Revista Opinión

Lo que el PP esconde

Publicado el 23 mayo 2009 por Crítica
Lo que el PP escondeEl cainismo del PSOE ya ha llegado a extremos intolerables. El ejemplo del vídeo electoral para las elecciones europeas es la expresión de ese odio esencial y africano a quien comparte con él la responsabilidad de gobernar España.
Tal y como están yendo las cosas para el partido socialista el vídeo no podía ser de otra manera. Las promesas electorales del PSOE sólo pueden ser tomadas a burla, después de haber puesto a España en la Champion’s leage de la Economía; cuando se aseguraba que íbamos a superar a Francia en PIB y se prometía que las hipotecas basura y la crisis del sistema bancario eran cosa de los americanos. ¿Cuántas crisis familiares no habrán tenido origen en estos groseros vaticinios electoralistas?
El caso es que el PSOE no puede prometer nada más que una cosa: y es que si gobiernan ellos no gobernará el PP. Hasta esto tiene matices, porque son europeas y porque no le asegura la estabilidad parlamentaria durante toda la legislatura, pero al menos tiene sentido.
De todas maneras, el PSOE actúa así porque el PP se ha dejado mangonear voluntariamente. Se ha pasado una legislatura de perfil para no molestar a las minorías que le desprecian, y que no necesitan más que un chasquido de los dedos del PSOE para lanzársele al cuello. Ha creído que el término medio en cuestión de valores, convierte al PP en centrista, cómo sí la política fuera un ejercicio de geometría descriptiva. Si hubieran defendido principios, los suyos, ahora no tendría ahora que demostrar que son al menos tan buenos progres como los socialistas.
Si hubieran hablado abiertamente de los perjuicios reales de la inmigración no serían tachados de racistas; al revés, serían alabados por defender a los trabajadores, las pensiones, por preservar las costumbres, por defender a los barrios de su degradación y por favorecer el sentido de comunidad vecinal. También se les agradecería evitar el coste de toda una burocracia creada al efecto, defender la Ley de unas administraciones que hacen de ella mangas y capirotes, y estar sensibilizados con los problema de la delincuencia.
Si hubiesen defendido que el rigor en la represión del delito común es algo bueno para la sociedad (Pax Giuliana) la gente les admiraría. Si hubiesen defendido que las penas se cumplen, que la edad no es un santuario y que la reincidencia se paga: ahora no les acusarían de fascistas, porque hasta los socialistas tendrían que admintir que es lo que la gente desea en el alma. Los españoles ya están cansados del cachondeo de la justica; ya están hartos de ver como entran y salen decenas de veces los mismos delincuentes de los juzgados; asqueados de que con su dinero se hagan parodias de Justicia universal; incrédulos de que cuando están recurriendo a EREs decenas de empresas cada día, dejando de pagar a proveedores y provocando otras quiebras, SGAE y Promusicae tengan 3 días parado un juzgado de lo mercantil, para pedir 13 millones de euros a un joven programador que aún vive con su madre. Sumando a lo anterior que la gente ya está harta de que haya extranjeros que hagan de la delincuencia su modo de vida en este país y encima no se les pueda toser.
Si hubiesen defendido que España es y debe ser en esencia católica y no atea, ni indiferente. Si hubieran estado codo a codo con la Iglesia y hubieran aceptado su manto moral; si se les hubiera visto en misa los domingos como buenos cristianos, la gente del pueblo estaría encantada de saber que todos compartimos un mismo fundamento ético y espiritual verdaderamente español. La inmensa mayoría estaría aliviada por saber que doblan la rodilla ante algo superior a ellos mismos y que no se manejan con el cisnismo de quien cree estar por encima del bien y del mal. El pueblo sabría que son de los suyos y que son de fiar.
Si hubiesen defendido que el calentamiento climático producto del CO2 no está demostrado; que es una sangría de dinero público que no tenemos porque pagarlo los españoles; que es un foco de corrupción política; y que ellos ese dinero ellos lo usarían en plantar bosques para aumentar el oxigeno, mejorar el paisaje de los pueblos, defender el suelo de la erosión y recuperar lo quemado, entonces la gente sabría que se preocupan por la Naturaleza. Si a lo anterior le sumasen que ellos evitarían la contaminación del CO2 mediante centrales nucleares que nos independizarían energéticamente de Europa y Argelia, que se abarataría la luz, que se diversificarían las fuentes de energía para defendernos de las coyunturas internacionales, y que esto crearía miles de trabajos técnicos bien remunerados y de por vida; trabajos a los que podrían optar los hijos de la gente sencilla del pueblo, la gente les adoraría.
Si hubiesen defendido que la burocracia es un lastre para la sociedad y un foco de ineficiencia, corrupción y amiguismo. Si no hubiesen llenado los ayuntamientos y comunidades de consejerías fantásticas: bienestar, integración, mujer, política lingüística y maravillas varias, cuyo único objetivo es meter dos funcionarios a hacer el trabajo de uno; manejar arbitrariamente más dinero público y así justificar mayores sueldos de los responsables políticos; entonces la gente les escucharía cuando hablan de austeridad. Si no se hubieran lanzado a hacer de vulgares promotores urbanísticos, prometiendo viviendas como si fueran garbanzos torraos e hipotecando a la gente de por vida. Si hubieran evitado que los sueldos de la construcción, ya pagados (a diferencia de los pisos), saliesen del país o se derrochasen en lujo y ostentación; si lo hubien hecho, la ciudadanía ahora estaría con ellos porque sabría que están limpios de polvo y paja.
Si, por fin, hubiesen protegido al trabajador de la inmigración, si hubiesen mejorado sus sueldos en vez de repartirlos, si les hubieran defendido del exceso de burócratas; de los impagos de nóminas (que eso sí que es el despido gratuito); Si hubiesen defendido a las pequeñas empresas y a los autónomos de los pagos a 90 y 120 días; si hubiesen defendido que la mujer no es un instrumento de la maquinaria capitalista, sino que su papel en la familia es muchísimo más importante que cualquiera que pueda desarrollar en el trabajo. La gente les creería cuando hablan de que se preocupan por la familia y por la educación. ¿Pero cómo piensan que podemos creerles si han estado defendiendo que los dos padres salgan a competir todos los días por el mismo mendrugo, dejándole la educación de los hijos a la calle, al colegio y a los abuelos?
Es tal el cúmulo de errores y dislates de la derecha, que aunque sea la única alternativa, hay que tener muy en cuenta que le ha hecho un daño enorme a la Patria. Veamos si es capaz de remediarlo, empezando por pedir perdón por todo ello.
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