Existen muchos mitos alrededor de la figura del artista. Oscuros, como las vidas atormentadas que, supuestamente, favorecen a su creatividad, o algo más luminosos y, por desgracia para algunos, alejados de la realidad, como el importante magnetismo sexual que suele ir acompañado de su éxito.
Helen Clegg (psicología), Daniel Nettle (ciencias del comportamiento) y Dorothy Miell (ciencias humanas y sociales) han recurrido a las matemáticas, y en concreto, a los logaritmos, para determinar por qué unos artistas “ligan” más que otros hasta el punto de ubicarse en las antípodas de los primeros. Su informe, titulado “Estatus y éxito en las relaciones de los artistas visuales” ha aparecido en el diario científico Frontiers in Psycology y sus resultados se han servido de las experiencias de 236 artistas.
Pese a todo, no es un estudio de sesudas cifras. Informa que “la distribución del número de parejas sexuales entre los participantes fue muy desigual, con un mínimo de cero y un máximo de 250. A partir de ahí, los datos fueron convertidos a una escala logarítmica.”
La primera conclusión es que la mitad de los artistas tuvieron más de 10’67 amantes (la media) y el resto una cifra inferior, pero aún así no explicaba cómo compensar la escasez de unos y el exceso de otros. Los logaritmos, en cuyos aspectos más técnicos no entraremos, son de gran utilidad para comparar elementos a través de vastas escalas, grandes o pequeñas. Así, los artistas de vida sentimental más agitada, recibían una cifra logarítmica elevada, digamos que 2, y los de menos, una más modesta o directamente el cero. El estudio confluye en lo que el trío de investigadores llamó “índice estratégico de apareamiento”, en el que “cada lío de una noche ganó un punto, cada relación de un mes dos puntos, y luego cada relación de 10 años o más, ganó 8 puntos. El número total de puntos por cada persona se sumó y dividió posteriormente por el número total de relaciones.”
Después de analizar todos los casos y datos reunidos, se llegó a la conclusión de que sí, el éxito es determinante en la vida sexual del artista varón. La estabilidad de sus relaciones es directamente proporcional a su fama. Por otra parte, las mujeres dieron resultados más equilibrados, lo que hace pensar que sacarle provecho carnal a la influencia o el poder es, para bien o para mal, una cosa de hombres.
Fuente: When art breeds success in the bedroom