-Chastity, a los hombres les encantas. Eres muy divertida. De hecho, siempre has sido como uno... -se interrumpe de pronto.-¿Qué? ¿Cómo uno más? ¿Que soy como uno más en el grupo?-Sí, bueno, pero en el buen sentido.

¿De qué trata?Ser tratada como si fuera un chico más no era tan divertido como podría parecer, de modo que tras volver a su ciudad natal, la periodista Chastity O'Neill decidió que ya iba siendo hora de utilizar sus armas de mujer. Sin embargo, tenía dos pequeños problemas: en primer lugar, Chastity era una fuerza femenina de un metro ochenta y fuerte como una roca, y, en segundo lugar, tenía cuatro hermanos mayores, que seguían tratándola como si fuera uno más del grupo. Mientras estaba haciendo un reportaje sobre los héroes de la ciudad, conoció a un atractivo doctor y las cosas comenzaron a mejorar. Ya solo tendría que olvidarse definitivamente de Trevor Meade, su primer amor y la única relación que todavía no había superado. Pero cuanto más tiempo pasaba con su doctor, más pensaba en el irresistible Trevor. Aunque parecía que él sí que había superado su amor de juventud.
A estas alturas sigo sin saber qué tienen las novelas de Kristan Higgins que me entusiasman y cautivan tanto. Será su prosa, sus hilarantes situaciones, su habilidad para hacer que todas las protagonistas femeninas tengan un pedacito de mí o, simplemente, que me encanta la manera en que plasma sus romances: realistas, comedidos en ocasiones, arriesgados en otras, pero siempre, siempre, inolvidables. Solo un chico más nos habla nuevamente del amor llevado por el destino, y desde luego no es otra novela más de Higgins, porque tiene su propia alma y corazón.

El único contratiempo que le he visto a Solo un chico más es que posee un aura bastante clasista en cuanto a relaciones. El gran deseo de Chastity, el de casarse y ser madre, impregna toda la novela, amén de secundarios y todas las familias que aparecen, con mínimo dos hijos, que no hacen más que alabar la felicidad de tener descendencia. A mí se me ha antojado un tanto retrógrado en ciertos aspectos, ya que a lo largo de la novela Chas no hace más que reiterar su deseo de ser madre de cuatro hijos, y a no ser que tengáis esa misma pasión por dejar una enorme estirpe, se os puede hacer un tanto repetitivo, como ha sido mi caso. Y es que a veces a Chas parecía que le inquietara más que la dejaran embarazada porque tenía una edad, que encontrar el amor de su vida...
Y he aquí nuevamente otra experiencia positiva con una novela de Kristan Higgins, porque sus novelas, aunque siempre típicas y partiendo de la base predecible del romance, son frescas y dinámicas, con unos personajes vivaces y dolorosamente cercanos. Solo un chico más no supera, a mi parecer, a la inimitable Hasta que llegaste, pero desde luego me he reído a mandíbula batiente mientras me enamoraba poco a poco de Trevor, como era de esperar.