Revista Viajes
De ruta hacia la imprescindible Trujillo me detengo brevemente en Logrosán, famosa por la interesante mina Costanaza de fosforita.
Puede resultar algo claustrofóbico el descenso en el ascensor cuasi minúsculo… no hay nada que temer, salvo la recreación mental que extraemos del arduo e impagable trabajo subterráneo que llevaban a cabo quienes ganaban un modesto jornal extirpando rocas y minerales del interior de una lóbrega caverna.
Tendremos la oportunidad de montar en una vagoneta a través de la mina de Costanaza, e incluso descubrir rocas con una antigüedad superior a los 5.000.000 años.
Los primeros trabajos en esta mina se llevaron a cabo en el año 1863. Las extracciones del fosfato se efectuaban a golpe de pico y martillo a cielo abierto. Pero no sería hasta el año 1907 cuando comenzaron las “tenebrosas” labores subterráneas.
Los yacimientos de fosfato en Logrosán se remontan a la época de Carlos III, si bien ya existen referencias de la presencia de fluorapatito desde el año 1775.