Lo contrario del amor no es el odio, sino la exigencia. Esta frase está cambiada al final, en vez de indiferencia he puesto exigencia puesto que es una de las causas principales de que se termine cualquier amor.
Cuánto más exigimos menos aceptamos a la otra persona y cuanto menos aceptamos menos amor demostramos. Esto de aceptar no es comprendido por mucha gente, puesto que hay quienes piensan que aceptar, significa “aguantar con lo que no me gusta del otro”, pero no es así. Aceptar significa que observo y veo como eres y no te exijo que cambies. Y si no me gusta como eres pues ya está en mí la decisión de quedarme o marcharme.
Pero lo que solemos hacer ¿que es?. Conozco a alguien, empiezo a descubrirlo y voy comparándolo con mi ideal de pareja. Todo aquello que se aleje de lo que tengo en mi mente de cómo debería ser una persona que me quiere, lo rechazo y empiezo a exigir que se parezca.
Esta situación desencadena en miles de conflictos que terminarán destruyendo la relación, o por lo menos creando entre los dos miembros una montaña de reproches casi insalvable.
Cuanto más estoy pendiente de la actitud del otro, menos tiempo dedico a mi vida y a mi misma.
Esto no sólo ocurre con las parejas, también con los amigos, los vecinos y con toda persona que no actúe como yo quisiera; en vez de aceptar a las personas como son y enfocarnos en nuestra vida y en nuestros proyectos; nos centramos en “quejarnos” y en cómo son los otros y en cómo nos tratan. He conocido personas muy motivadas por proyectos interesantísimos y debido a la actitud de alguien han terminado por abandonarlo. Es una lástima, que la actitud de los demás nos haga alejarnos de nuestros sueños. El amor a uno mismo trae consigo aceptar la vida, el mundo y a los demás.
Deja de exigir a los demás, tu vida te está esperando.
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