Hay momentos en la vida en los que estás volcado en tus hijos, en los que la mayor parte del tiempo estás sembrando sus vidas después del duro trabajo de preparar el terreno para que sea fértil, y hay otros momentos en los que merece la pena dedicarte a observarlos crecer porque esa es la mayor satisfacción que como padres podremos tener.
En ese momento estoy con mi hijo mayor… ¡y me emociona poder saborearlo! A lo largo del crecimiento de los hijos hay etapas en que enseñar a volar y otras en las que ves el vuelo. Este año era el de volar él solo con sus tareas escolares. Os diré que me aparté con dudas… las tenía, y muchas. Y como siempre, ahí están ellos para demostrarnos que son capaces de mucho más de lo que creemos. No solo me ha demostrado que sabía volar, sino que está siendo muy satisfactorio para él en su crecimiento personal. Sabía que tenía que apartarme para que él lo aprendiera, y ya os digo que lo tuve que hacer de golpe porque si no, seguiría sin dejarlo crecer… Lo que no sabía era la satisfacción que me supondría verlo tan satisfecho de sí mismo.
Cuando te apartas un poco para observarlos te puedes maravillar de lo que han conseguido hacer ellos mismos con lo que tú les has enseñado. Y eres capaz de admirar ese toque exclusivo que consiguen darle para que dejen de ser tus enseñanzas y sean las suyas propias. Es en esos momentos, en los que solo observas, cuando descubres que aquella teoría que tú tenías, tiene una mejor experimentación en ellos mismos.
Si tuviera que compartir cuáles eran los puntos de mi teoría en su educación, y que ya puedo decir que llevados a la práctica tras nueve años son simplemente geniales, serían estos:
- AUTOESTIMA: cuando son pequeños aprender a sentirse seguros con nosotros, su familia, pero observar que se sienten seguros consigo mismos es una tranquilidad inmensa para nosotros como padres. Esa es la seguridad que yo necesitaba, saber que aún en aquellas situaciones en las que no esté yo, él será capaz de sentirse seguro porque se tiene así mismo.
- CONCIENCIA SOCIAL: saber que sus acciones tienen influencias en otros, y que otros influyen en ellos, de tal manera que sea lo suficientemente generoso con cualquiera como para compartir lo que es, y lo suficientemente tolerante como para tratar de entender siempre a otros. Esa capacidad de empatía es la que les da el equilibrio a una sana autoestima.
- INTELIGENCIA EMOCIONAL: para todas aquellas situaciones en las que las circunstancias nos influyen, hacer uso de ella alivia, reconforta y da la suficiente tranquilidad de que la adversidad tiene solución si buscan en ellos mismos y dejan de excusarte en algo ajeno. Hace que tengan paciencia y busquen soluciones tanto en ellos mismos como en otros, y no culpables. Ellos tienen soluciones y nosotros les podemos ayudar a encontrarlas por sí mismos.
- EDUCACIÓN EN VALORES: significa tener unos principios a los que recurrir siempre en caso de duda, porque tienen la suficiente dignidad de saber que ellos les hacen ser lo que son. Esos valores los hacen grandes y más aún cuando los comparten con los demás. Junto con la conciencia social se encargarán de que nada ni nadie les sea indiferente.
- CRITERIO PROPIO: tratar siempre de buscar la información y saber diferenciarla de la opinión, para que de nuevo la convivencia entre lo que ellos piensen y lo que piensen los demás sea óptima. Así siempre podrán ser dueños de sus consecuencias, porque ellos eligieron las acciones. Y con esa conciencia social de la que hablaba anteriormente, no tratar nunca de imponerlo.
- CREATIVIDAD E INSPIRACIÓN: son sus huellas de autenticidad. Quien se inspira en otros, y es capaz de inspirar al mismo tiempo incorpora un valor añadido al equipo, que lo hace crecer como tal. Y a nivel individual, ser creativo siempre, no buscar imitar ni ser copia, porque solo así podrán marcar la diferencia.
- VALORAR LO DIFERENTE: porque es enseñanza personal de algo que no tienen o no son, y cuando uno es capaz de ver y admirar lo que otros tienen, aprenden a crecer con lo mejor que el resto de miembros de la sociedad tiene. Si no hay que ser indiferentes, tampoco hay que escatimar en reconocer aquellas genialidades ajenas que ven como nuevos aprendizajes para ellos, y que les ayudan a crecen de forma sana.
- ESFUERZO Y CONSTANCIA: les ayudará a alcanzar aquello que necesitan del largo plazo para incorporarlo a sus vidas. La ley del mínimo esfuerzo no debe de ser algo que aprendan, porque lo genial de disfrutar el día a día es que también llegará un momento en el que esa suma de días les hagan ser lo que siempre soñaron ser.
- EXCELENCIA: si hay que hacer algo, ¿por qué no hacerlo de forma genial? Y aprenderán, que la genialidad es infinita porque los alimenta de forma constante.
Así que de verdad, no lamentes el tiempo en el que estás sembrando en tus hijos, porque ese tiempo en el que te dedicarás a observar lo que con tu ayuda han conseguido llega y ¡merece disfrutarlo con la satisfacción de quien confiaba en ellos! A veces necesitan volar sin ti, para tú poder apreciar el vuelo.
Y vosotros ¿compartís algunos puntos de mi teoría? ¿Cuales son los vuestros?