En estos días de cursos intensivos en matemáticas, he tenido alumnos de todos los rincones del planeta que vienen a Miami para los cursos de verano en matemáticas. Como suele pasar, a menudo comentamos entre nosotros de dónde somos o dónde vivimos y nuestras experiencias. Existe cierto consenso generalizado sobre Nueva York y Londres, ciudades muy conocidas para mis alumnos y todos coinciden en que la gente de Nueva York es más “dura” en su exterior y en general, mucho más “entrometidos” que los londinenses. Por ejemplo, ya sabemos que en Nueva York es totalmente normal que un desconocido te pregunte algo personal sin que tenga ninguna intención de ser maleducado o tu amigo. Para los que vivimos en Nueva York, es normal. A mí a cada rato me preguntan si gano buen sueldo (y no, no me molesta la pregunta) o de qué “étnia” soy (una pregunta totalmente normal en Nueva York y todos lo preguntamos a los otros). Por lo general, los londinenses y otros europeos me resultan demasiado tímidos, acomplejados y pasivo-agresivos. Sí, lo siento, pero esa es mi impresión. Prefiero el “véte a la puta mierda gilipollas” de Nueva York al “hola buenos días caballero” de Londres para luego, nada más dar la espalda, decir “menudo idiota ese, de qué va?”. En Nueva York, la gente se horroriza (especialmente europeos) que cualquier mala mirada puede desencadenar a una pelea brutal. Y yo, sin embargo, lo comprendo y me pasa algo al revés en muchos países europeos. Les veo pasivos. Si a mí por ejemplo un tipo me está mirando mal, me dan ganas de preguntarle ¿tú qué miras, idiota? Y si me contesta mal o intenta tocarme, créeme que habrá una pelea. Todo el que me conoce personalmente y me ha visto sabe que es asi. No tengo una presencia física muy fuerte, pero sí sé defenderme a palos cuando hace falta. Me gusta ese aspecto de Nueva York. En NY no está demasiado mal visto pegarle un puñetazo a un tipo que se mete contigo. De hecho, antes de venirme a Miami para el verano, estuve por Greenwich Village de copas. No, tranquilo, no soy homosexual ni nada de eso, no te escandalices, monjita. Simplemente, un amigo mío norteamericano vive en el barrio negro de Crown Heights y me invitó a un club de comedia porque aunque él es profesor y comunista, es amigo mío y me valora. Quería que yo viése una de sus comedias donde los neoyorkinos le avasallan o le aplauden si es de calidad. Era tardísimo y cuando salía del club de la comedia, había un joven de raza blanca totalmente borracho gritando insultos a los que no son de piel blanca. Decía “putos negros, estoy harto de vosotros que solo cobráis dinero del erario público”. Ese chaval encajaría perfectamente en el Instituto Juan de Mariana. Pero, lo que más me gustó fue la reacción de un joven negro que se le enfrentó. “Yo soy negro como ves, y tengo empleo hijo de la gran puta maricón. ¿Qué pasa?” El joven blanco seguía diciendo estupideces y el joven negro le dio un puñetazo tan brutal que lo tumbó al suelo. Los neoyorkinos seguían a su bola, sin reaccionar. En cuestión de minutos vino la policía y detuvo al chaval negro pero lo soltó porque el joven blanco le había provocado. En efecto, Nueva York es muchísimo más “tough” (dura) en la gente que las ciudades europeas donde la gente sale corriendo de miedo. Debo hacer una excepción en todo esto – Madrid. Los enfrentamientos que se ven en Madrid son semejantes a Nueva York y es que, Madrid tiene bastantes cosas en común con Nueva York (cada vez menos, porque las autoridades españolas quieren “europeizarnos” cuando Madrid tiene muy poco de “europea”). Madrid era, como Nueva York es actualmente, una ciudad nocturna, hostil, fiestera, agresiva y sucia. Sin embargo, al lado de cualquier londinense “típico”, el neoyorkino es muchísimo más honesto-abierto cuando necesitas ayuda de verdad. El londinense será más formal, pero abierto no es y como me dijo un joven rumano, “los londinenses son como muchos españoles. Rascas un poco y sale racismo y mentes cerradas”. Y es que, los españoles en EEUU tienen fama de ser muy racistas y cerrados. Esa es la verdad entre quienes viajan y muchos rumanos se quejan de que los franceses, españoles y británicos ponen a todos los rumanos en el mismo saco, confundiendo a los gitanos con todos los rumanos. Y yo les doy la razón. Sea por lo que sea, en Europa somos racistas de cojones. Y digo “somos”, porque todo europeo tiene esa tendencia nacionalista. Unos más que otros, ciertamente, pero al lado de cualquier “yanqui”, somos más xenófobos y le tenemos manía a ciertas nacionalidades. No podemos cambiar la historia. En clase, me doy cuenta lo MUCHO que nos parecemos los franceses, españoles y otros europeos. Sin embargo, yo personalmente defenderé a muerte a Nueva York, con todos sus defectos. No porque yo sea “super abierto” (no lo soy), sino porque me gusta ser franco, honesto según mis observaciones.
Bueno, analizando las cosas y todo esto que os he comentado, quería comentar sobre Londres de nuevo. Quiero comentar sobre el tema ya que muchos de mis alumnos me dicen que si fuera por ellos, se quedarían para siempre en EEUU y no quieren volver a sus países en Europa o Sudamérica o China.
Hablemos de Londres y sus oligarcas.
Londres ha cambiado mucho, dicen. Los autobuses siguen sucios, la gente sigue siendo pasiva-agresiva, pero lo demás ha cambiado. Las mansiones de los distritos más adinerados han sido vendidas a príncipes de Qatar y oligarcas rusos.
El “establishment” inglés ya no es lo que era, obviamente. La antigua élite “imperial” es ahora mercenaria y cruda. A diferencia de David Cameron, la Casa Blanca en EEUU ha impuesto sanciones y bloqueos de visados a los oligarcas rusos, mientras que la Gran Bretaña de Cameron ha socavado cualquier esfuerzo unido para seguir poniendo los beneficios económicos por encima de los de la seguridad nacional y la justicia social. Lo cierto es que Londres está preparada para traicionar a EEUU a cambio de dinero sucio ruso. Y ¿Ucrania? A los dirigentes británicos les resbala el tema de Ucrania. Trabajan únicamente para proteger a la “City” de Londres.
Gran Bretaña (lo de “gran” ya solo le queda en nombre oficial) está abierta para los empresarios, pero ya no tiene “misión” en el mundo. Cualquier vestigio “moral” del antiguo imperio solo queda en los libros de texto. Reino Unido ha regresado a su estado natural — esto es, al estado pirata de Sir Walter Raleigh. La clase dirigente británica está tan degradada, que su única misión actual es proteger el porcentaje de dinero ruso sucio que les corresponda, aún cuando tanques rusos intimidan, aterrorizan a ucranianos y usan misiles para derribar aviones con civiles inocentes. Pero, el “establishment” inglés parece entender que en el siglo XXI, lo que importa no son los tanques, sino los bancos. Los rusos también comprenden esto muy bien. Saben que Londres es un centro para la corrupción rusa, que pueden esconder su botín en no pocos paraísos fiscales británicos desde la isla de Jersey, a las Islas caimán, a Gibraltar, al Caribe británico, etc. Los permisos de residencia británicos se venden también. Pueden comprar visados “de inversor” a cambio de 1 millón de libras. Los abogados londinenses en el Tribunal Comercial ahora generan un 60% de su trabajo de clientes rusos y europeos del este. Se han saltado todas las regulaciones comerciales y de planificación. Alrededor del Río Támesis, siguen construyéndose torres de metal y cristal para estos “inversores” rusos. Los jovenzuelos británicos ahora quieren trabajar en asesorías, comercio de arte de lujo, banqueros privados y demás profesiones semejantes. Se han convertido en los camareros trajeados de estos oligarcas. O quizá sería mejor considerarles los aparcacoches de estos señorones oligarcas del este. ¡Cuánta degradación en un país! ¿Dónde está la dignidad británica de antaño? Por los suelos, señores. ¡Qué vergüenza!
El dictador ruso lo entiende muy bien – “les pago, soy su dueño”. Putin tenía absoluta confianza de que los dirigentes y empresarios importantes en la Gran Bretaña no podrían resistir tanto dinero, tantos millones rusos y tenía toda la razón. Tony Blair es el mejor ejemplo de la piratería moderna británica, al estílo Sir Walter Raleigh. Por algo Blair ha servido como asesor del dictador de Kazakstán. Ese es el papel actual de la Gran Bretaña. Lavar el dinero ruso, lavar a los corruptos oligarcas rusos.
Un mundo mejor SÍ es posible y necesario. Se podría perfectamente endurecer las sanciones económicas contra los dirigentes rusos y sus corruptos oligarcas. Se podrían suspender los visados para que no puedan viajar libremente en Occidente y así no tendrían acceso a sus mansiones en Londres. Los paraísos fiscales que dejan un vacío de millones de libras podrían suspenderse y prohibirse. Gran Bretaña tiene la capacidad para dejar a la Rusia de Putin en bancarrota. Pero Londres ha cambiado mucho. Y el rascacielo Shard, propiedad catarí, es un símbolo de ese cambio tan negativo para Londres y sus ciudadanos. Ese rascacielo sintetiza la nueva jerarquía de la ciudad.
Cuando cae la noche, el edificio se llena de limpiadores africanos muertos de hambre cobrando casi el salario mínimo en Londres, y tratados como algo menos que seres humanos. Los ventanales acristalados son limpiados por trabajadores polacos, que duermen hasta con más de 4 personas en una habitación en barrios de los más miserables de Londres. Eso sin contar los obreros lituanos y rumanos, que partieron sus espaldas construyendo ese edificio y ahora se quedaron sin empleo, merodeando alrededor de las orillas del Támesis.
El “Shard” es Londres. El símbolo de una ciudad que adora a los oligarcas y explota a los inmigrantes de forma descaradamente abierta. Todo esto a la vez que quiere fingir ser una ciudad donde existe una utopía multicultural. En la capital británica, en Londres, los ingleses ya no cortan el bacalao. Son simplemente los mercenarios de intereses ajenos a su población.
¿Londres o Nueva York? Nueva York, por supuesto.
Saludos