Lo que nos sobra y no tenemos

Por Daniel Rubio
LO QUE NOS SOBRA Y NO TENEMOS    Es increíble la cantidad de gente mala que pulula a sus anchas por el mundo. Y no sé si es un mal demasiado común en España, pero es lo que ven mis ojos y escuchan mis oídos.    Vivimos en un país en el que importa más cuánta satisfacción personal consigas, que cuántos favores hagas a tus amigos. Vivimos en un lugar dónde es más fácil acusar en falso que dar una manotada en la espalda a un amigo, compañero, vecino o familiar, con la simple intención de dar ánimos. Y ahora, que estamos atravesando esta miserable crisis en la que los políticos se llenan la boca de un vocabulario pedagógico, y es cuando más unidos tendríamos que estar, resulta que es cuando el alma se nos esfuma e intentamos matar al vecino para quedarnos con lo que es suyo.
   Vivo en un pueblo pequeño y quizá por eso me sorprendo, todavía más, cuando escucho de boca de “mi gente” mofarse de aquel a quien le han quitado la vivienda porque no ha podido pagar. O cuando escucho a un arrendatario que va a echar a sus inquilinos porque le deben mes y medio sin importarle que ese inquilino tiene una mujer e hijos, y lo que más sorprende, que esta persona en cuestión está haciendo un esfuerzo sobre humano para ponerse al corriente en todos sus pagos (y por si alguno lo piensa, al cerdo arrendador no le hace falta ese piso porque vive en una casa de más de 300 m2). Eso todos lo vemos, pero todavía hay gente que cuando escuchan a ese tipejo hablar así, le ríen las gracias, y esos, los graciosillos de turno que el día que se repartieron corazones seguramente estaban en un puticlub engañando a sus esposas con amor de pago, no se dan cuenta de que ellos son los malos. Son personas que no tienen conciencia, y mucho menos, capacidad de amar. Pero eso no es lo peor, lo peor es que si te enfrentas a ellos, corres el riesgo de ser el malo.    ¿Qué nos sobra y qué nos falta para poder ser felices sin asesinar al de al lado?    Yo creo que lo que nos sobra es gente mala. Y lo que nos faltan son cojones para plantarles cara.