Warren Bennis, una de las autoridades mundiales en temas de liderazgo y autor de libros como Cómo ser el mejor líder o Líderes. Estrategias para un liderazgo eficaz, decía en una ocasión que «el liderazgo es el tema más tratado en la literatura del management y al mismo tiempo el peor comprendido». Comparto la misma opinión. Cada año se escriben multitud de libros sobre la cuestión que, desde mi punto de vista, seguimos sin comprender bien.
En Fast Good Management (Capítulo 16. Liderazgo: Lo que es no parece), escribo de manera resumida, lo que para mí, debe entenderse por Liderazgo. Éste aglutina 5 conceptos:
1. Liderazgo creativo (visión). Es importante que la empresa tenga clara su razón de ser: dónde está y dónde quiere estar. Cuál es su visión, misión, objetivos y cultura. Conocer las ventajas competitivas que atesora y cuáles son sus limitaciones. El directivo tiene que tener una gran capacidad para anticipar escenarios y trazar el rumbo y la estrategia a seguir. Como decía Séneca: «No hay buen viento para quien no sabe a dónde va».
2. Liderazgo emocional (seducción). No basta tener claro hacia dónde se dirige la empresa, sino que el directivo debe ser capaz de transmitirlo. Saber dotar de gran contenido emocional a los mensajes y que llegué a cada uno de los miembros de la organización. Todo líder que merezca este calificativo está obligado a ser un seductor, alguien capaz de entusiasmar con lo qué dice y cómo lo dice.
3. Liderazgo técnico (ejecución). Las palabras son inspiradoras porque evocan un futuro mejor, pero lo determinante son las acciones. Visión sin ejecución es alucinación. El liderazgo es la capacidad de convertir sueños en realidades. Sin resultados no hay liderazgo. O como decía Confucio: "Un hombre de virtuosas palabras no es siempre un hombre virtuoso". Las palabras bonitas, sí, pero siempre que vayan acompañadas de hechos. En una rueda de prensa, el entrenador del F. C. Barcelona, Pep Guardiola, era preguntado sobre cuánto tiempo duraría en el banquillo. Y contestaba: «Si gano, duraré mucho; si pierdo, poco». No se puede resumir de manera más clara.
4. Liderazgo humano (personas). Se pueden conseguir resultados de dos maneras: sin tener en cuenta a las personas o teniéndolas en cuenta; machacándolas o consiguiendo que se desarrollen al mismo tiempo que la organización. Lo primero da resultados a corto plazo porque la gente tiene que comer, pero su sostenibilidad es dudosa. Antes o después, cuando a las personas no se la trata con dignidad y se las ningunea, acaban emigrando. No se trata de ser blando, sino de combinar exigencia con tacto, disciplina con cariño, rectitud con generosidad. No hay que caer en el «amiguismo», pero las relaciones profesionales siempre deben estar basadas en el respeto y la profesionalidad. El autoritarismo es el arma y la herramienta de los débiles y seguros. El auténtico líder busca el encuentro con la gente, negocia y gestiona conflictos de manera permanente, por ello la Inteligencia Emocional es su herramienta clave. El 90% del éxito directivo es Inteligencia Emocional.
5. Liderazgo ético (valores). La ética es inherente al concepto de liderazgo, aunque algunos la pasen por completo por alto. El profesor Fernández Aguado explica esta cuestión con gran agudeza. Una cosa es el liderazgo técnico (arrastrar a la gente) y otra el liderazgo ético (hacerlo hacia objetivos valiosos). El auténtico líder es el que hace bien el bien; es decir, hace las cosas correctamente (técnica) y además hace las cosas correctas (ética). En este club están Ghandi, Mandela o Teresa de Calcuta. Otros simplemente son expertos en hacer bien el mal; tienen un gran liderazgo técnico pero carecen de cualquier referencia ética. Aquí caben Hitler, Stalin o Lenin. Resumiendo: no basta hacer buenos negocios sino que hay que hacer negocios buenos.
Sin ética no se puede hablar de Lideragzo; hablaremos de mafiosos, conseguidores, maquiavelos empresariales en los que el fin justifica los medios, gente sin escrúpulos que son mercenarios del dinero... pero no de Líderes. Líder es aquel que además de conseguir resultados, respeta las reglas del juego, tanto las escritas como no escritas. Pero todo hay que decirlo: Ser ético en el mundo de la empresa (y en la vida) no resulta tan sencillo: primero, porque no es fácil definir y acotar la ética (hay muchas zonas grises); y segundo, porque en todo ser humano hay una parte oscura y menos amable, que las circunstancias y los entornos pueden hacer aflorar. Hablar de ética desde el púlpito es fácil; ponerla en práctica mucho más complicado (ver en Fast Good Management, el Capítulo 6. ¿Merece la pena ser ético?).
Recomiendo leer la excelente entrevista realizada a Javier Fernández Aguado, Presidente de MindValue, con el titular: La ética te permite ser libre. (Y si estás interesado en el tema, en el siguiente link puedes ver Libros sobre Ética y Valores en la Empresa). Dice José Antonio Marina que «la ética es el modo más inteligente de vivir»; también este autor, apuntaba: «La bondad es el rasgo de mayor inteligencia de una persona».
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