SISTEMA: Super Nintendo
AÑO: 1992
GÉNERO: Acción / Shooter
PROGRAMACIÓN: NCS / Masaya
PUNTUACIÓN: *****
No fue mi caso. Que Konami estuviera detrás (aunque testimonialmente en tareas de distribución), y aquel planteamiento de mechas gigantes y ambientación anime, me persiguieron hasta que por fin pude hacerme con un cartucho de segunda mano en un videoclub. Prácticamente ya al fnal de la vida comercial de la 16 bits de Nintendo, aquel juego fue una especie de canto del cisne con el que cerrar horas y horas de diversión en casa gracias a la Super.
Podemos subir de nivel las diferentes armas que portamos
Nada más enchufar el cartucho musicón del bueno, gráfcos por encima de la media y un desarrollado que giraba alrededor de un guión que no me esperaba. Los primeros minutos son algo desconcertantes. El mecha cuenta con mucha inercia y cuesta manejarlo. La sensación es fantástica, los diseñadores consiguieron imprimir un control en el juego que simula bastante bien lo que tiene que ser llevar para adelante un mastodonte de estas características. Tras esos primeros momentos el resto viene de corrido. Niveles para las armas, enemigos con patrones de ataque diferentes, bosses fnales (ojo a los consejos para cumplir con éxito la misión), niveles más cercanos a los matamarcianos. En fin, toda una plétora de diversión, adicción y técnica notables cuanto menos.
La primera fase sirve para hacernos con los controles y la inercia del robot
Aunque en esta ocasión en tareas de edición, Konami era sello de calidad
Nunca llegué a terminarlo aunque no es un juego especialmente difícil, y años más tarde supe de su conexión con la serie Assault Valken y todo el movimiento mecha que rodea estos videojuegos. Es cierto que existen diferencias entre las versiones PAL y japonesa, y que existe un remake (mediocre) para PlayStation 2, pero todo esto no es óbice para no probar este pequeño cartucho de 8 megabits y disfrutar con un enano a los mandos de un robot gigante, ahora que se han puesto de moda nuevamente gracias a Titanfall.
LOADING publicado originalmente en el número 9 de RetroManiac