El largo culebrón de las relaciones masonería y la iglesia y viceversa, es algo que sobrepasa a los estadios veraniegos, ya que salpica de forma continuada los tabloides informativos masónicos y los eclesiales a cada hora.
Tan pronto nos asaltan noticias sobre las condenas «vaticanas» habidas y por haber, sobre la membresía masónica, ignorando a día de hoy la condena que pesa sobre los masones por su adscripción, aunque es de suponer que solo incumbiría a los masones creyentes.Es de suponer que esa condena no irá más allá de vivir en un virtual «pecado» a decir de los medios eclesiales, aunque no sé si ese pecado es «venial» o por el contrario es «mortal».Aunque a decir verdad no parece que estén muy abrasadas las conciencias masónicas, sobre todos aquellos que pueden sentir imbuidos al estar dentro de la llamada «masonería bíblica» o sea aquella que se sitúa en el ámbito de exigir a sus miembros la creencia en un Ser Supremo, en la trascendencia, la inmortalidad del alma, como es la masonería «regular».A los demás me imagino que les da igual ocho que las posibles ochenta condenas, pues se sitúan en el ámbito de que las «creencias o no creencias pertenecen al ámbito íntimo de las personas» y por tanto nadie tiene potestad sobre tales consideraciones, por tanto, hay una gran mayoría de masones que estamos a salvo de tanta proclama vaticanista. Y a partir de esta propalada noticia se nos plantean las primeras paradojas, pues que se ha dado una reacción íntima entre las condenas y las posibles explicaciones de unos y otros, para que esas condenas no parezcan lo que son y viceversa, cuando en realidad la masonería «regular» no debiera sentirse concernida, puesto que hay una importante mayoría, no en España, pero sí en el resto del mundo, la cual basa su membresía en la exigencia de una serie de dogmas antes citados, pero cuya creencia religiosa está dentro del mundo protestante, por tanto no debieran sentirse incluidos en las diatribas y condenas vaticanas. No deja de ser curioso que cuando tales cuestiones se producen estas no tenga tanta repercusión en Europa. No veo yo que los entornos masónicos europeos, digamos que se manifiesten muy al contrario de lo que sucede en esta España nuestra.Todo esto viene a raíz de la noticia que provoca el prelado italiano Gianfranco Ravasi,presidente del Colegio Pontificio para la Cultura, que publica un extenso artículo publicado en el diario italiano “Il Sole 24 Ore” en el que llama al diálogo entre la Masonería y la Iglesia Católica basado en los «valores comunes» de ambas instituciones como pudieran ser el «sentido de comunidad, la beneficencia, la lucha contra el materialismo o la defensa de la dignidad humana».Lo cual ha sido rápidamente repicado por muy diversos medios informativos masónicos, en España, llama la atención la noticia recogida por el órgano de la Gran Logia de España, Gran Oriente, que se hace eco de dicha noticia lo cual se ha extendido también como reguero de pólvora por diversos perfiles masónicos en Facebook.Y me llama la atención esa prestancia a lo que se dice en los ámbitos religiosos vaticanistas, que además se permiten definir lo que es la masonería y su práctica, claro está arrimando el ascua a su sardina.Evidentemente los exegetas de la «regularidad» a renglón seguido empiezan con sus morcillas interesadas como estas perlas: «Recuerda que muchas logias inglesas se nutren del clero de la Iglesia Anglicana y que fue un pastor presbiteriano quien redactó las Constituciones de la Masonería Regular, de la que es garante en nuestro país la Gran Logia de España, en las que se afirma que un masón no será nunca un ateo estúpido ni un libertino irreligioso».Las tergiversaciones llegan a crear símiles de este tipo; la Gran Logia Unida de Inglaterra, como gran logia madre a decir de la «masonería regular» está trufada de elementos eclesiales, por tanto, pareciera que las demás masonerías debieran seguir ese mismo patrón, cuando en realidad esto debiera preocupar poco a la Iglesia Católica, ya que esta no tiene mando en plaza sobre el protestantismo.Más allá de sentirse grey de una cierta creencia religiosa por parte de una cierta masonería y hacer un cierto seguidismo, lo cual no parece casar muy bien con toda la monserga que siempre se nos recita a modo de letanía «la masonería no es una religión, en masonería no se habla sobre política y religión». Etc.Por otro lado, la «morcilla» introducida en la noticia no deja de tener su aquel, cuando se dice «que un pastor presbiteriano fue quien redactó las Constituciones de la Masonería Regular»¿Pero no habíamos quedado en que la Gran Logia de Londres (1717) y todos sus prohombres eran todos unos «irregulares» ?, Y lo auténtico era la Gran Logia de los “Antiguos” de 1751 de Dermott y compañía, entonces, ¿Cómo es eso de que Las Constituciones de 1723 son la expresión de una masonería «regular» ?, ¡Impresionante ¡Lo que ya es de risa, ya que el Pisuerga pasa por el Támesis, es eso de «España es garante -de ello- la Gran Logia de España» ¡Toma ya¡, O sea que las Constituciones de 1723 son «regulares» y de ello es «garante» la Gran Logia de España (GLE)De verdad los juegos malabares por estar en todas las salsas por parte de los Hermanos de la Gran Logia de España (GLE) no tiene precio.Dicen ser liberales y herederos del quehacer del Gran Oriente Español (GOE), y no dudan en revindicar tal herencia, traicionando la memoria laicista y anticlerical de un quehacer «fuerte, combativo y republicano y político» como encarnaron los Hermanos del GOE cuya coherencia les llevó a muchos de ellos al exilio, y ahora resulta que más a más. La GLE se fija como garantes de la «irregular» Gran Logia de Londres de 1717, cuando en realidad son hijos directos de la escisión creada por Dermott y sus Gran Logia de los “Antiguos” lo cual se materializó con la aparición de la Gran Logia Unida de Inglaterra en el Act of Union de 1813 y la materialización de los conceptos de «regularidad»Por otra parte, veo que unos y otros, vaticanistas y «regulares», se empeñan en recoger rábanos por las hojas con el tema de «no será nunca un ateo estúpido ni un libertino irreligioso» que creo que a estas alturas ya merece la pena unas aclaraciones para conocimiento general de los presentes, lo cual dejaré para otra ocasión, pero es una pena la poca exégesis que hacen los librepensadores «regulares» de la patrística masónica.La otra paradoja que se produce es lo expresamente veloz que se está para socorrer a estos llamamientos, y las abluciones ante estas proclamas, y lo parco y cerriles que se está en la voluntad de crear espacios de consenso y encuentro entre «Hermanos Separados», que decía Alec Mellor.Es increíble que algunos Hermanos sean más proclives a «hacerse perdonar los pecados de rebelde membresía”, supongo que ello supondría disolver en la memoria histórica los movimientos heréticos, tenidos como tales por la Iglesia Católica en pro de ese acercamiento y entendimiento, como pudiera resultar con el tema de Giordano Bruno, por poner un ejemplo. Sin olvidar la acción de toda la escuela librepensadora, de la cual debiera ser también heredera la GLE, pues el GOE, al que tanto revindica, participó en tiempo y forma en el desarrollo y mantenimiento del mundo librepensador con el sostenimiento de los Congresos mundiales de Librepensamiento, que eran muy combativos con el mundo religioso y clerical.Por otra parte, no veo preocupación por parte de la «regularidad» en que ese posible acercamiento con los estamentos religiosos católicos conllevaría a su vez una separación aún más profunda con el entorno de la «masonería irregular», dadas las calificaciones por parte del prelado italiano de «estúpidos, libertinos, materialistas».Aunque me imagino que eso les importa un bledo, me refiero a la GLE, que a diferencia de lo que pasa en Francia, la GLE, a día de hoy carece de la voluntad de «crear espacios comunes» entre las «masonerías» para intentar un mayor conocimiento y encuentro, más allá de los prejuicios y las animadversiones. Esa es paradoja, que se está más pendiente de lo que se diga desde el Vaticano, que lanzar redes para una mayor profundización de carácter masónico, entre «Hermanos» y entre «Masonerías»Cosas del querer ¡
Victor Guerra