En un año tres grandes directores asiáticos han decidido tratar un mismo tema: las relaciones entre las abuelas, o madres muy mayores, y sus nietos. En este ocasión es Brillante Ma. Mendoza, quien utiliza el mismo pretexto, para mostrar una radiografía de la sociedad filipina actual, tras las dos excelentes películas coreanas Poesía yMadeo, y resaltar la importancia y el respeto de esta figura en el seno de la organización familiar asiática. De hecho, en tagalo, una de las lenguas oficiales de Filipinas junto al inglés, Lola significa abuela.
Brillante Ma. Mendoza es uno de los directores habituales del circuito de festivales internacionales. Lola se presentó en la Mostra de Venecia, en el Festival Asiático de Deauville y en el festival de Dubái donde obtuvo el galardón al mejor film. Este singular realizador se interesa más por retratar la realidad que le rodea, utilizando en numerosas ocasiones actores no profesionales, y próximo del cine de realidad (cinéma verité, o la reacción europea al clasicismo cinematográfico americano). En mi opinión, sus películas podrían calificarse de neorrealismo filipino.
Tras excelentes trabajos como John John (2008), Serbis (2008), o la impactante Kinatay (2009), Brillante Ma. Mendoza, basándose en hechos reales, cuenta la historia de los abuelas de los barrios más humildes de Manila. El nieto de una de ellas ha asesinado de un navajazo al otro y le ha robado el móvil. Las dos abuelas tendrán que recorrer la ciudad en busca de dinero para poder pagar el entierro o para intentar llegar a un acuerdo, y conseguir así que liberen al asesino de los cargos que le imputan y pueda salir de la prisión.
El realizador, próximo del método documental, seguirá a las dos abuelas por una ciudad inundada, en plena época de lluvias, con la cámara al hombro. Todo lo que las dos pobres Lolas tienen que hacer se convierte de esta manera en un calvario, atravesar pasillos que parecen no tener fin, encender una vela en memoria del difunto, subir interminables escaleras, esperar colas para obtener una ayuda judicial, solicitar a la consejera de barrio una ayuda económica para el entierro…
Aunque en Lola las dos excelentes actrices son profesionales, una de cine y la otra de teatro, el interés de esta impresionante historia es filmar las historias de su país (excelente, y al mismo tiempo poético, rito funerario en uno de los barrios más humildes y perpetuamente inundado de Manila), los múltiples detalles que el realizador sabe captar y la realidad que nos aborda en cada plano de la película. Para disfrutar de este film de autor creo que debemos salir de nuestro habitual papel de espectador y situarnos en otro rol, el de testigo de unas trágicas vidas a través de la ventana indiscreta de la cámara. Ciertos padres eligen muy bien el nombre de sus hijos, en el caso de Brillante Mendoza, lo hicieron a la perfección.