La idea de que demasiada grasa de origen animal y niveles altos de colesterol son perjudiciales para tu corazón y sistema circulatorio no es nada más que un mito. Uffe Ravnskov, Doctor e investigador sobre el colesterol.
Estos pobres huevos no tienen la culpa de tu colesterol
Sin lugar a dudas el colesterol es el enemigo público número uno de los últimos tiempos. Por todos sitios vemos alimentos bajos en colesterol, alimentos para bajar el colesterol, etc… Todo parte de una correlación perversa. Niveles altos de colesterol están asociados a ataques al corazón. Como muchas otras cosas, esta asociación esconde una simplificación muy lejana a una realidad mucho más compleja. Hay más matices que considerar cuando hablamos del colesterol. Por ejemplo, lo que poca gente sabe es que no es una grasa propiamente dicha, que juega una papel crucial en el sistema nervioso, que es la base de las hormonas sexuales o que cualquier célcula del organismo necesita colesterol. Aunque es cierto que niveles de colesterol altos pueden estar asociados con los ataques al corazón, esta correlación solo parce cierta para hombres de mediana edad. En mujeres de más edad, ocurre al contrario, parace jugar un papel preventivo (bajo ciertas condiciones). Tampoco es justo hablar de colesterol como algo único, sería más propio hablar de colesteroles (HDL, LDL y VLDL). Dime que ratio de colesteroles tienes y te diré de qué padeces. ¿Son los niveles altos de colesterol la causa de los ataques, o un síntoma de otros desajustes en nuestro cuerpo? ¿Se consigue realmente algo bajando el colesterol? ¿Qué es lo realmente importante cuando hablamos de colesterol? Ah, y es cierto, comer muchos o pocos huevos no tiene que ver con tus niveles de colesterol.
Como véis son muchas las cuestiones que se plantean y ninguna tiene una respuesta sencilla del tipo, “el colesterol es malo”, veamos.
Qué es el colesterol y qué hace en nuestro organismo
El colesterol no es una grasa, es más un tipo de alcohol pero con tantos carbonos e hidrógenos que su compleja estructura lo hace insoluble en el agua. Debido a esta insolubilidad el organismo ha ideado mecanismos para transportarlo dentro del organismo. Lo empaqueta en una especie de bolitas de distintos tamaños mezclando proteínas y colesterol. Las proteínas que son hidrosolubles se quedan fuera, y el colesterol se queda dentro. Es lo que se llama lipoproteínas (lipo = grasa).
Como os he adelantado el colesterol es vital. Precisamente sus propiedades no solubles son las que utilizan todas las células del organismo para aislarse. Poniendo colesterol y otros lípidos en las membranas de las células evitan que entre agua, y regulan el contenido del interior. Se podría decir que es el colesterol el que regula la viscosidad de esta membrana. En el caso de las células nerviosas su importancia es aún mayor. El cerebro tiene enormes cantidades de colesterol ya que las células nerviosas lo utilizan de forma masiva para la transmisión del impulso nervioso. Otra de las funciones vitales del colesterol es la hormonal. Las hormonas esteroideas (entre las que se encuentran las hormonas sexuales masculinas y femeninas) se forman a partir de colesterol. Es tan importante el colesterol, que además del hígado, casi cualquier célula del cuerpo es capaz de sintetizar su propio colesterol. Este es un detalle importante, porque no todo el colesterol que se ingiere viene de la dieta, ni mucho menos.
Una de las funciones más importantes del colesterol es la producción de la bilis. Entre otras cosas se encarge de emulsionar (disolver) las grasas, permitiendo así que puedan ser digeridas, y lo que es más importante que las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) contenidas en las grasas reales (huevos, leche entera, mantequilla, quesos, etc…) puedan ser absorbidos por el tracto digestivo. Como véis hablar de reducir el colesterol per se, no es tan simple, y puede no ser tan buena idea.
Otra función importante del colesterol y por la que es mundialmente conocido, es por la foramción de ateromas. Cuando las paredes vasculares están dañandas, el colesterol junto con glóbulos blancos se van pegando en la zona dañada provocando una inflamación, que a su vez atrae a más colesterol y más células. En realidad el colesterol actúa para taponar la herida.
Tipos de colesterol y sus niveles
Esas bolitas de distintos tamaños que viajan por el cuerpo, tienen distintos orígenes y distintas funciones. Veamos.
HDL, este colesterol es el que viaja de los tejidos al hígado. Una vez que el colesterol ya ha cumplido su función, se va empaquetando y recogiendo en grandes bolas que acaban en el hígado. Allí, son utilizadas para otras funciones, como crear más hormonas, fabricar más colesterol o eliminarlo si hace falta.
LDL, este tipo de colesterol se crea en el hígado. De forma simplificada, cuando una célula necesita colesterol, crea unos receptores que avisan al hígado para que produzca LDL. Luego fluyen por el flujo sanguíneo que se encarga de transportar allí donde sea neceario. El LDL se conoce como “colesterol malo”, pero no es simple. El LDL tiene dos perfiles distintos, uno llamado patrón A menos denso, y otro patrón B, más denso y que está asociado a un mayor riesgo cardiovascular. Sin embargo, muchos de los análisis de sangre aún no tienen en cuenta esta diferencia.
IDL, formadas en el hígado constituyen un tipo de lipoproteína intermedia ente la LDL y VLDL y también están implicadas en la formación de ateromas.
VLDL, este es el tipo de colesterol más pequeño, y parece que tiene un papel clave en el comienzo de la formación de las placas de ateroesclerosis. Son estas pequeñas moléculas, las que chocan con las paredes de los vasos sanguíneos y se van acumulando. Al ser las más pequeñas se quedan atrapadas en las paredes vasculares. La cuestión es que estas moléculas no se ingieren con la dieta, sino que las crea el propio organismo. Repito, las crea el propio organismo en dietas con un elevado consumo de carbohidratos. Por cierto, la frutosa y el alcohol también activan la producción de VLDL.
Quilomicrones, se encargan de empaquetar el colesterol y otros ácidos grasos en la digestión para que sean usadas en los tejidos. Son las moléculas más pequeñas.
Es importante saber cómo el HDL, LDL, IDL y VLDL fluyen en nuestro torrente sanguíneo. Imaginaros un río. En el centro de la corriente siempre se encuentran las partículas más pesadas, las más gruesas, mientras que en los laterales se agolpan las más finas, que además, fluyen a menor velocidad. Lo mismo pasa con la sangre. Mientras que las partículas más pesadas HDL viajan por el centro del torrente, las partículas más ligeras, LDL y VLDL van fluyen por los laterales. ¿Por qué? Pues precisamente porque es allí donde hacen falta. Estas partículas son usadas por el organismo como una respuesta a la inflamación de las paredes vasculares. Pero, ¿qué produce esta inflamación? Carbohidratos refinados, y radicales libres, en otras palabras, el desayuno inflamatorio y similares.
La dieta y el colesterol
¿Cómo bajo entonces los niveles de colesterol? La realidad es que poco vas a poder hacer a través de la dieta. Si tienes una predisposición genética a tener el colesterol alto (por ejemplo, hipercolestorelemia familiar), lo vas a seguir teniendo alto. Por mucho que trates de bajar el colesterol, de nada servirá si no se atacan las causas de su subida: la inflamación. De hecho, nuestro organismo produce a diario más de 1000 mg. de colesterol al día, y su producción se ajusta a la cantidad de colesterol ingerida.
La cuestión no es esa, la cuestión es ¿culparías al mensajero de las malas noticias? Es decir, niveles de colesterol altos podrían ser un indicativo de futuros problemas vasculares, pero no la causa. El aumento de colesterol sería una respuesta fisiólogica de nuestro organimos a un proceso más complejo disparado por otros factores. Mientras la causa de ese proceso no sea atacada, nuestro organismo, en concreto nuestro hígado, seguirá produciendo colesterol para “taponar” esta inflamación. El caso más paradigmático de esto es la muerte de Dwight D. Eisenhower. A pesar de los denodatos esfuerzos de los médicos por bajar su colesterol, acabó muriendo de un infarto. Mataron sistemáticamente a los mensajeros, sin encontrar al verdadero culpable.
¿Qué es lo que hay que vigilar? Claramente, la proporción de HDL, LDL y VLDL. Es ahí donde se puede atisbar los posibles riesgos. Si se tiene un HDL alto y un LDL bajo las cosas van bien, aunque los niveles conjuntos sean elevados. Sin embargo, un LDL o un VLDL (peor aún) muy alto en proporción al HDL estaría indicando que nuestro hígado está produciendo colesterol para “taponar” y mitigar la inflamación arterial. El causante: azúcares, carbohidratos refinados, y posiblemente algunas grasas vegetales (con excepción del aceite de oliva), grasas hidrogenadas y grasas trans.
¿Y entonces? ¿Qué pasa con todos los alimentos bajos en colesterol? No sirven para nada. De hecho, los propios medicamentos para bajar los niveles de colesterol se están demostrando extremadamente nocivos para aquellos que los consumen. Sus efectos secundarios incluyen problemas en el cerebro, hormonales, etc… No tiene sentido bajar el colesterol, lo importante es vigilar sus niveles y atacar a la causa. Por ejemplo, unos niveles altos de colesterol HDL mejoran la memoria.
Cómo mejorar mis perfiles de colesterol
El colesterol es una molécula maravillosa, implicada en gran cantidad de procesos biológicos en nuestro organismo, que está siendo objeto de una fácil campaña de márketing alimentario, basándose en unas correlaciones cuya prueba causal no está probada: es decir que los niveles altos de colesterol implican infartos. Como véis, no es tan simple.
Bien, ¿cómo se puede mejorar el ratio HDL/LDL? Pues contrariamente a lo que parece el pensamiento establecido hoy en día, ingiriendo grasas. Sí, pero grasas saludables. Por ejemplo, pescados grasos ricos en Omega-3 como las sardinas o el salmón, aguacates, frutos secos, y aquí viene lo mejor de todo, incluso tomando una copita de vino y un poco de chocolate de forma ocasional. Si os acordáis, algunos de estos consejos ya nos los daba el Dr. Weil, o los habitantes de Cerdeña para vivir cien años.
La próxima vez que veas un producto bajo en colesterol, o una recomendación, medicación, etc… para bajar el colesterol piensa primero si tiene sentido. ¿De qué tipo de colesterol están hablando? Si tengo mi perfil de colesterol con un mal balance entre HDL/LDL/VLDL, ¿no estaré tomando demasiado alcohol, azúcares refinados, harinas refinadas, etc…? En contra de lo que comunmente se cree, las grasas saludables no son tu problema.
Nota importante. Por supuesto, no pretendo suplantar a ningún médico, sino símplemente despertar la chispa de la curiosidad y el escepticismo ante cualquier cosa que afecte a nuestra salud. La idea de este artículo me vino tras unos análisis de colestrol alto, y sobre todo tras leer las recomendaciones de copia y pega que se me dieron. A saber, nada de frutos secos, nada de huevos, lo típico vamos. Esto me llevó a investigar por mi cuenta y descubrir que los frutos secos mejoran mucho el ratio HDL/LDL, que los huevos no tienen un efecto claro sobre los niveles de colesterol pero sí que mejoran el ratio, etc… Nadie se va a preocupar mejor que tu por tu salud. Todos caemos en repetir los que nos dicen los demás (acordaros del caso de la niña, el perro y la mermelada), y muchas de las recomendaciones médicas generalistas no son una excepción. Todo parece indicar que gran parte de lo relacionado con el colesterol es un mito. Hoy en día no hay mejor medio que internet para buscar información, y no estoy hablando de blogs, estoy hablando de revistas de medicina, médicos especialistas, etc… Lo mejor es ir a las fuentes.
Si os interesa ampliar información podéis encontrar más en http://delicious.com/1cafelitoalas11/cholesterol (Aquellos con más interés pueden descargarse este PDF sobre Inflammation and Atherosclerosis).
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