Lo que podrás conseguir es un cuento para pensar lo que en realidad hacemos con nuestra vida. Hasta dónde queremos llegar y qué queremos conseguir con nuestro trabajo.
Cuando no tenemos claros nuestros objetivos vitales y nos dejamos arrastrar por lo que se supone y nos dicen que debemos conseguir podemos llegar a situaciones ridículas como la que cuenta esta historia recogida de la tradición del yoga.
Estaba un pescador hindú en la orilla a la sombra de un árbol descansando.
En ese momento pasa un adinerado empresario de la ciudad que estaba de paseo por la playa y se sienta también a la sombra del árbol debido al intenso calor que hacía.
Pronto este empresario entabla conversación con el pescado y se interesa por su trabajo, así que le pregunta al buen hombre;
¿Alguna de esas barcas es tuya? A lo que el pescador responde: Sí, aquella azul es la mía.
¿Y por qué la tienes varada en la playa? Porque ahora no voy a pescar.
¿No hay buena pesca acaso?
Si, por supuesto que hay pero no necesito ir a pescar, con lo que he pescado ayer es suficiente para mi mujer y para mí.
Pero ¡Hombre estás perdiendo dinero! Le exclama el empresario.
Si tuvieras varios empleados éstos irían a pescar cuando tú descansas y ganarías mucho dinero y no tendrías tu capital parado.
¿Y para que quiero tanto dinero?
Pues si tuvieras más dinero podrías tener una casa mejor, y criados para que hicieran tus trabajos.
Además si tuvieras más dinero podrías invertir en un barco más grande y así tener más empleados y crear aún más riqueza.
El pescador se queda observando y escuchando lo que el forastero le estaba explicando.
Al cabo de un rato de escuchar todos los argumentos de progreso, bienestar y riquezas que el empresario había dibujado en su plan el pescador hombre humilde le pregunta:
Y dime tú que eres un hombre inteligente, ¿Al final de todo eso que conseguiría?
El empresario sonriendo le dice:
"Pues mira cuando hubieses conseguido toda esa fortuna, podrías tumbarte a la sombra y descansar"
Ante esta explicación el pescador humilde lo mira fijamente y le contesta.
Ahora, ya puedo tumbarme a la sombra y descansar, y no necesito hacer todo eso que tú dices para hacer lo que hago, ¿lo comprendes?.