“Aunque nuestra pureza fuese tan vasta
como un diluvio otoñal que anegase los cielos
¿cómo podría compararse al halo
de una noche de primavera?
Hay muchas personas obsesionadas con la pureza
pero, por más que se pasen la vida barriendo,
jamás llegan a vaciar su mente”.
Keizan Zenji, Denkoroku (Crónicas de la transmisión de la luz), siglo XIII