Revista Belleza

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

Por Envuelta En Crema @Envueltaencrema
Esta entrada la escribí estando embarazada. Mi bebé está en el mundo desde hace casi cuatro meses y ahora comprendo muchas cosas... otras no.

Cada embarazo es diferente y esta es mi experiencia personal. La mía y solo mía. Y no tiene que coincidir con ninguna otra. 
Nunca fui una persona a la que le atrajeran los niños, para qué negarlo. Mi falta de interés durante toda mi vida era tal que cuando le dije a Mamá Envuelta en Crema que ella iba a ser abuela no salía de su asombro: "¿Tú?". Me conocía de sobra y sabía que el trato con los niños no era lo mío. ¿El motivo? Lo desconozco, pero era la realidad y el mundo en general preguntaba que cuándo el Señor Untado en Crema y yo íbamos a tener hijos. Dándolo por hecho, preguntando sin tapujos y sin comprender cómo era posible que no estuviéramos empujando un carro al son de un sonajero(Ahora que mi bebé está en el mundo resulta que el sonajero es lo que a día de hoy menos uso). Eso sí, una vez que el bebé ya estaba en camino el mundo preguntaba si era deseado o un error... Para nada me sentó mal, puesto que había renegado de la maternidad desde que aprendí a hablar. (Ahora el mundo entero me pregunta que cuándo le vamos a dar un hermanito).
1) SENTIMIENTO MATERNAL, ¿ESO QUÉ ES?
2) LA GRAN DECISIÓN 
3) ASÍ SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA
4) UNA ALUBIA CON LATIDO
5) SÍNTOMAS QUE TE DEJAN KO 
6) RENUNCIO A...
7) TRANSFÓRMATE EN NIÑA
8) MOMENTO BONITO, ¡TE ENCONTRÉ!
9) ¿DEPRESIÓN? ¿ANTOJOS? ¿Y MORFEO?
10) 37 SEMANAS Y MEDIA... NO TE CONFÍES (preeclampsia)
11) ¿EL EMBARAZO SE OLVIDA?
12) ¿QUÉ NO OLVIDO?

1) SENTIMIENTO MATERNAL, ¿ESO QUÉ ES?El caso es que lo veía como algo lejano o como algo que tampoco tenía que pasarme a mí, porque era una opción. Si llegaba el momento, quizás sí me hubiera tirado a la piscina pero ese momento jamás llegaba. Es entonces aprendes que el momento no llega, sino que se crea y para ello tienes que poner de tu parte. (Ahora que mi bebé está en el mundo me uno a todas aquellas parejas que aseguran que deberían haberlo hecho antes). Y quizás el paso del tiempo tenga mucho que ver en esto o bien el responsable sea el sentimiento maternal.

Sentimiento maternal... mis amigas me contaban lo que era y lo buscaba en mí, pero yo no lo encontraba. Me preguntaba: ¿eso cuándo llega? ¿se compra? ¿o viene de regalo en las canastillas de bebés? Si tenía que esperar a tener sentimiento maternal, íbamos a seguir los dos solos. (Ahora que mi bebé está en el mundo te puedo decir que a mí me vino en el cuarto mes de embarazo de manera "ficticia" y totalmente real en el mismo momento en que me pusieron al bebé encima... era de color morado y estaba hinchada la pobrecita mía, pero le dije que la iba a querer toda la vida).

Y si me ponía a pensarlo, nunca iba a ser buen momento para dejar de pensar en mí misma porque nunca sabes el tipo de embarazo que te va a tocar tener hasta que estás metida de lleno. Puede sonar egoísta pero toda persona sin hijos vive para su body (ahora que mi bebé está en el mundo he aprendido que el "body" es ropa y que es tremendamente útil). Sí, también para la pareja, para la familia y los amigos, pero en resumen, para tu propio cuerpo, sin tener que dormir con un ojo abierto y sin vivir eternamente preocupada. En concreto, es ese cuerpo que intentas mantener esbelto y que de repente ves cómo muta. ¿Suena superficial? Puede, pero es la realidad que se vive mientras no se tiene hijos y hay que estar preparada para lo que se avecina. (Mi bebé no es un problema, pero mi cuerpo no es el de antes... eso sí te lo digo. Y me miro la barriga preguntándome si no habrá alguien más ahí dentro porque tanto no como).Más allá del cuerpo, sabía de sobra que un bebé cambiaba la vida y esa nueva vida que llevaban mis amigas y conocidas no es que me encantara. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que sí me gusta... No concibo la vida sin ella y no comprendo cómo era de esa manera... eso sí, entiendo a la perfección a aquellas personas que no soportan a los niños y no les exijo que tengan que ver a Baby cremosita... aunque es un bebé muy cuqui ;-) ). 

Siempre recuerdo las caras de las parejas por la calle con el carro y su hijo... rara vez iban felices, al menos en apariencia. Detrás de esos rostros seguro que había mucho más que lo visible e imposible de exteriorizar, y al final lo que se les notaría era la falta de sueño. No se les puede prejuzgar, pero era lo que veía y menos me atraía la idea. (Mi bebé ya está en el mundo y ahora los entiendo... puede haber cansancio, opiniones gratuitas y comentarios que te persiguen y que ya ni sabes cómo contrarrestar, gestos que no acaban de agradarte...).

De cualquier manera, aquello de la maternidad no me parecía atractivo, nunca fui de cuidar de muñecos al estilo mami (sentí siempre auténtico rechazo por el famoso Baby feber y su cambiador de pañales porque yo con cinco años no me veía esclava de un trozo de plástico con necesidades) y el olor a Nenuco, menos todavía (nunca lo he soportado, aunque tiene muchos adeptos), por lo que quizás aquello de la maternidad no era para mí. (Ahora que mi bebé está en el mundo te digo que cambiar un pañal no es para tanto, aunque sigo sin soportar el olor a Nenuco).

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

En este viaje a Polonia Baby Cremosita ya crecía en mi interior


2) LA GRAN DECISIÓN 

El caso es que el Señor Untado en Crema, a pesar de todo, después de tanto tiempo juntos habíamos hablado en más de una ocasión sobre el tema y los dos sudábamos. Tampoco es que los niños, que no tienen culpa de nada, le gustaran... Así que era un empate. Lo que sí teníamos claro es que queríamos tener familia por lo que en algún momento nos teníamos que decidir. Mientras, lo alargábamos en el tiempo todo lo posible, aunque algo nos decía que si no lo hacíamos, con 50 años nos arrepentiríamos de ello. Y ya no habría vuelta atrás. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que es la mejor decisión que hemos tomado).

Sé que hay mucha gente que piensa como yo pero es políticamente incorrecto decirlo porque como somos mujeres debemos estar programadas para parir  (ahora que mi bebé está en el mundo tengo fundamento para decir que ojalá yo hubiera sido el hombre) y también está feo pensar en una misma, quejarse (si te preguntan cómo estás tampoco puedes decir que mal o regular porque eres una "quejica" que no aguanta nada) u opinar (claro, para qué vas a opinar si el mundo ya se encarga de ello... pues yo opino porque sí, porque el dolor duele y no por tener que soportarlo soy más fuerte ni mejor que los demás). Queda mejor decir qué bien que estoy embarazada y aguantar el tirón, porque el embarazo, aunque se lleve mal, es precioso y, además, ¡qué pensarán los demás! Diferente es lo que se pueda sentir cuando ya tienes al bebé entre los brazos y le miras la cara, pero el embarazo es antes del nacimiento. Y se confunden ambos términos. Yo hablo de mi embarazo sin culpar de nada al bebé.
3) ASÍ SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA

Y después de todas esas dudas y de todos los inconvenientes que pensábamos que tenía el ser padres, decidimos dejarlos de lado y ese momento llegó. El pasado agosto de 2016 me quedaba menos de un mes para cumplir los 35 y, sinceramente, pensábamos que era pronto pero era ahora o nunca, porque mientras aquello "cuajaba" podían pasar años y estaría más cerca de los 40. ¿Y si alguno era estéril? ¿y si éramos incompatibles?

Pues bien, al par de semanas ambos nos fuimos de vacaciones e hicimos una ruta maravillosa por Polonia, República Checa y Alemania. No sé ni cuántos kilómetros hicimos en coche ni sabíamos que ya nos íbamos a despedir de nuestros viajes... Aunque me sentía bien, lo cierto es que mi piel mixta se transformó en grasa, el pecho creció más de la cuenta y la regla no llegaba, pero los dolores menstruales no me abandonaban. A esto había que sumarle que toda la comida me sentaba muy bien, cuando yo tengo serios problemas de estómago porque soy intolerante a la lactosa (y prácticamente todo tiene trazas). Y el remate: no podía ni andar del cansancio aunque hubiera dormido mucho y estuviera recién levantada por la mañana. Como es lógico nos pasamos el viaje pensando en que íbamos a ser tres. No sabíamos qué cara poner porque era muy nuevo para nosotros y,aunque no estaba confirmado, yo notaba que algo pasaba.4) UNA ALUBIA CON LATIDOA las dos semanas volvimos a Sevilla y nos fuimos unos días a la playa antes de reincorporarnos al trabajo. Y ahí empezó mi gran pesadilla... empecé a tener tantos mareos (hasta sentada y acostada, e incluso con los ojos cerrados) y a vomitar como si no hubiera mañana. Esos síntomas eran tan persistentes que no los podía soportar. (Ahora lo pienso y quiero llorar... pero miro a Baby cremosita y se me pone cara de tonta). La parte buena era que la piel la tenía preciosa y el pelo suelto y sedoso.

Cuando fui al médico no hubo duda: embarazo positivo. Y ya había un saquito de un mes con forma de alubia y con latido. Shock. Así de claro. Buscado y deseado pero, la gracia es que me tocaba parir, algo que al pensarlo me aterraba porque no me veía siendo capaz de sobrevivir.

¿Tan fácil? ¿tan pronto? ¿no se tardaba más tiempo? (ahora que mi bebé está en el mundo y he conocido a parejas deseando ser padres y no pueden cumplir su sueño, me doy cuenta de que la vida es muy injusta en muchos sentidos) ¿y si la leyenda contaba que el embarazo era tan bonito y en realidad es un estado fisiológico, y no una enfermedad, por qué motivo me sentía tan enferma? ¿por qué no me sentía como las fotos de las embarazadas a las que se les veía tan felices pintando las paredes del cuarto del bebé en rosa o azul? ¿por qué me parecía todo tan nuevo? (ahora que mi bebé está en el mundo todo me parece muy normal y me refiero a ello en pasado, como si hubieran pasado años y fue hace cuatro meses). Hablo de mí, pero la cara del Señor Untado en Crema era para verla. ¿Ilusionado? Sí, pero con la misma incertidumbre que yo y sin saber qué hacer al verme tan mal. 

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

Baby Cremosita es la manchita negra del centro :-) Su primera ecografía



5) SÍNTOMAS QUE TE DEJAN KO 

A partir de ese segundo mes mi vida fue una auténtica pesadilla. Siempre se habla de los síntomas "normales" del embarazo pero los míos iban más allá. ¿Era porque yo pensaba que estaba peor que el resto de las embarazadas del mundo? Según el médico, no.

Normalmente se tienen algunos síntomas durante los tres primeros meses pero, en mi caso, era imposible estar contenta teniendo que ir cada vez por tres en urgencias, viviendo pegada a las famosas pastillas Cariban para cortar el vómito (aunque realmente son para el insomnio por lo que estaba adormilada durante todo el día) y con mareos de los de verdad (hasta entonces no conocí el verdadero significado de la palabra "mareo"). Me llegaron a inyectar un fármaco que le ponen a los enfermos oncológicos después de la quimioterapia para mitigar las náuseas... eso sí me hacía más efecto, pero no estaba permitido para llevar a casa.


Solo hay que imaginarse con fatiga durante las 24 horas (más soportables por las mañanas), náuseas (al enjuagarte la boca, al oler cualquier cosa que hasta la fecha te agradaba), acidez, reflujo, vómitos continuos (y no por evacuar te quedas bien, sino que sientes que mueres y vuelves a vomitar)... así durante ocho meses (digo 8 meses y no 9, porque el primer mes no estuve así).

Los olores se convirtieron en algo que me perseguía (porque estando embarazada se intensifican más llegando a ser sofocantes) y, para colmos, me hacían vomitar más. No soportaba los típicos olores fétidos, pero tampoco los de la comida; le cogí asco al pescado hasta tal punto de que me enfermara que alguien se comiera una gamba a mi lado (ahora que mi bebé está en el mundo vuelvo a comer gambas con la misma rapidez que las pipas)y hasta me molestaban los aromas de cosméticos y perfumes que usaba siempre. 

Me miraba al espejo y me decía: "¿desde cuándo eres tan delicadita?". No es que lo fuera, es que el embarazo es así. Quería luchar contra mi nueva situación pero era imposible. 

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

La historia de este patito te la conté en mi cuenta de Instagram



6) RENUNCIO A...

A partir ese segundo mes del que hablaba ya renuncié a mi vida normal. Las fuerzas eran para trabajar y cuando acababa, no podía permitirme el lujo de salir (las cenas navideñas también se vieron afectadas), acudir a clases de lo que me gustara, hacer deporte... nada de nada. Ni responder a una llamada telefónica o contestar por Whatsapp. Era como una planta mustia y con los ojos cerrados que se encerraba en el baño por pura obligación (y del baño al sofá o la cama). 
¿Por qué? Vomitaba sin parar, me sentía enferma y para una persona activa y acostumbrada a hacer muchas cosas durante el día era como cortarle las alas y dejarla agonizando en una jaula. Pasaban los días y nada cambiaba... y desde octubre hasta el final, igual. Pisaba muy poco la calle y siendo muy prudente.

Y el gran problema era tener que vivir en un mundo donde no existe ni la empatía necesaria ni el sentido común para imaginar cómo se encuentra una embarazada... 


Después, me pasé los meses huyendo literalmente de las personas resfriadas porque resfriado que pillaba, resfriado que me duraba tres semanas. Y eran tres semanas con la nariz entaponada y ahogada en mocos, pasando las noches en vela y sintiéndome aún peor. Así de claro. El agua de mar para las fosas nasales no hace nada y el paracetamol menos si se compara con el prohibido ibuprofeno. (Ahora que mi bebé está en el mundo me tomo un ibuprofeno cuando quiero, porque ya sufrí bastante).

Dolor que tuviera, dolor que añadía a mi mochila. Porque claro, creo que durante el embarazo te permiten, como mucho, respirar. Pero hay mil componentes que pueden atravesar la placenta.

Sentía envidia por aquellos testimonios de quienes me habían asegurado que habían tenido un embarazo maravilloso donde solo sentían amor y ningún dolor ni malestar. A mí no me faltaba actitud desde luego, lo que me faltaba era salud (por llamarlo de alguna manera porque no tenía enfermedad adicional) pero, después de todo, las cosas iban bien dentro de mi vientre y mi pesadilla no era una enfermedad mortal ni tenía que pasarme meses ingresada y postrada en una cama (porque eso también te puede pasar). Tenía que estar hasta agradecida porque el bebé seguía adelante. (Muchos otros bebés se quedan en el camino y es muy injusto).


7) TRANSFÓRMATE EN NIÑA
Entre tanta pena, mi gran ilusión -independientemente de que el bebé naciera sano- era que fuera niña. Sí, da igual el sexo pero era mi deseo porque me encanta la relación que tengo con Mamá Envuelta en Crema. Así que cuando conseguía abrir un ojo me miraba la barriga y le decía: "transfórmate en niña".

Primero me dijeron que tenía pinta de niño, luego que por la forma podía ser niña y después... Cuando ya me iban a decir el sexo definitivo del bebé, en la pantalla del ecógrafo nada más que veía prolongaciones. En cuestión de segundos acepté que era un niño y no pasaba nada, sería igualmente feliz. Había aceptado la "derrota" (por llamarlo de alguna manera) y ya está, con alegría porque, tal y como decía Mamá Envuelta en Crema, "a su casa venía". Pero entonces el ginecólogo, finalmente, dijo que era niña. Y yo no podía estar más contenta, ¡Baby Cremosita estaba en camino!

A partir de ese momento, cuando ya podía pensar en un nombre y todo estaba más claro, aunque seguía "enferma" mi relación con la barriga se volvió mucho más estrecha. Y no digo que fuera sentimiento maternal (¿o sí? ni idea) pero los pocos gramos que pesaba la niña ya me absorbieron el cerebro. También tengo que señalar el baile hormonal que recorría mi cuerpo... pero ya era otra historia.

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8) MOMENTO BONITO, ¡TE ENCONTRÉ!
Entre tanto, me parecía mentira encontrar ese momento bonito con la barriga porque después de pasarme las horas en el cuarto de baño la verdad es que me quedaban ganas de muy poco. Y acostarme... un suplicio. Por no hablar de las visitas al ginecólogo y de la cantidad de pruebas y análisis por las que hay que pasar (nunca había ido tantas veces al médico en mi vida, y te aseguro que es duro terminar las curvas de la glucosa si se vomita a la vez). 

Cuando empezó a moverse me chocaba porque... ¿algo moviéndose dentro de mí? (como si te tragas una rana). Pero se le coge cariño (menos mal, estarás pensando).

A los cuatro meses se notaban pequeños golpes. Pobrecita, qué poquita fuerza tenía. Y a partir del sexto mes ya me hacía daño... y en las últimas semanas los golpes me dejaban sin respiración. Como si me despegara la carne de las costillas (no es que sea bruta o exagerada, sino que era lo que sentía)

Entonces miraba atrás en el tiempo y echaba un ojo a esa primera ecografía donde, por ver algo, veía una alubia y esa alubia ya me generaba sentimientos

Aparte, cuando tenía unas horas en las que me encontraba medio bien hacía compras para el bebé. Y otras veces aprovechaba cuando salía de trabajar y pasaba de vuelta a casa por delante de alguna tienda. Entraba veinte minutos y a casa a seguir "enferma" pero con optimismo, porque era la única manera de que Baby cremosita tuviera todo lo necesario cuando llegara a casa.

9) ¿DEPRESIÓN? ¿ANTOJOS? ¿Y MORFEO?

Llegué al tercer trimestre y me preguntaba: ¿el llanto diario del que hablan las embarazadas dónde está? ¿Y los antojos? Me podían apetecer cosas, pero el Señor Untado en Crema nunca salió a las dos de la mañana a comprarme un helado. ¿Y eso del sueño plácido? Salvo dos semanas en el tercer trimestre que me moría por dormir una siesta y el tiempo que me costó acostumbrarme al Cariban (al principio), lo de dormir a pierna suelta no supe lo que era.

En el tercer trimestre los dolores de espalda de verdad, que llegaban hasta la pierna, ya hacían acto de presencia ("mira esa coja", pensarían por la calle), las noches en vela, seguían algunos mareos, tenía acidez, pesaba más, me sentía torpe en cuanto al movimiento... No es que hubiera llegado el camino de rosas pero, sinceramente, lo firmaba porque seguía vomitando a diario pero en momentos puntuales me sentía mejor. Aquello era suficiente para mí después de los meses que había pasado. Sin embargo, mi mayor deseo era que la niña naciera bien y por fin dejar de estar embarazada. (Ahora que mi bebé está en el mundo te aseguro que ni me ha gustado estar embarazada, ni lo echo de menos y que es la etapa más... ni sabría calificarla, por la que he pasado. ¿Triste decir esto? Puede, pero es la realidad. Sí tengo que decir que mi bebé me encanta, es el amor de mi vida y me hace feliz pero el trámite no me agrada).

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10) 37 SEMANAS Y MEDIA... NO TE CONFÍES
En la semana 35 me hicieron los últimos análisis y todo iba bien. Ya solo quedaba esperar y estaba en la recta final. Cada vez quedaba menos... (aunque a mí me seguía pareciendo una eternidad).

El caso fue que se demostró que Baby cremosita y yo tenemos un ángel de la guarda que nos vigila de cerca porque hubo una médico de familia que, cuando ya no tocaban más análisis de ningún tipo por protocolo, se dio cuenta de que algo no marchaba bien con tan solo mirarme. Sí, se dio cuenta cuando el ginecólogo que llevaba mi embarazo me decía que todas las parturientas se hinchaban y que no me preocupara (estaba hinchada, sí, pero no era brutal). Pero es que de repente, resultaba que, tras hacerme unos análisis de urgencias, tenía preeclampsia y si no quería terminar en eclampsia (algo que aparece en todas las lecturas durante el embarazo y que deseas que no te pase porque puedes terminar borrada del mapa), la niña tenía que nacer antes de tiempo.

En la exploración ginecológica me iniciaron el parto (separación de membranas) y me dieron cita para inducirme el parto para cinco días después. Durante ese tiempo tenía que tener cuidado, porque la bolsa podía romperse y ponerme de parto, por lo que tenía prohibido estar muy lejos de casa (era una especie de arresto domiciliario pero pudiendo salir por los alrededores). 

Después de todo esto, como para pronunciar la frase de algunas amigas que me dicen que les encantaría vivir embarazadas, cuando mi frase era: "y ahora cómo salgo de esta".

Esos días fueron difíciles, dormía menos aún e hicieron que me planteara muchas cosas. Tenía que mantener la calma porque es lo que recomiendan en este tipo de complicaciones, así que decidí no hablar del tema. Tenía que estar tranquila en casa, acompañada de mi colección de síntomas, de la incertidumbre y de un tensiómetro. Esa fue la tarea principal que me mandaron, que me controlara la tensión. Solo me quedaba no darle importancia al diagnóstico, pasar de la proteinuria (total, es algo que no se veía) y confiar en que todo saldría bien. 


Lo que viene después es:

- un parto programado a las 38 semanas y media muy inhumano y nada respetado, y no es que yo quisiera parir en un charco en medio de un bosque, pero hay cosas que no se pueden consentir 

un postparto doloroso e incómodo (en muchos sentidos) que no le deseo ni a mi peor enemigo 

- una lista interminable de opinólogos y de frases "perla" (ahora comprendo todo lo que me han contado durante años mis amigas que son mamás y se quedan cortas...)

- un cambio de 180 grados en mi manera de pensar... mi prioridad es ahora Baby cremosita 

- un agradecimiento eterno porque hoy Baby cremosita y yo estamos bien. Eso es lo que importa. Lo sé. Y es con lo que me quedo, pero si me baso en eso no te cuento mi experiencia y no habría post ;-)

De todo esto podría decir mucho más, pero no entran en el embarazo y darían para otro (u otros) post. Y tampoco sé si te interesaría.

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

11) ¿EL EMBARAZO SE OLVIDA?
Dicen que la mujer es capaz de olvidar todo lo pasado durante el embarazo. A mí, de momento, no se me olvida y me aterra verme de nuevo en esa piel.

¿Ha merecido la pena? Te digo un sí rotundo

¿Podría haber sido peor? Claro que sí. Siempre hay algo mejor y algo peor.

¿Volvería a pasar por lo mismo? Sí, porque mi bebé es mi mayor tesoro. Y también porque cuando ya se ha pasado por ahí, lo puedes sobrellevar de otra manera (ya sabes a ciencia cierta cuál es la recompensa) y sabes que son 40 semanas y que, aunque parecen no tener fin, desde luego que termina.

También le das valor a esa frase que te decía la gente: "ya mismo tienes a tu bebé en tus brazos y te mirará". Ahora sé qué significa eso. Antes no sabía qué era querer como lo hago ahora y no valoraba a un ser humano en miniatura mirándote con los ojos como platos al mismo tiempo que hace pompitas con la boca. Y ahora sé cuánto me quiere Mamá Envuelta en Crema (bueno, me quería porqueahora que ha nacido mi bebé, Mamá Envuelta en Crema dice que es su bebé y cuando la veo entrar por la puerta a veces se le olvida saludarme :-) )

Antes el parto me daba pánico y la intención era salir viva de él. Ahora lo concebiría de otra forma, como esa cita a ciegas de la que tantas madres hablan. Lo viviría como un: "te estaba esperando y por fin estás aquí".

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

12) ¿QUÉ NO OLVIDO?
- La soledad e incomprensión. Sí, claro que me llegué a sentir así. 
- El cariño de la matrona. La llevo en el corazón porque supo ponerse en mi piel... su consulta era de los pocos sitios donde encontraba comprensión y no es que yo fuera llorando por las esquinas. Lo llevaba por dentro, pero cuando ella me hablaba encontraba algo que necesitaba.

- Las embarazadas y mamás que conocía en pasillos y ascensores, y ya no volvía a ver más. La barriga de embarazada es un reclamo para iniciar conversaciones y coincidí con todas las que odiaban estar o haber estado embarazadas. Eran momentos en los que me sentía arropada porque mi entorno había tenido embarazos idílicos.

- La mutación corporal (impacta) y el dolor de ombligo cuando se estiró (pensaba que se iba a romper, aunque por fortuna nunca se salió).


- A todas aquellas personas desconocidas que te prestaban su ayuda cuando ibas por la calle con tamaño de una mesa camilla y tambaleándote más que un paso de semana santa.
- A la médico de familia que nos salvó. Si no llega a darse cuenta de la preeclampsia no quiero saber qué podría haber pasado.

- A los sanitarios que me asistieron en el parto... me pregunto  dónde dejaron el juramento hipocrático. 

- La primera vez que vi a Baby cremosita y me puso un pie delante de la cara... sin palabras. Le toco los pies a diario porque me encantan :-)


- Cómo se ha portado Mamá Envuelta en Crema conmigo durante el embarazo, tras el parto y ahora. Inimitable. Ojalá Baby cremosita pueda decir esto de mí algún día.

- Cómo el Señor Untado en Crema cuidó de Baby Cremosita al nacer, cuando yo no podía levantarme sin ayuda de una grúa y mientras me retorcía de dolor. Y el padre en el que se ha convertido.

- A quienes consideran que Baby Cremosita forma parte de sus vidas. Me encanta que la quieran. 

- A quienes puedo llamar AMIGA y con mayúsculas. 

- A las amigas que han estado embarazadas al mismo tiempo que yo. La unión hace la fuerza, y sus bebés son tan especiales para mí como Baby cremosita lo es para ellas.

- A mis amigas mamás... fueron una grandísima ayuda (y lo siguen siendo).

- La sonrisa de una farmacéutica adorable que estaba embarazada al mismo tiempo que yo y con la que coincidía a veces. Estábamos casi del mismo tiempo y un día me quedé perpleja porque ya no tenía barriga... y estábamos a mitad de camino. Nunca le pregunté. Era evidente (y me lo confirmaron). Siempre me saluda, me habla con alegría y mira a Baby cremosita para ver cómo va creciendo. Estoy deseando volver a verla embarazada de nuevo... ya te decía que la vida es injusta.

Lo que el embarazo esconde. Mi experiencia personal.

Los pies más bonitos que he visto nunca :-)


----Nunca llueve a gusto de todos pero quería dejar mi experiencia personal, puesto que siempre se piensa en el embarazo como en una etapa maravillosa en la que se come y se duerme, cuando cada mujer lo vive de forma diferente. Nadie cuenta la parte negativa, aunque la hayan vivido... y está ahí. Claro que está ahí (y mucho más que no recojo en este post), y hay que conocerla para entender muchas cosas y no hablar de manera gratuita sobre las embarazadas. 

A Baby Cremosita no la cambio por nada del mundo, me ha merecido mucho la pena y volvería a pasar por lo mismo con tal de tenerla conmigo, porque es mi vida y hasta me ha hecho mejor de lo que era. Vivo enamorada de ella. Pero no, no y no me ha gustado estar embazada. 
Embarazo y maternidad deben diferenciarse y nunca confundirse. Embarazo y maternidad son tan diferentes... 
 ¿Cómo viviste tu embarazo?
¿Tuviste suerte?

¡Besos!


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