Los
anglosajones utilizan la expresión “day and date” para referirse al estreno
simultáneo de una producción audiovisual en diversas plataformas.
En
Hollywood esta práctica se hizo realidad, por ejemplo, en films como “Margin
Call” (2011, J.C. Chandor, con Kevin Spacey) siendo estrenada en cines y en TV
por cable simultáneamente.
En
España también tenemos algún ejemplo al respecto: el falso documental “Carmina
o Revienta” (2012, Paco León, con Carmina Barrios) se estrenó en cines, TV de pago,
DVD e Internet al mismo tiempo.
Esta
introducción responde a mi afición cinematográfica, por un lado, y, por otro,
porque plantea un escenario que últimamente aparece (y nunca mejor dicho) “por
todos lados”: el entorno Omnicanal.
La
verdad es que como clientes cada vez nos movemos más en este escenario (porque
nos facilita el proceso de compra… al menos en algunas de sus fases), si bien
cuando observamos el fenómeno como profesionales nos cuesta un poquito más
entender las claves para desenvolvernos eficientemente.
Llevamos
ya algunos meses trabajando para un cliente del sector distribución que está
transformando de forma sustancial su modelo de negocio: de un entorno casi
exclusivamente basado en tiendas físicas (comenzó su andadura en España hace un
cuarto de siglo) está migrando a un entorno claramente ominicanal, es decir, la
integración (en un sentido amplio) de todos sus canales de venta.
El
programa que estamos desarrollando para ellos parte de la inquietud de RH y
Formación de ser capaces de avanzar con las personas al menos tanto como con
los procesos logísticos o tecnológicos. Para ello hemos diseñado (y estamos
implementado en toda su red de tiendas distribuidas por toda España) un
programa de formación que denominamos “Sensibilización Omnicanalidad”.
Uno
de los pilares fundamentales de este programa es la jornada presencial que
reciben la práctica totalidad de los profesionales de cada tienda (en estos
momentos habrán pasado por estas sesiones unas 3.000 personas). Cuando arranca
dicha sesión, una de las primeras sensaciones que tienen (sin conocer aún con
detalle el alcance del proyecto que está desarrollando la compañía) es que lo
que se persigue es potenciar la venta on line por encima de la venta en las
tiendas físicas. Nosotros les decimos que no es así … y ellos no nos creen.
La
sesión está diseñada para ir “de menos a más”, comenzando con algún ejercicio
sobre cómo nos comportamos siendo clientes. Es fácil entrar en el mundo
omnicanal y ver sus ventajas (poder comparar ofertas a través de internet,
poder comprar on line y recoger el producto en una tienda física, etc.).
En
algunas ocasiones hemos utilizado algún vídeo para ilustrar hacia dónde se
dirige el comercio minorista omnicanal …
A
medida que vamos profundizando ven todo el potencial que les brinda la
estrategia omnicanal (que no implica, efectivamente, derivar clientes “físicos”
al entorno online, sino contemplar que los clientes que acuden a las tiendas
antes o después se mueven también en el entorno online).
A
partir de aquí se produce un salto cualitativo muy relevante: si la compañía
está implementando actuaciones
estratégicas muy importantes para convertirse realmente en una empresa
ominicanal es porque los clientes son omnicanal … y el siguiente paso será que
los profesionales de las tiendas tendrán que ser “profesionales omnicanal”.
A
esta conclusión suelen llegar los propios profesionales, en este momento de la
sesión, aunque inmediatamente se les dibuja en su rostro una inquietud: “¿en
qué consiste ser un profesional Omnicanal?”.
Al
principio parece difícil responder a esta cuestión, si bien de nuevo la sesión
(y los ejercicios y dinámicas que empleamos) les ayuda a que “visualicen”
algunos comportamientos que pueden servirles de guía en este “nuevo mundo”.
En
primer lugar destacamos que ese “nuevo” profesional ha de ser proactivo …
aunque no a la “vieja” usanza. La proactividad ahora, por ejemplo, hay que
entroncarla con las nuevas tecnologías (internet y las redes sociales son
entornos por los que nuestros clientes transitan habitualmente … luego hemos de
ser proactivos también ahí).
En
segundo lugar, hemos de transmitirle al cliente (especialmente cuando acude a
nuestras tiendas físicas) que amamos nuestro negocio, que le ponemos pasión,
intensidad, cariño, mimo, … a nuestro quehacer diario.
Un
tercer elemento importante es que el hecho de ser omnicanal implica tener una
oferta de valor mucho más amplia para el cliente. El portfolio de
productos/servicios ha crecido exponencialmente en muy poco tiempo. Como profesionales, por tanto, hemos
de encontrar soluciones que van mucho más allá de lo que se encuentra en la
tienda física. Uno de las “derivadas” de este elemento es que tenemos que estar
permanentemente al día de las novedades que se van publicando (y que el cliente
puede conocer de manera inmediata).
El
cuarto pilar es muy sencillo de formular pero más difícil de interiorizar: el
cliente pertenece a la compañía en un sentido amplio. Esto implica que en
cualquier punto de la red (física o virtual) tenemos que trabajar para que el
cliente tenga la experiencia más positiva (idealmente “más allá de sus
expectativas”). De esta forma conseguiremos su “lealtad”. Esto implica, por
tanto, tener una visión mucho más amplia, cambiar “territorio” por “escenario”,
no estar centrado en mi sino en el cliente y sus necesidades y expectativas.
Una frase muy descriptiva a este respecto es que en términos de cliente “donde
quiera, cuando quiera, cómo quiera”.
Por
último, pero no menos importante, podemos concluir con otra máxima del entorno
Omnicanal: el cambio ha venido para quedarse, “el viaje a la transformación” ha
de ser una evolución constante, sin marcha atrás, exigiéndonos una
actualización permanente, una innovación permanente, una apertura permanente, …
Esperemos,
pues, que podamos aprovechar todo la fuerza, el empuje y las posibilidades que
el mundo Omnicanal en el que (ya) vivimos nos ofrece.