¿Qué tal mis queridos...humanos?
Mientras hago las maletas para mi próximo viaje a Groenlandia que tiene pinta de ser fresquito, voy a hacer una parada para relataros otras de mis aventuras compartiendo coche.
Los inicios de Dolores UmbridgeEra una apacible mañana de Junio, me dirigía a Sevilla y había quedado con mis pasajeros en la Avda. Andalucía en Huelva. Una de las pasajeras había reservado días antes pero no se había puesto en contacto conmigo, así que horas antes del viaje le recordé el punto de quedada por si tenía alguna duda. Mientras me dirigía al sitio recibo un mensaje donde me dice que no sabe donde está la Avda. Andalucía, algo que me sorprende horrores porque pocas más avenidas tiene Huelva y además es una de las principales. Acto seguido me dice que está en Plaza de Armas y que de ahí no se mueve. Para situaros, Plaza de Armas es el nombre de la estación de autobuses más famosa y emblemática de Sevilla, lugar al que me dirigía, no desde el que salía. En un momento pensé que quizás me había dirigido a una pasajera del viaje Sevilla-Huelva, pero me extrañaba que dijera que ya estaba allí. Revisé el viaje y Dolores era una pasajera del viaje Huelva-Sevilla así que no tenía sentido. Recibo un mensaje en Wasap, de alguien que me dice que ya está en Plaza de Armas y que de ahí no se mueve, por confirmar, le pregunto quién era y me responde: Soy Dolores, joder.
Ahí me di cuenta que estaba tratando con un encanto de persona, muy educada. Con más diplomacia de la que suelo tener, le indico que el viaje es Huelva-Sevilla y que probablemente se había equivocado al reservar. Dolores, me envío un audio en un tono para nada borde y desagradable que ella no se había equivocado, que yo había publicado mal los datos y que el viaje es Sevilla-Jerez de la Frontera ¡agárrate! La verdad es que me entró la risa, le dije que era imposible que yo hubiera publicado tal viaje y además el resto de pasajeros ya estaban en el coche así que el error era suyo. Volvió a enviarme un audio en un tono aún más simpático y agradable recordándome que días antes le había confirmado el destino y la hora, que yo la había confundido (no había enviado ningún mensaje hasta esa mañana). Dolores, que parecía hablar también con Fudge al mismo tiempo, me dijo que le daba igual, que ya me valoraría y que pasaba. No me hubiera extrañado recibir durante mi viaje un mensaje de Mafalda Hopkins comunicándome que me habían expulsado de Amovens.
No supe nada más de Dolores y como recuerdo a nuestra emblemática conversación le dejé una valoración (cosa que ve cualquiera que visite su perfil en la página de Amovens) en el mismo tono desenfadado y amable que ella había tenido. Os podéis imaginar, agoté el número de caracteres permitidos. Ni Hermione Granger.
Umbridge no me dijo nada más, tampoco me valoró y el asunto quedó olvidado. Pero, ¿cuál es mi sorpresa?
Hace pocos días recibo una mensaje de Dolores Umbridge, muy enfadada porque mi maravillosa opinión había provocado que otros conductores le anulaban la reserva al ver mi valoración, reconoció por primera vez que el error era suyo pero que (en pocas palabras) yo le estaba haciendo daño, que ella era una buena persona y que Dios existe y recibiría mi merecido. Tal cual.
No sé si hubiera preferido una excursión con la manada de Bane. Le respondí que simplemente conté la verdad de lo ocurrido porque en el colegio me enseñaron a no decir mentiras.
Bye!