Revista Salud y Bienestar
Hoy seremos breves pero intensos, ya que en ocasiones no hace falta escribir veinte párrafos. El culpable es este artículo publicado en Gaceta Sanitaria, y firmado por el Grupo de Investigación en Segundas Víctimas: "Algo no estamos haciendo bien cuando informamos a los/las pacientes tras un evento adverso". Los autores se preguntaron, antes de iniciar la investigación en la que se basa el artículo: ¿estamos informando adecuadamente a los pacientes cuando ocurre un efecto adverso? Para saber la respuesta, entrevistaron a directivos sanitarios, responsables de seguridad del paciente y a 1340 profesionales, en todos los casos tanto de hospital como de atención primaria. ¿Y los resultados? Pues son muy evidentes, y nos dejan bastante en evidencia:- El 27,9% de los directivos y el 35,9% de los profesionales sanitarios manifestaron que en su centro se informaba adecuadamente tras un evento adverso.- Solo un 7,4% de los directivos señalaron que en su centro existe un protocolo de información en caso de evento adverso.- Y finalmente, hablemos de formación: un 17,4% de los médicos y un 19,1% de los enfermeros indicaron que habían recibido formación para informar a un paciente tras un evento adverso.Como curiosidad, el porcentaje de directivos que indicaba que tras un evento adverso se pedían disculpas al paciente, es mucho mayor en atención primaria frente al hospital (54% frente a 11,7%). Una de las barreras para el profesional es el miedo al efecto bumerán: informar al paciente del error para que este, posteriormente, utilice la información en su contra y demande judicialmente al profesional. El artículo propone algunas medidas para reducir ese miedo y también la litigiosidad, como las comisiones de arbitraje o las normas de protección para el profesional que informa (las conocidas como "apology laws" que explica perfectamente este artículo de Medical Economics).