- … pues a mi me pasó una cosa con un curandero de estos increíble.
- Pero ¿cómo acabaste con uno de esos? Menuda pérdida de tiempo y dinero, ¿no?
- Espera, espera, que la cosa tuvo miga.
- Pues venga, cuenta lo que pasó.
- El caso es que llego allí y el tipo se presenta como médico. Era un francés, al parecer, y tenía un título en homeopatía y no sé que más cosas.
- Esto ya pinta raro. Sigue.
- Entro en la consulta y me dice que me coloque en la camilla. Antes me tuve que sacar los pantalones.
- Ya.
- Entonces el tipo comienza a tocarme la pierna que tenía el dolor y después de eso saca unas agujas y las comienza a clavar en el pie.
- …
- Luego el hombre me coloca un cristal sobre la pierna que me dolía y me lo pega con un esparadrapo en la pierna.
- ¿Pero cómo que un cristal?
- Sí, como cuarzo o algo así, un mineral, vamos. Y eso, que me lo dejó pegado durante toda la consulta con un esparadrapo a la pierna.
- …
- Y después me puso la manos sobre la pierna, pero a una distancia de unos centímetros de ella, sin tocarla.
- ¿Y que pasó?
- El caso es que había estado yendo tres meses a sesiones con un traumatólogo y un fisioterapeuta, y no había notado mejoría. Tenía ese dolor que no se iba. Y esta vez, ese dolor desapareció de golpe.
- Que cosa, ¿no? Vas tres meses a tratamientos que sí han demostrado que funcionan y una hora a un curandero y atribuyes la curación al último … ¿No piensas que los tres meses de tratamiento han tenido algo que ver? ¿O que de alguna manera te has sugestionado? ¿Has vuelto al traumatólogo para asegurarte de que la lesión ha desaparecido?
- Oye, yo tampoco creo en eso, pero eso es lo que me pasó y a mi me funcionó. Nunca más me dolió.
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