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‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer

Publicado el 27 octubre 2010 por Cinefagos

‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer

Como ya sabréis, ‘Los cuatrocientos golpes’ fue la primera película que dirigió el francés François Truffaut y que supuso el comienzo de la denominada Nouvelle Vague, que luego cultivaría junto a Chabrol, Rohmer, etc.

La película es autobiográfica porque el protagonista (un niño golpeado por la vida) está basado en la infancia del propio Truffaut. El actor, Antoine Doinel (que en esta película está inconmensurable), representaría más adelante el mismo personaje (el álter ego de Truffaut) en otras películas del mismo director.

En un principio, ‘Los 400 golpes’ se concibió como un cortometraje de 20 minutos. Sin embargo, animado por sus compañeros, Truffaut reescribió la historia añadiéndole al guión anécdotas que le ocurrieron a él cuando era pequeño. Por esa razón, la película tiene una estructura muy fragmentada, donde el protagonista vive una anécdota tras otra, algo que inesperadamente le aporta mucho realismo a la película. Sin buscarlo, Truffaut hizo uno de los mejores ejercicios de cine honesto, humilde, sincero y real; paradójicamente, es exactamente eso lo que le falta al cine social de hoy en día.

‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer

Truffaut marcó un estilo ya desde el primer fotograma; los créditos de apertura, por ejemplo, se inician con la visión subjetiva de una cámara que realiza un recorrido por las calles del centro de la ciudad de París, mostrando muchos de sus edificios emblemáticos, siempre con la Torre Eiffel de referente, al fondo. Estos créditos enaltecen, por lo tanto, la figura de la ciudad, haciéndola una de las protagonistas más importantes de la película. Por otra parte, la Torre Eiffel, que permanece todo el tiempo al fondo, inmóvil, simboliza la autoridad, siempre presente, que será la que determine el conflicto principal de la película. La libertad de las calles de París en contraposición con la inmutable torre: una clara declaración de intenciones.

La película arranca con el niño protagonista, que es castigado de forma injusta por el profesor. Esto hace que el espectador se identifique con él, se ponga en su lugar y se sumerja en su punto de vista, desde el cual el mundo es injusto e incomprensible. Truffaut considera oportuno remarcar desde el primer momento la figura de la autoridad (simbolizada por el profesor) como un eje sólido y malvado; algo que coarta la libertad, la creatividad y la imaginación.

Según leo en Internet, el título de la película es una alusión a la expresión “hacer mil y una”, una clara referencia a la vida del supuesto “pillo callejero”. Sin embargo, los que hacen “mil y una” son los demás al protagonista, y no al revés.

La dirección incide todo el tiempo en la puesta en escena del colegio y de la casa del chico. Esos dos sitios tienen planos que se repiten una y otra vez, simbolizando una atmósfera opresiva y negativa. El chico solo tiene libertad cuando sale a la ciudad (se pasa infinidad de tiempo caminando o corriendo por las calles); esto ayuda a distanciar los dos mundos (libertad y opresión).

La dirección artística se caracteriza por su realismo, cuidando al detalle la puesta en escena, con secuencias por las calles con personas reales y situaciones “encontradas”. En cierta forma esta es una película improvisada, donde incluso los protagonistas (la mayoría niños) no son actores profesionales (aunque su trabajo es excelente).

‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer

‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer

El sonido es una pieza clave que enfatiza todas las escenas de “libertad” de la película. La banda sonora se utiliza en los momentos en los que la “juventud” del protagonista no se ve oprimida por la autoridad. Al mismo tiempo, cuando esa “libertad” cambia de torna, la música puntualiza la sensación de desconsuelo y pérdida del mundo interior del chico.

Es interesante analizar el clímax de la película; sucede en la prisión, donde el protagonista es sacudido por una sucia realidad aplastante. El mundo se comporta de forma injusta con él (sus padres lo abandonan, los policías lo consideran malvado y sus profesores lo expulsan). El niño es desplazado y olvidado en prisión, para luego ir al reformatorio, donde es más olvidado todavía. Allí vemos la escena más profunda y desgarradora de esta cruel película: su madre va a visitarlo, pero en lugar de darle lo que necesita, le dice cosas humillantes y estúpidas. Ese es el momento en el que el mundo real y el mundo del niño se separan definitivamente (si no lo habían hecho anteriormente) y de ahí surge una evolución en el niño. Una madurez proveniente de la confusión y del no entender nada de lo que pasa. Una sucia jugarreta del destino que sacude su vida y le obliga a encerrarse en su mundo para protegerse. Una radiografía del sufrimiento que sienten los niños olvidados del siglo XXI.

‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer

Una película profunda, dura y penetrante. Todo lo que ocurre es demoledor. Aunque es una sucesión de acontecimientos, nada sobra, nada falta. Quizás haya una escena relativamente más importante que las demás; la última, la que pone punto y final a la película, y que describe como nunca se ha hecho en el cine la soledad opresiva y la desorientación de la juventud, que finalmente se pierde.

Al final, el único cabo suelto que deja la película es el qué pasará con el niño. Sin embargo, esa búsqueda del futuro queda en un segundo lugar. Lo más importante es encontrar el significado de ese “futuro”, y si valdrá la pena seguir luchando. Por eso, la película se cierra en el mejor momento posible. Un final perfecto. De los mejores de la historia del cine.

 

‘Los 400 golpes’ – Eres un niño malo, que no vale para nada, a quien nadie quiere y que merece desaparecer


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