Son muchas las personas que utilizan la energía de comienzo de año o de una nueva época para plantearse propósitos y objetivos.
Algunos de esos propósitos y objetivos son viejos conocidos. Tal vez algunos son nuevos. Sin embargo, la mayoría jamás se materializan.
¿Eres de esas personas?
¿Tienes algún propósito u objetivo que te gustaría conseguir pero aún no lo has hecho?
¿Te dices a ti mismo que eso es imposible?
Si has respondido "sí" a alguna de esas preguntas, bienvenido a este artículo.
Sigue leyendo para descubrir los 5 motivos por los que no logras tus objetivos o propósitos.
Los verdaderos motivos por los que no consigues tus objetivos
1. Empiezas la casa por el tejado
Probablemente te estés lanzando mensajes internos contradictorios.
Me explico.
Por un lado quieres un determinado objetivo, ir más allá en un aspecto de tu vida y conseguir un propósito que puede sientas intenso en ti. Pero por otro lado, no has hecho ningún cambio interno para lograrlo.
Es decir, sigues con tus creencias poco útiles, mantienes pensamientos de imposibilidad y no dedicas tiempo a desarrollar o reforzar nuevas habilidades o hábitos en tu día a día.
El éxito no es más que unas cuantas disciplinas practicadas diariamente. Jim RohnLanzarte hacia tu propósito u objetivo es como si te prepararas para viajar. ¿Te irías de viaje sin mochila o una maleta cargada de ropa no adecuada?
2. No son tus objetivos
Es posible que te hayas puesto objetivos desde tu personalidad y no desde tu corazón. El objetivo nunca es el que crees que es.
Cuando nos planteamos objetivos o propósitos es necesario profundizar en el para qué de ese objetivo. Así te darás cuenta de que lo que quieres no es lo que crees que quieres, sino que buscas algo distinto.
También suele pasar que nos apropiamos de objetivos que pertenecen a otras personas de nuestro entorno. Es algo que ocurre de forma inconsciente.
Por ello, parar a reflexionar antes de marcarte objetivos o propósitos es fundamental. Pregúntate varias veces para qué quieres ese objetivo.
El propósito de la vida es una vida de propósito.Robin Sharma.3. No sabes planificar en el día a día
Si tu caso no es ninguno de los anteriores, o incluso si lo es, puede ocurrir que no sabes organizarte.
Es una habilidad que pocas personas han desarrollado con eficacia. No se suele enseñar, y cuando no tienes esta habilidad de manera innata, tienes que desarrollarla o fomentar otras habilidades como la delegación.
Para materializar objetivos y propósitos, una vez los has proyectado con conciencia, los has visualizado y sentido en el cuerpo es momento de volver al presente para pasar a la acción.
Pasar a la acción requiere traer tu mente ejecutora al corto plazo, a lo cercano, a lo que puede hacer aquí y ahora.
Para saber qué hacer y elegir la acción que más contribuye a tus objetivos, tienes que saber que tu mente no es una buena gestora. Por lo tanto es necesario un buen sistema de productividad que te permita planificar y organizarte tu día a día de la manera más efectiva posible. Un sistema que te permita estar en la acción enfocada, ponerte en foco.
4. Sobrestimas tu energía
Subestimas tu energía y lo que puedes conseguir en el medio-largo plazo.
A casi todos nos pasa que pensamos que en un día o en una semana vamos a ser capaces de hacer muchas cosas de las que finalmente hacemos. Luego no sucede así y posiblemente te frustras.
Las causas suelen ser:
- No estas acostumbrado a estimar bien el tiempo de lo que te cuesta hacer las cosas. Empieza a usar la herramienta Toggl.
- Comienzas a hacer tareas que no son acciones, sino más bien proyectos que hacen vayas de una tarea a otra, y que cuando te pongas a hacer alguna de ellas te des cuenta de que tienes que hacer antes otras. Falta claridad y orden.
- Te dedicas a una acción mientras tu mente está en otras 20 al mismo tiempo. Esto genera una fuga de energía tremenda.
Hay que saber escuchar al cuerpo y valorar el nivel de energía que tenemos (baja/alta) y el estado de ánimo (abierto/cerrado). Así podrás aprovechar al máximo ese estado, hacer lo que se adapta a él o ser consciente para modificarlo.
5. Tiras muy rápido la toalla
Este es uno de los mayores errores que la gran mayoría de personas cometen.
Nos olvidamos por completo del proceso de aprendizaje que aplicamos cuando somos pequeños.
De niños aprendemos y mejoramos por repetición. Repetimos, repetimos y repetimos hasta la saciedad para interiorizar las habilidades en cada de las células de tu cuerpo.
Así aprendiste a hablar, escribir o caminar.
Sin embargo, cuando se trata de poner en marcha un plan de acción para conseguir tu objetivo, la impaciencia te juega una mala pasada y tiras la toalla a la primera.
Es esencial que repitas introduciendo pequeñas mejoras y compruebes si realmente marcan la diferencia para conseguir resultados.
Perserverar no quiere decir que siempre hagas lo mismo. De hecho seguro que conoces la famosa cita de Einstein: Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo.
La clave es repetir con conciencia, sabiendo que repites la estrategia usando pequeñas mejoras, tal y como cuenta la filosofía kaizen.
Conclusión
Antes de querer conseguir un propósito escúchate y observa desde donde emerge ese deseo. Pregúntate si ese objetivo está alineado con tus talentos y dones naturales.
No todo es para todos o no todos tenemos que tener los mismos tipos de objetivo o propósitos.
Cada uno tiene su forma única de llegar al mismo punto. Hay tantos planes de acción y caminos como personas.
Y para mí siempre hay un propósito más profundo, que es el de descubrir que la vida es en este instante, aquí y ahora.
Recuerda poner atención en aquello que te hace feliz desde el corazón y no desde la razón o el debería.
Fuente: https://www.beatrizblasco.com/motivos-no-consigues-tus-objetivos/