Los bebés humanos necesitan -y piden- contacto materno. Necesitan el movimiento, necesitan el calor, necesitan el ritmo que encuentran en brazos de sus padres o de la persona maternante. Y no es algo que yo haya inventado, sino que ya lo han dicho y estudiado profesionales como Michel Odent y Laura Gutman.
Por eso es fundamental el tener al niño en brazos. Mucho tiempo. Todo el tiempo que sea posible. Y para ello, nada mejor que un portabebé. Los portabebés nos ayudan a cargar al niño, pegado al cuerpo, pero con la libertad de tener los manos libres para poder hacer otras tareas al mismo tiempo. Hay una gran variedad de portabebés: tipo pouch, de anillas o quepina, fular o rebozo, y mei tais.
Hernan con Joaqui en quepina, 8 meses.
Conocimos los portabebés cuando Joaqui tenía 4 meses, y en ese momento empezamos a usar con él un modelo de aros, también llamado quepina.Me resultaba muy util, sobre todo porque en aquella epoca aún no teníamos auto, y viajaba mucho en colectivo, y era una buena manera de llevar a Joaqui sin tener que subir y bajar con incómodos cochecitos, y poder sacar el dinero para pagar el boleto sin temor a que el niño se cayera. Sin embargo, si lo cargaba durante mucho tiempo me terminaba molestando un poco el cuello o el hombro del lado en que llevaba el peso del portabebés.
Emma a la espalda, 6 meses.
Con Emma, me hice un fular, con una tela tipo gabardina finita, de 4,50 mts. por 0,70 cm. Emma estuvo agarrada a mi cuerpo con el foulard durante sus primeros dos meses de vida, casi en forma permanente. Hacía todo con ella atada a mí: llevar y traer a Joaqui de la escuela, hacer las tareas de la casa, pasear...
Cuando fue un poco más grande la llevaba amarrada a mi espalda... casi siempre se quedaba dormida. Con Emma casi no usé el portabebés de anillas. Los motivos? Si bien la quepina es más facil de poner, ya que es una tela más corta y no hay que hacer nudos, sentía que el fular me daba mayor seguridad de que Emma no se caería, sobre todo teniendo en cuenta que, con otro niño pequeño, mi necesidad de tener las manos libres era mucho mayor que cuando Joaqui era bebé. Además, el fular es mucho más cómodo, ya que al ponerlo sobre ambos hombros el peso del bebé se distribuye mejor, y no hace doler ni la espalda ni el cuello. A Emma la porteé hasta casi los dos años, en que empezó a resultarle más interesante caminar y correr a mi lado que ir atada a mí.
La unica contra que le encontré a este fular hecho por mí fue que la tela no era lo suficientemente elástica y el largo del fular me resultó un poco corto para algunos nudos.
Mai en fular a la espalda, 4 meses.
Y como las necesidades cambian con los niños, con Mai estoy usando un nuevo fular artesanal, Ruka Kai, de jersey de algodón, que hace mi compañera de ACE, Noe Pedretti. Es más largo y más angosto que el mío. Y como la característica del fular es que si es más largo, es mayor la variedad de nudos que podés hacer, me está resultando mucho más práctico que el celeste de gabardina que yo me había hecho. El cochecito aún no ha sido usado ni una sola vez por Mai, y el portabebés de anillas está de forma permanente en el auto, por si es requerido de emergencia o si me olvido los fulares en casa.Emma, 2 años y 10 meses.
El fular de jersey de algodon se adapta mejor a mi cuerpo, y es más facil acomodarlo en las caderas y en los hombros, incluso para cargar a Emma, que ya tiene casi 3 años y 14 kilazos, y que cuando ve a su hermana porteada, quiere que la lleve a ella también.Mai tomando teta en el zoo, 4 meses.
También estoy más canchera que antes, y me doy más maña tanto para hacer los nudos como para ingeniarmelas en poner a Mai en distintas posiciones con un nudo ya hecho, por ejemplo para amamantarla mientras paseamos.
Hace poco vi una foto de Soy Mamá Canguro porteando a una de sus hijas en fular adelante, y a su otra hija, más grande, en mei tai, en la espalda, así que queda en mi lista de pendientes comprar un mei tai y contarles que tal la experiencia de portear de a dos!!
Emma porteando a su bebé.
Pero sin duda lo mejor de todo, es que Emma me pida un fular para portear a sus muñecas.
Ojalá que esto que este ejemplo que está recibiendo en casa, de que un bebé necesita, antes que nada, estar en brazos de su mamá, no lo olvide nunca...