Para el legendario guitarrista tejano Stevie Ray Vaughan, el bluesman Lonnie Mack ha sido su mayor fuente de inspiración, el mejor espejo en que mirarse y toda una referencia inexcusable de la música del alma.
Lonnie Mack nace en Indiana en 1941, desde muy joven se inicia en el blues, comenzando a tocar en diversos locales de su ciudad natal. Debido a su virtuosismo a las seis cuerdas, es fichado para realizar sesiones de grabación al lado de mitos como Freddie King o James Brown. En 1963, edita una versión instrumental del clásico “Memphis” de Chuck Berry, obteniendo un gran éxito y logra establecerse como un músico muy valorado por la crítica del momento. Tiempo después, sale a la luz “Wham”, otro de sus hits que fue versionado magistralmente por Stevie Ray Vaughan en 1983.
Centrándonos en el álbum en directo, se publicó en 1989 por el histórico sello Alligator Records e incluye 8 pistas. De su producción se encargó Bruce Iglauer, ilustre fundador de la casa Alligator, que ya había trabajado con otras estrellas del blues como Fenton Robinson, Son Seals o Koko Taylor. Como ya es habitual, mencionaremos a los músicos que hicieron posible esta obra: Lonnie Mack (guitarra, voz), Michael Freeman (bajo), Dumpy Rice (piano) y Maxwell Schauf (batería).
Dentro del LP, nos encontraremos con fantásticos temas que hacen todos los honores al blues eléctrico: “Riding The Blinds” abre el disco con un espléndido piano y un adictivo guitarreo. Seguidamente, llega el punto álgido del LP con “Natural Disaster”, todo un hit y canción central del álbum. “Stop” y “I Found a Love” son unas bellas baladas bluseras en las que Lonnie y su banda depositan un gran sentimiento. El Meddley “Camp Washington Chili/If You Have to Know”, es sólo una muestra más del talento innato de Lonnie Mack a la guitarra.De sencillamente geniales, calificaré las pistas “Satisfy Suzie”, el apoteósico “The Move”, ejecutado a un ritmo trepidante y “Cincinnati Jail” con el que ponen punto y final a un elepé absolutamente redondo. Y así concluye esta aventura sonora, cortesía del bluesman Lonnie Mack. Todo un músico con letras mayúsculas, que siempre acompañado por su inseparable Gibson Flying V Serial númber 7, fue capaz de obsequiarnos con un Live de los que nunca se olvidan.
Durante su amplia carrera musical, Lonnie Mack pasó por muchas dificultades, llegando incluso a estar cinco años sin tocar. Pero en 1983 y coincidiendo con la popularidad de Stevie Ray Vaughan, Lonnie vuelve a sobresalir en el panorama blues. Colaboró con Vaughan en varios discos y se codeó con músicos de la talla de Keith Richards, Ry Cooder o Bob Dylan.Lonnie Mack no forma parte del cruel negocio de la música y su éxito comercial fue más bien escaso. Tuvo serios problemas con las multinacionales discográficas y en más de una ocasión, regresó desilusionado a su Indiana natal para tocar en bares y pubs, alejándose del nauseabundo business.
Quizás, no quiere ser un títere en manos de poderosos ejecutivos discográficos a los que tanto les da vender discos que calcetines. Y esto, demuestra la autenticidad de un músico.