Tu agenda me dice que no te estás tomando en serio lo de ir al gimnasio. También me dice que no estás hablando con tu madre tanto como te lo habías propuesto al inicio del año. Y por lo visto tampoco visitarás un museo por mes como se lo prometiste a tus hijos ya en octubre del año pasado.
Tu agenda te delata. Cada reunión, cada actividad con su horario definido demuestra donde están tus prioridades. Y cada actividad que no encuentro en tu agenda a pesar de que depende de un horario... en realidad no es una prioridad para ti. Si ahora me dices que no es verdad, que tu familia siempre es lo primero (o tu empresa, o el deporte, o tus amigos), saca tu agenda del año pasado y cuéntame cuánto tiempo les has dedicado?
Si no está en tu agenda, no existe
Es posible que vivas una vida sin agenda, tomando cada mañana como un nuevo inicio, siguiendo el flujo de tu día-a-día. Si es el caso, te felicito. Si, por lo contrario, te has puesto objetivos para este nuevo años, si estás empeñada en crear nuevos hábitos y de convertirte en la persona que quieres ser, entonces necesitarás un mínimo de planificación. No lo digo por ti, lo digo por tu cerebro...
Tu cerebro es un compañero curioso. Su trabajo es que no mueras. Como "no morir" antiguamente incluía un montón de actividades físicas (desde la caza hasta correr de los leones), tu cerebro prefiere no gastarse energías en cosas que no sean cruciales. Y una lista de diez objetivos o todas las actividades de la semana próxima no son exactamente necesarias para sobrevivir - o eso es lo que piensa tu cerebro.
La única forma de recordar todo sin volverse loca en el intento es una agenda y/o una lista de tareas. Todo lo que tiene fecha (aunque sea de entrega) se merece estar en esta agenda, para recordar y para darle la atención necesaria. Y sí, eso incluye las actividades familiares, tu fin de semana con los amigos de la universidad y clase de Pilates. Porque si no lo pones en tu agenda... no irás.
Recomendación: automatiza las actividades regulares
Ahora tu agenda abarca las actividades condicionadas por tus obligaciones (profesionales, familiares, ...) y las actividades que te convierten en mejor persona, o en una persona más sana. Seguramente aún queda mucho espacio vacío en tu agenda, espacio que se seguramente se llenará rápidamente conforme avanzan los días. Entre reuniones de última hora y los eventos imprevistos del momento la agenda nunca está vacía (justamente por esto que has puesto las actividades con tu familia y para tu bien-estar físico y emocional - para asegurar de que haya tiempo para ello).
Y entonces, de repente, te das cuenta de que ahora necesitarías un corte de pelo, o un masaje, o llevar los trajes a la tintorería. Y además no has visto a tu mejor amiga desde hace meses.
Lo que has hecho con tus clases de pilates y la visita mensual al museo con tus hijos también lo puedes hacer con tu corte de pelo (cada seis semanas) o la visita a tu gestora (cada tres meses). Es posible que tu peluquera favorita te mire con curiosidad si le pides ya cita para los próximos 12 meses, y tu gestora se quede asombrada de tu previsión. Pero si necesitas cortarte el pelo cada seis semanas y tu gestora quiere verte cada vez que presentas los impuestos, ¿por qué no incluirlo ya en tu planificación? Si hoy pides hora para dentro de seis meses, tu horario preferido probablemente aún está disponible. Y si a última hora algo te impide ir, siempre podrás cambiarlo (algo que por experiencia no suele pasar muy a menudo).
La mayor ventaja de esta planificación a muy largo plazo es que te puedes olvidar de estos detalles: cuando toca ya aparecerán en tu agenda. Y mientras tanto puedes utilizar tu energía para cosas más importantes.
¿Qué actividades regulares puedes "automatizar" este año?