Si quieres una escapada de enoturismo diferente, empápate de historia con Llopart.
Hasta hace poco, Llopart era, junto a Codorniu, la única bodega que queda de antes de la filoxera que seguía elaborando cava en el Penedès. De hecho, su primera botella data de 1887. Sin embargo, su actividad vinícola es anterior. Existen documentos fechados en 1385 en los que ya se nombran las viñas y a Bernardus Leopardi.
Perdemos la cuenta de la cantidad de generaciones que han trabajado en Llopart. Tampoco sabemos como sería ese trabajo hace 500 años, pero si podemos imaginar el sacrificio y la dedicación que han tenido durante los últimos. La mejor forma de saberlo es dejar que ellos mismos nos lo expliquen.
Llopart remodeló la bodega actual en 1996. Hace unos 4 años, reformaron su zona de visitas, incluyendo la zona de catas llamada Ex Vite y la tienda. De esta forma se facilita mucho más al visitante la información sobre los espumosos catados.
Las inversiones no se limitaron solo a la bodega, sino que se extendieron también a la viña. De las 50 hectáreas que tenían han ido ampliando hasta conseguir las 95 hectáreas actuales, con previsión de cultivar más.
Con estilo chateau francés, la viña rodea la casa resultando un lugar recogido y familiar. Su ubicación, además, resulta privilegiada para el enoturismo por su cercanía a Barcelona. Las vistas de Llopart en un día claro, permiten ver El Pirineo, además de regalar una vista de Montserrat perfecta.
Sus viñas están en una zona alta, a un promedio de 350 metros sobre el nivel del mar, una zona elevada para la zona del Penedès. Están Repartidas en parcelas pequeñas y aún conservan viñas viejas de más de 80 años. Principalmente encontraremos macabeu, xarel.lo y parellada, aunque también variedades tintas como la monastrell o la garnacha.
Llopart se amolda a las necesidades del cliente y ofrece desde una visita estándar hasta visitas especiales que pueden incluir coches vinage, carruajes con caballos y hasta subir en globo.
En estas visitas se verán parte de sus instalaciones. Por ejempo, su masia del siglo XIV con estructura típica catalana que se ha mantenido lo más auténtica posible y que puede reservarse para comidas de grupos privados. Parte de la visita se realizará en el exterior, en el viñedo. Incluso puede pedirse también un almuerzo al aire libre.
Actualmete su público visitante se reparte prácticamente al 50% entre turistas y nacionales. Respecto a los extranjeros, los americanos y los canadienses son los que más les visitan.
En los últimos años, Llopart ha sido más visible, más activa. De esta forma ha logrado impulsar su producto y sus visitas. Este impulso se ha traducido en la consolidación de una marca que se relaciona con cava, con tradición, con familia y con historia. Ahora ha salido de la denominación de origen para apoyar pasarse al sello Corpinnat.
¿Qué busca el visitante? muchos de ellos buscan familiaridad, cercanía, un gesto humano… Si es así, en Llopart lo encontrarán. Una visita en la que los guías serán miembros de la familia que a diario luchan por un legado. Incluso con algo de suerte, en algún momento de la visita quizá se acerque a saludar el Sr. Pere Llopart i Vilarós, quién con 89 años de edad, sigue al pie del cañón y emociona a cualquiera que pueda conocerlo.
Respecto a su gama, cabe destacar los que hasta ahora eran sus dos “Cavas de Paratge”. Llopart Original 1887, Brut Nature que conserva la etiqueta original elaborado con un coupage de parellada, macabeu y xarel.lo y Llopart Ex Vite, Brut con coupage de xarel.lo y macabeu.
Todos sus espumosos son ecológicos desde la cosecha de 2013 aunque, al trabajar con largas crianzas, podemos encontrar alguna botella en el mercado de antes de la certificación.
Visitar Llopart es empaparse de una historia familiar ligada a la tierra del Penedès. Y lo mejor es conocerlo por boca de la misma familia que nos recibirán siempre con una sonrisa.