Revista Psicología

¡Llegaron las vacaciones!

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
¡Llegaron las vacaciones!

A muchos padres les preocupa qué hacer con el tiempo libre de niños y adolescentes durante las vacaciones. Suelen darse dos tendencias: los que de algún modo se obsesionan con ocuparles el tiempo de manera productiva y los que no hacen nada en particular. De este modo tenemos niños y adolescentes sobre-ocupados en su período de descanso y otros que sin apenas supervisión, buscan por sí solos en qué emplear el tiempo, lo que puede conducir a actividades que directa o indirectamente conspiren contra el buen desarrollo.

Hay tres aspectos que no debiéramos perder de vista en el período vacacional:

1) El tiempo libre, como su nombre lo indica, implica libertad, espontaneidad, no cargarlos en exceso con nuevas obligaciones formativas, luego de todo un curso de deberes escolares. A los adultos suele preocuparles el aburrimiento de los niños, pero no tener nada que hacer es también necesario para bajar el ritmo y fomentar la creatividad. No es conveniente que cuando comience el nuevo curso escolar, el niño u adolescente tenga la sensación de que no tuvo descanso.

2) Toda actividad propuesta debe contar con el interés y la voluntad del niño. En tiempos en que contamos con buenas opciones, como las que ofrecen los cursos de veranos, los programas de "Rutas y Andares", tantos museos interesantes por descubrir, entre otras...las vacaciones son un momento ideal para aprovecharlas con racionalidad, sin excesos contraproducentes. Ciertamente no está nada mal enriquecer largas horas que pudieran ser destinadas en demasía a actividades poco beneficiosas. Cultivar el intelecto y el espíritu también son derechos de la infancia y nos toca a los adultos proveer las opciones para ello. Pero no perdamos de vista que también es un derecho importantísimo tomarlos en cuenta, ponerlos a elegir, a decidir acorde sus gustos e intereses. Cada actividad que se le proponga a un niño fuera del año escolar, debe contar con su consentimiento, ojalá incluso partiera en primer lugar de ellos mismos como protagonistas.

3) Es también un deber de los padres, estar pendientes de lo que hacen los niños y adolescentes con su tiempo libre. Bajo la consiga "que descansen y hagan lo que quieran" tampoco podemos irnos al extremo de no supervisarlos ni ofrecerles opciones favorables para su desarrollo. A descansar y disfrutar del tiempo libre también se aprende y nuestros consejos son decisivos. Se puede estar en casa y alternar entre video juegos o programa televisivos con leer algo ameno, jugar con amigos, ir a un parque cercano a practicar deportes, montar bicicletas o patinar, entre tantas otras. Las actividades grupales son siempre muy convenientes para fomentar también la socialización además del ocio. Pero no olvidemos que son infantes, que por ello requieren cuidados y protección. Que estén solos y contando con tiempo libre, puede conducir a situaciones negativas. Por ello, que no se accidenten ni incurran en acciones indebidas para la comunidad o para ellos mismos, es también responsabilidad de la familia.

Ciertamente, conciliar y encontrar el balance adecuado para el mejor provecho de las vacaciones escolares puede no ser tarea sencilla. El propio tiempo, libre de obligaciones laborales de los padres, es otra compleja variable a conjugar. Pero de cualquier modo es parte de nuestras responsabilidades. Algo primordial es valorarlo todo desde el niño o adolescente: ¿Cómo es, qué le gusta, qué quiere hacer? Son sus vacaciones y el bienestar de ellos pasa en primer lugar e ineludiblemente, por ellos mismos


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