El término looby, vestíbulo en inglés, adquiere una doble semántica en política: los grupos que, representando a un colectivo, se dedican a intentar influir en las decisiones de las administraciones públicas en beneficio propio. Y los gobiernos, que se dejan querer, no es raro que cedan ante estas presiones, pues como dijo Kennedy "los lobbistas me hacen entender un problema en 10 minutos, mientras que mis colaboradores tardan tres días". Excusa barata, cuando para evitar el populismo la clase política suele mantener que dar respuestas sencillas a cuestiones complejas es demagogia. Sin embargo, estos grupos suelen recibir tratos de favor a cambio de jugosos contratos a los políticos que los apoyen una vez que estos acaben su ejercicio público. A la vista está en nuestro país el poder de los loobies energéticos y sus fichajes de servidores públicos, valga el perverso eufemismo.
En este espacio hemos hablado en varias ocasiones de las economías cooperativas. Vienen a ser sistemas comerciales alternativos a los convencionales del mercado capitalista, donde entre particulares se ofrecen y consumen una serie de servicios. Hemos hablado de ellos como redes de cooperación, como puede ser el caso de Blablacar es un servicio que pone en contacto a personas que ofrecen un trayecto y a personas que demandan ese trayecto, con el consiguiente beneficio para todas. De igual manera, airbnb o housetrip son comunidades donde es posible conseguir pernoctas en casas de particulares o/y ofrecer la propia casa para alojar a terceros. Igualmente, se puede intercambiar una casa o, incluso, buscar un sofá donde pasar la noche en cualquier ciudad del mundo, lo que se ha dado en denominar couchsurfing.
Pero el peso de los lobbies no ha tardado en hacerse notar y aparecen denuncias como la asociación de transportistas por carretera, Fenebús, que pide el cierre de Blablacar, por “competencia desleal” al sector. Por su parte, las asociaciones de hosteleros hacen los propio contra airbnb, por considerar que los particulares les roban clientes. No obstante, la economía cooperativa forma parte del cambio del paradigma propiciado por Internet. Podrán cerrar una página u otra, pero lo que es seguro es que por cada site cerrado aparecerá una docena de nuevas plataformas que ocuparan su lugar. Al igual que ocurrió con otras sectores en el pasado, el mundo del transporte y el hotelero tendrán que reinventarse y ofrecer nuevos servicios, más acordes con los tiempos en que vivimos.
alfonsovazquez.comciberantropólogo