Revista Cultura y Ocio

Literatura: 'Ruptura', de Lauren DeStefano [El Jardín Químico #3]

Publicado el 20 diciembre 2014 por Cristina @miss_xerinola

"En el atlas el río sigue fluyendo. Su fina línea transporta mercancías a un destino que ha dejado de existir. He perdido demasiado tiempo en esta página."


Literatura: 'Ruptura', de Lauren DeStefano [El Jardín Químico #3]Libro: Ruptura (Sever, 2013)Autor: Lauren DeStefanoEditorial: PuckGénero: ciencia ficción juvenil, distopía, romance Año de publicación: marzo 2014Páginas: 383Edición: tapa blanda con solapasWeb: Lauren DeStefanoExtras: BooktrailerValoración: 8/10
¿De qué trata?Después de los terribles sufrimientos a los que la ha sometido Vaughn, Rhine consigue un aliado inesperado en Reed, hermano de Vaughn e inventor excéntrico. Refugiada en su destartalado hogar, Rhine no consigue olvidar a las personas que ha dejado en el camino. Gabriel, Cecily y Linden siguen en su memoria y en sus sentimientos más profundos. Mientras tanto, Rowan se involucra cada vez más en la resistencia y Rhine debe encontrarlo antes de que haga algo irreparable. Pero lo que descubre en el camino puede tener consecuencias alarmantes tanto para su futuro como para ese pasado que sus padres nunca habían tenido oportunidad de explicarle. Pero debe darse prisa: en el mundo en que vive, tanto su vida como la de los demás tiene una fecha de caducidad muy próxima. En 'Ruptura', la estremecedora conclusión de la Trilogía del Jardín Químico, Rhine verá todas sus certezas destruidas para siempre.
El Jardín Químico 3/3:  Efímera  //  Fiebre  //  Ruptura 

La última reseña del año puede ser un tanto simbólica pues es la que se encarga de despedir la sección temporalmente y deja cierto sentimiento especial en el bloguero que la ha escrito con tanto cariño. Tras pensarlo detenidamente, he decidido despedirme con una increíble trilogía distópica que conocí en 2012 y hoy, por fin, puedo decirle adiós.
Literatura: 'Ruptura', de Lauren DeStefano [El Jardín Químico #3]Llegar al final de una travesía literaria siempre es difícil porque no todos estamos preparados para el cierre que ha ideado el autor, las expectativas suelen ser altas o se vuelven más que angostas y nos acaba invadiendo el pesar o el desasosiego. En este caso, tras el posible miedo que podía darme el desenlace a un virus que mermaba la población a pasos agigantados, he quedado satisfecha. Satisfecha porque Lauren DeStefano ha sabido responder a las cuestiones que nos habían surgido en su historia, si bien no exhaustivamente pero sí lo suficiente para seguir adelante; satisfecha porque los personajes han crecido y evolucionado de tal manera que he podido sentirlos humanos, repletos de vida, casi míos en mi pensamiento; satisfecha porque, ante todo, ha surgido un desenlace adecuado y acorde con mis ideales, aunque al mismo tiempo triste, porque ciertos aspectos me ha parecido demasiado embellecidos y no tan nefastos como esperaba. Debo decir pues que soy de esas personas que han quedado contentas con el final, con la esperanza que destila, con los últimos párrafos que me llenaron los ojos de lágrimas y que me hicieron cerrar el libro con un suspiro, pero también esperaba, al mismo tiempo, un ahondamiento en el dolor de la enfermedad, más explicaciones del virus, de su origen, y no que simplemente se enfrascara la narración en su posible cura. Es el gran problema de las distopías: hay que saber narrarlas correctamente y con cada escrupuloso detalle escenificado. Ante todo he de valorar que Ruptura mantiene el ritmo de los libros anteriores, especialmente porque DeStefano ha mantenido su característica pluma, espléndida, repleta de angustia y desesperanza, siempre con la muerte pululando entre sus letras, que se calaba en los personajes y hasta en nuestros propios huesos. Aunque esta tercera parte posee cierto aire soñador, la autora ha mantenido a flote su mundo asfixiante de ferias destartaladas y flores marchitas, recordándonos constantemente la edad de Rhine, la muerte que se aferraba a sus hombros o los experimentos nefastos del Amo Vaughn, que no hacían más que acrecentar mis deseos de encontrar respuestas a todo.
Además de destacar la magnífica evolución de los personajes, que conforme avanzan en años acaban sufriendo auténticos altibajos por miedo a morir y se alzan como entidades complejas y repletas de capas, como una desesperada Cecilia, hay que analizar las explicaciones de las investigaciones, los deseos de Rhonan, el verdadero pasado de Vaughn e incluso la explicación al nombre de esta trilogía, El Jardín Químico, que tienen por fin cabida en este último volumen. Un sinfín de información y sorpresas, llegando a un final congruente del que, no obstante, se abre la puerta a la incertidumbre.Y aunque en algunos conceptos no hubiera estado de más dedicarle un par más de capítulos, me han ayudado a acabar de encajar la mente de DeStefano, y he cerrado este ejemplar pensando que puedo despedirme de Rhine porque, pese a no tener un futuro certero, puede seguir sin mí.
-A veces oigo a Cecilia cantar las palabras de ese poema: "Y ni la primavera misma, cuando despierte al alba, se dará cuenta de que nos hemos ido", y creo que refleja cómo es la vida. Creo que es un error intentar alcanzar algo que nunca sucederá. Pienso que fue muy cruel por mi parte tratar de tener hijos. Ahí fuera no hay nada, Rhine. El mundo ya no existe. No queda más que agua llena de cosas muertas. ¿Por qué seguir intentando llenar el espacio vacío?

Me despido de Lauren DeStefano y su Jardín Químico con muy buenas sensaciones y el privilegio de haber disfrutado de una voz única para la desesperanza y la esperanza. Si buscáis una distopía diferente, rebosante de sentimiento y complejidad del ser humano pero con el toque funesto de lo inevitable, del fin, de la muerte, desde luego, tenéis una cita con Rhine

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