Los abusadores que Castro envió a Panamá

Por unos segundos se pudo ver el video, a través de Telesur, de los golpes que propinaron los delegados oficialistas de Cuba en Panamá. Alcancé a ver, y es el gesto que más recuerdo, a un hombre que por encima de los demás arremetía con su puño ejerciendo su fuerza brutal, y que me recordó aquel 8 de noviembre de 2012, cuando frente a la unidad policial de Acosta, me golpearon los miembros de la Seguridad del Estado cubana por exigir la liberación de Antonio Rodiles que se encontraba detenido en las celdas de esa estación.

Golpear es una práctica diaria que cometen con los disidentes cubanos. No pudieron evitar hacer lo que hacen siempre, es su instinto, su educación castrista.

Misteriosamente, esos segundos de imagen del altercado que exhibió Telesur, no fueron vueltos a repetir; una llamada de sus políticos los censuró. Por su parte, Cuba, a través de sus medios de comunicación, asegura que aquel disturbio fue comenzado por los opositores a su gobierno, pero no es lo que recogen las cámaras que allí se encontraban.

Cuando en Guadalajara, México, se le dedicó a Cuba la Feria del Libro, allá por el 2002, ocurrió lo mismo. Los enviados por Cuba llenaron el recinto en la presentación de “Letras Libres”, y allí arremetieron contra sus expositores.

Conocemos que es la forma de pensar de sus gobernantes y de sus secuaces, que obran sin conciencia política, sino por las dadivas que reciben del poder.

Y que esto ocurra en medio de las conversaciones Obama-Castro, no me hace sospechar de la parte cubana porque ellos son lo que son, y nada podrá cambiarlos. Desconfío de la parte norteamericana; me cuestioné lo que realmente buscan, porque no he visto un ápice de progreso ni de interés del dictador, salvo el de aferrarse al poder con el dinero que piensa ganar una vez que levanten el embargo.

Si de coherencia se trata, no veo el camino positivo de esas erróneas negociaciones porque fueron concebidas, desde su parto, como una criatura deforme y retrasada. Mientras las partes, Washington y La Habana, pierden su tiempo en dilatadas conversaciones, la disidencia cubana continúa resistiendo el encarcelamiento injusto y las golpizas constantes.

No puedo asegurar si Obama nos abandonará o no, pero sí estoy convencido de que Dios permanece a nuestro lado.

Ángel Santiesteban-Prats

Prisión Unidad de Guardafronteras. La Habana. Abril de 2015.