Mi estimado ex hizo cinco cosas peor que ponerme los cuernos. A casi todos nos lo han puesto alguna vez. Y a poco que hayas vivido has puesto o has estado ahí, ahí rozando la infidelidad.
Yo no le guardo rencor por los cuernos, pasados casi tres años de mi separación, es lo de menos ya.
Esta es mi lista de tres cinco cosas peores que haberme puesto los cuernos:
- Contar toda mi intimidad a una mujer de, por aquel entonces, dieciocho años. Mezclada con un montón de mentiras, medias verdades y verdades comprometedoras. Como resultado a todo eso ella creó dos blogs y varios vídeos para ponerme verde. Durante meses tuve que tragar con estados donde decía que iban a casarse, cuantas cosas malas sabía de mí y qué diferente era su vida ahora. Puso cosas sobre mi historial médico. También sobre lo bueno y maravilloso que era mi ex y lo extraordinario padre/novio/empresario que era.
- Decirme que era una mierda de empresaria, que sin él no era nada. Incluso le pedí ayuda porque pertenecía a mi sector y necesitaba trabajar por cuenta ajena. Me pasó una oferta para ser becaria en Madrid. Pasaban meses diciendo lo bien que a ellos les iba mientras yo no lograba remontar porque me encontraba muy mal, tenía un hijo al que recoger del colegio y la cabeza en otro sitio. Y remonté ¡vaya si remonté! De hecho me va mejor que nunca. Como empresaria, sí. Yo. Con mi actual marido remando en la misma dirección, en lugar de perder el tiempo buscando novia en Internet.
- Hacerse amigo de la exmujer de mi marido para ponernos verdes, tratar de hacernos la vida imposible y contar las misma mierdas que a su novia de dieciocho. Como resultado estados de Instagram de su noviainsultando a mi marido y diciendo cosas como que es un alcohólico. Como consecuencia tiene una denuncia en los juzgados de Carmona por la vía penal. Aquí la foto de la exmujer y su novia poniendo morritos. Una foto pública en sus redes sociales.
- Denunciarme por teléfono en venganza a lo que escribo a sociales por maltrato a menores. Por, supuestamente "insultarlo y gritarle a ÉL delante de mi hijo". Y verme con ello casi dos años ya con entrevistas con la asistenta y montones de escritos de mi abogada.
- Venirse a vivir en frente de mi casa. Sí. En un nucleo de población de casi 40000 habitantes vive cruzando la calle. Dice que fue una elección por su hijo. Lo hizo por controlarme. Me manda mensajes cuando se cae la antena y lleva una lista de cuantos gatos tengo con collar y cuantos no.
Aquí la captura de pantalla diciendo cosas como que la llamo "puta negra" porque ella "lo ha escuchado" y que se vino en frente de mi casa porque yo no tenía ningún valor. Cierto que llamé a sus padres para confirmar si tenía cáncer, claro está.
Dice "me hubieras perdido de vista si tu dolor fuera sincero".
Durante casi dos años venía todo el tiempo a todos sitios: al médico, al parque, a las cosas del colegio de mi hijo.
Imagina qué supone encontrarte todo el rato con una persona que no te apetece ver y te pone verde en Internet todo el rato.
Y encima ella tiene "todo el derecho a contar su versión". Ojo, su versión, no la verdad. De igual modo que puede "opinar" que alguien es alcohólico, drogadicto o violento. También tiene derecho a "ir a donde quiera" y "vivir donde quiera".
El problema, en todo caso, era mío por mi incapacidad emocional.
Que no lo dudo que fuera mi problema por ayudarlo a que se reprodujera en lugar de dejar que sus genes se extinguieran. A Diosa gracias que mi hijo se parece a mí.
Pero lo peor de todo esto es que no puedo poner búsquedas en el Wallapop sin que me aparezca lo que vende su novia.
Yo acabo hasta el mismo coño de mi ex-relación. Pero habrá quien se piense que lo que me pasa es simplemente que estoy resentida por unos cuernos. JA.
La cuestión es que además llevo días recibiendo llamadas, emails y hasta burofaxes de mi ex (a los que mis vecinos reniegan recoger) a saber con qué interés. Seguramente que deje de contar.
Y es que quede claro algo:
Desde ese primer día que vi que TODA MI INTIMIDAD estaba en manos de una extraña, ya dejé de valorar mi intimidad.
Y ahora esa misma INTIMIDAD, está en manos también de la exmujer de mi marido, gracias a él.
Y cuando dejé de valorar mi intimidad, dejé de valorar la de aquellos que trataban de hacerme sufrir.
Así que levanté el telón y dejé expuesta mi vida.
MI INTIMIDAD es mía, así que para eso ya la cuento yo en primera persona.
Mis vecinos seguirán sin coger burofaxes.
Porque es lo único que me proteje ahora: contar MI historia.