
La sinopsis es bien fácil. Un tipo Ivan Locke, acaba su jornada de trabajo y se va en coche. Decide no ir a su casa y emprender un viaje de una hora y media hasta Londres. En ese viaje lleno de llamadas por manos libres, vamos comprendiendo las motivaciones de Locke, para realizar tan misterioso viaje, que no solo va a cambiar su vida por completo, sino que además, se convertirá en la peor noche de su vida.


El rodaje, fue corto pero no fácil. El actor rodó a lo largo de unos ocho días subido en el coche conduciendo, con varias cámaras a la vez enfocándolo. Cámaras simples aunque de gran definición, lo que hacía que cada media hora de rodaje tuvieran que cambiar la tarjeta de memoria de las mismas. El es el único que aparece en pantalla, pero no el único actor. El resto, es decir los que aparecen a través de la linea telefónica, estaban en un hotel, cada uno en una habitación distinta realizando las llamadas.

El guión, es prácticamente incontestable, y eso junto a la gran labor de Hardy, hacen que la película, fuera de lo que un principio o por la sinopsis pudiera parecer, sea intensa, mantenga toda nuestra atención, y de muestras de un gran cine. Pues a demostrado que con muy poco, se puede hacer mucho. Todo esto junto a la gran puesta en escena gracias a Knigth, donde las luces de la carretera son un aliado más para el éxito del film, hacen que podamos hablar del gran tapado de este año. Una película pequeña, pero a la vez una buena película, sorprendente y fresca.
Por supuesto, como habréis sobreentendido por mis lineas, no tengo más remedio que recomendar esta estupenda película.