¿Quieres cabrear a un informático? ¿A alguien que trabaja en soporte de atención al cliente?
Ve y dile:
«Supongo que ya te habrá avisado mucha gente, pero…»
Y procede a describirle algo que únicamente te pasa a ti por ser un puto manco tecnológico.
Cuando me llega alguien así nunca contesto porque hace tiempo que decidí no trabajar con cobardes.
Mira, macho. Macho o mache, ya me entiendes.
Si no sabes hacer algo no vengas con mierdas. Ni en tecnología ni en la vida. Es más, escribe avisando que eres gilipollas integral y recibirás ayuda el dóble de rápido.
Curiosa combinación, ¿no crees?. La epidemia de flojera y falta de autoestima crónica y la forma de hablar que siempre asume que la culpa es de los demás.
Asume que eres idiota, joder, pero créetelo, que no sabes nada.
Y el dinero llegará.
Atiende.
Te prometo algo. Y es que en doce meses exactos venderé, como mínimo, el doble de lo que venderé hoy.
¿Por qué?
Porque soy un inútil e incapaz de prever qué funcionará y que no.
Así que dedico insultantes cantidades de dinero a probar mierdas. Y lo hago con miles de clientes y miles y miles de clientes potenciales.
Luego me dicen que si soy original, que si soy creativo. Que cómo se me ocurrió tal, que por qué soy tan transgresor.
Y no se dan cuenta de que lo único que soy es idiota.
Y que si algo funciona, me lo quedo. Y si no, le prendo fuego.
El transgresor no soy yo, es el cliente.
Y te lo cuento en el newsletter:
Acepto la política de privacidadLa entrada Lo único que me cabrea se publicó primero en Luis Monge Malo.
