Sin victorias y aun muy lejos del ideal, el Athletic de Bilbao vivió otra jornada de Liga frustrante. El equipo no tuvo una buena actuación, fue derrotado en casa por el líder Betis (2-3) y abandonó el campo silbado por la afición.
Superado ampliamente por el sorprendente conjunto que dirige Pepe Mel, el Athletic recibió dos goles en los primeros trece minutos del juego y luego debió ir a remolque durante los noventa minutos que duró un encuentro en el que jamás logró sentirse cómodo.
Visiblemente desconcentrado, el equipo le otorgó demasiadas facilidades a un rival que se aprovechó de ello y dispuso de clarísimas opciones para aumentar un resultado que de ninguna manera reflejó lo sucedido en cancha. La diferencia no fue solo de un gol.
A los 7 Beñat y a los 13 Nacho, marcaron los primeros dos goles de un Betis valiente, descarado y sin complejos, que ni bien comenzado el encuentro se adueño de la iniciativa y despojó del balón al Athletic, al que le costó muchísimo hilvanar acciones de riesgo.
Ya con el encuentro 3-1 a favor de la visita, de poco sirvió el descuento final de David López. Los minutos restantes fueron solo cinco, insuficientes para que el Athletic al menos consiga una igualdad y no coseche su primera derrota en condición de local.
El resultado fue justo. El rival defendió y manejó mejor la pelota que nosotros. Ellos recuperaban rápido y terminaban en nuestra área con facilidad”.
Jugar bien es un objetivo prioritario. El equipo esta armado para ello. Puede que hoy no hallamos tenido la movilidad necesaria”.
Consciente de que el recorrido recién se inicia, Marcelo Bielsa sabe que aun son muchas las falencias que deberá seguir corrigiendo, ya que a la incapacidad para desarrollar ese fútbol agresivo y de posesión con continuidad y a esa falta de contundencia expresada en partidos anteriores, también se han sumado desajustes defensivos que ante el Betis se hicieron muy evidentes.
Cuando uno despliega el equipo para atacar y no termina los ataques, para recomponer esas líneas extendidas en ofensiva cuando el rival recupera la pelota se necesita de un recorrido más amplio, de 30 o 40 metros. Cada vez que atacó, el rival lo hizo con capacidad para convertir.”
Paciencia es lo que se necesita. No es fácil ganar jugando bien, menos aun si el club al que uno ha llegado históricamente se ha movido bajo otros parámetros futbolísticos, diametralmente opuestos a los que pregona el entrenador rosarino. Imponer una nueva concepción del juego llevará su tiempo.