, vivos o muertos, como el caso del asesino en serie son magistrales, pero sin duda, lo que hace poderosa a esta novela, es la magia con que Stevens nos habla de los cementerios, sus historias y, sobre todo, sus secretos. No sé si he sido clara: leed la novela y me entenderéis.
Sobre su tumba silenciosalas estrellas de medianoche quieren llorar.Sin vida, pero entre sueños,a esta niña no pudimos salvar.Era la inscripción de la lápida donde estaba enterrado el cuerpo sin vida de Hannah Fisher. Qué raro. Y bastante inquietante, la verdad.