Lo sé, soy una ilusa.
Me había puesto en plan madalena-melancólica a finales de septiembre, admirando los colores del otoño, disfrutando de la chimenea, el olor de la lluvia y las hojas secas... Todo muy lavueltaalcoleenelcorteinglés.
La primera señal real de la nueva temporada llegó discretita, el día que los niños dejaron de oler a césped y llegaron de la guardería oliendo a ceras y mocos (un olor delicioso, por cierto, pero sólo para sus madres... supongo que con alguna explicación biológica-maternal).
En unos días el olor a mocos empezó a ser predominante (y no tan delicioso) y a estar acompañado de sus correspondientes velones (esas secreciones viscosas y permanentes que empiezan en la nariz y terminan... eeeeee... por toda la casa). Gracias a estos, además, el consumo de cebolla ha aumentado de manera drástica en esta nuestra Haus.
Un cof cof a tres bandas vuelve a ser la sinfonía nocturna por excelencia. De dormir del tirón y cada uno en cama (y Dios en la de todos) ni hablamos.
Las fiebres, que se hicieron notar por el típico desinflamiento de huevillos (las que tenéis niños sabéis de lo que hablo), nos han convertido en pacientes VIP. Un honor eso de abrir la puerta del Herr Dr. Pediatra y que la enfermera de turno te suelte un „Buenos días Frau MamáenAlemania! ¿A cuántos nos trae hoy?“
En lo que llevamos de no-verano hemos pasado bichos microscópicos de todo tipo. Tantos, que estoy segura de que en el cuarto de los polluelen se ha instalado una granja de virus no-biológica, porque de ahí salen las cepas mejoradas: Es devolver un niño a la guadería y empezar una nueva plaga.
Por supuesto, la madre de los polluelen cayó enferma también. Después de varios días pálida, ojerosa y moqueante, los compañeros de trabajo se dieron cuenta de que no estaba resacosa la mala mujer y de que lo que tenía era un gripazo de campeonaten. Y de que debía de ser gilipollas integral: „¿Por qué no te coges 2 semanitas de baja por constipado (como cualquier alemán que se precie)?“ Y a la enferma mujer no se le ocurrió otra cosa que decir la verdad... que con los 3 niños en casa, mire usté, descanso más aquí que allí.
Si antes me consideraban Rabenmutter, ahora me tienen por diabólica. Y no se crean que me importa, no señor. Hoy, que me encuentro muchísimo mejor pienso hacer uso de mis poderes maléficos y asustar a alguien para que me traiga un café. Ahora mismo. Hua hua hua hua