Lo 'online' está de moda

Ya le estaba dando vueltas al tema desde hace tiempo, pero esto ha sido el acabóse. Cito textualmente al señor Frank Gibeau, ejecutivo de EA, hablando sobre el “single player” de Battlefield 3: “El modo individual es importante. Es una gran forma de introducir a los aficionados en la experiencia y de entrenarlos para el multijugador”

Vale. Que internet ha llegado a formar parte de nuestra vida cotidiana es algo obvio para casi todos, y esto incluye que haya llegado también a formar parte del mundo de los videjuegos. Pero… ¿Desde cuándo se ha vuelto el aspecto MÁS importante? Parece que últimamente un juego no es bueno si no tiene multijugador online. ¿Acaso tenían online The Legend of Zelda: Ocarina of Time, Metal Gear: Solid o Super Mario 64? Y yo aún sigo pensando, a día de hoy, que no han sido superados por ningún otro título en cuanto a diversión y disfrute.

Me siento todo un abuelo (de veintidós años) recordando lo que disfrutaba con las campañas individuales de auténticos juegazos de todo tipo. Sí, yo, en mi casa, jugando conmigo mismo y con nadie más. Y no digo que el multijugador esté de más, todo lo contrario, también me siento así cuando recuerdo aquellas mañanas de instituto que nos pelábamos las clases para ir a jugar al pro a casa de un colega. O esas noches, cuando mis padres se iban de viaje, que se venían mis amigos y nos pasábamos horas y horas jugando al Goldeneye y al Mario Kart en mi inmortal Nintendo 64.

¿Qué ha pasado con todo esto?

Al principio de tener la ps3, quedaba anonadado cada vez que le daba la vuelta a la caja de un juego de coches y veía que no tenía multijugador local, sólo en red. Y no eran pocas veces, busqué y busqué hasta encontrar el Burnout Paradise, que decía que había cabida para dos en una consola. “Bendito Burnout” pensé. Mi gozo en un pozo cuando vi que no era así. Ni las propias cajas de los videojuegos se lo creían.

Está claro que hay excepciones, como Batman: Arkham Asylum o su reciente secuela, Red Dead Redemption, Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots, Shadows of the Damned… campañas que han sido hechas para ser disfrutadas. Juegos hechos para divertir y sorprender aunque los juegues tú solo. Algunos tienen online, sí, pero éste es un simple añadido para hacer que el juego dure más en nuestra consola, y que nos puede gustar más o menos sin ser el atractivo principal del título. También están los Motorstorm: Apocalypse y Pacific Rift, Modern Warfare 2, Resident Evil 5… menudas partidazas a pantalla partida. Con contacto humano de verdad. Pero poco a poco esto va desapareciendo, y parece que los videojuegos van a convertirse en algo que tan sólo podremos disfrutar a través de internet.

Que sí, que las redes sociales y tal están muy bien para quienes les gusten. Pero los videojuegos no son redes sociales. Los hay que están hechos para jugar a través de internet, cuyo género empieza por las siglas “MMO” (Massive Multiplayer Online), que sabes que están centrados en eso, y si te los compras es porque quieres jugar así. Pero entonces que incluyan en este género a todos aquellos que son desarrollados pensando en el online. A mí no me importa si quieren hacer un juego orientado al multijugador en red, pero que me avisen. Porque si en lugar de llamarse simplemente Battlefield 3 , se llamase “Battlefield 3 Online (con modo entrenamiento)”, pues seguramente me lo habría pensado más a la hora de comprarlo.

¿Y si lo que quiero es jugar a un modo individual decente? ¿Qué pasa si quiero jugar con amigos (de verdad) en mi casa compartiendo la misma consola?

Eso no es lo que se lleva, ¿No?. Ahora está de moda lo “social” (a través de internet, no en persona por favor, ¿en qué siglo vives?), myspace, facebook, tuenti, google+, tumblr…

¿Es que me estoy haciendo mayor? ¿Ya no estoy a la última? ¿O es que simplemente tengo claro que quiero jugar a lo que me gusta, como me gusta y con quien me apetezca?

¿Qué pasa si no quiero jugar a lo que me dicen que tengo que jugar?

Nada. Porque pertenezco a esa minoría de personas que sabemos lo que queremos. Y eso es algo que la sociedad moderna tiende a evitar.