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Los adoradores del Ángel Caído

Publicado el 23 agosto 2021 por Pailov7994

Entre Siria, Iraq, Turquía e Irán podemos encontrar una comunidad claramente diferenciada por la lengua que hablan. Efectivamente los kurdos se distinguen por hablar una lengua irania que contrasta con las lenguas túrquicas o semíticas de la mayor parte de países a su alrededor.

Sin embargo, desde el punto de vista religioso la diferencia no es en principio tan grande, pues la mayor parte de los kurdos practican el islam sunnita. Pero una vez que investigamos más a fondo las diferentes comunidades que a su vez componen el pueblo kurdo, se pueden hallar una serie de minorías caracterizadas por la práctica de religiones cuyas doctrinas y rituales las hacen contrastar enormemente con las principales religiones de Oriente Medio.

Una de estas comunidades, en concreto, ha sido acusada reiteradamente a lo largo de la historia por sus vecinos de conformar un culto al diablo. Hablamos aquí de los yazidíes, pueblo que, como probablemente conocerá el lector, fue objeto de matanzas y esclavitud por parte del Estado Islámico de Iraq y el Levante en 2014, quien lo justicó por los motivos antes mencionados.

Pero ¿Quiénes son los yazidíes? ¿Cuál es su historia? ¿Por qué se les acusa de adorar al diablo? Podemos empezar a contestar algunas de estas preguntas haciendo referencia al origen de su nombre. Ciertamente esta es una cuestión poco clara, pues si bien popularmente se ha relacionado con el kurdo ez dam (Fui creado), dicha etimología no ha resistido un serio análisis filológico. Relacionado también con el iraní antiguo yazata (Divinidad), se tiende a relacionar el nombre yazidí con el califa Omeya Yazid ibn Muawiya.

Efectivamente en el norte de Iraq existieron partidarios de los Omeyas entre los siglos XI y XII, que eran conocidos también como “yazidíes”, si bien no está claro si estos son de alguna manera los antecesores de los actuales yazidíes. Sin embargo, la existencia de un tal Sultán Yezid en la mitología yazidí hace que no se tan descabellado pensar que esta comunidad se remonta, al menos en parte, a un grupo de partidarios de aquel califa, que incluso llegarían a venerarlo como una divinidad o un ser sagrado.

Los adoradores del Ángel Caído
Moneda de estilo árabe-persa del califa Yazid ibn Muawiya (Reinado entre 680-683). Fotografía del Classical Numismatic Group, Inc.

Esta posible conexión con el califa Yazid ibn Muawiya es otro punto que utilizan sus vecinos musulmanes para atacarles. Sobre todo los chiitas y los alevíes consideran que los yazidíes serían los partidarios de quien lideró a los ejércitos que acabaron con Husayn ibn Ali, nieto del profeta Muhammad.

Aunque aceptemos que los yazidíes descienden de los antiguos partidarios del califa Yazid, aún hacen falta otros personajes históricos que darían su forma actual a sus creencias. La figura más importante en este sentido fue sin lugar a dudas el Jeque Adí, nacido sobre la década del 1070 en el Líbano.

Este personaje, tras estudiar en Bagdad fundó una orden sufí en el Kurdistán, que sería conocida con el nombre de Adawiya. Esta orden acabaría interactuando con aquellas poblaciones locales que, como comentabamos, habrían desarrollado un culto hacia Yazid ibn Muawiya.

Pueden encontrarse, por tanto, paralelismos notables entre el sufismo y el yazidismo. El más importante es la visión acerca del ángel caído, Iblis en el islam. Si la mayor parte de musulmanes considera a este como un ser maligno, que se negó a obedecer a Alá cuando pidió a los ángeles que se postrasen ante Adán, entre los sufíes se han desarrollado opiniones que lo ven de forma positiva, al haberse negado a adorar a otro que no fuera Alá, convirtiéndose así en el primer monoteísta.

Los adoradores del Ángel Caído
Grupo de yazidíes en la montaña de Sinjar, en la frontera sirio-iraquí (Fotografía tomada por los hermanos Sarrafian)

Los yazidíes, siguiendo en esta línea, han llevado un poco más allá la visión positiva acerca del ángel caído. Consideran que entre los arcángeles estaba Melek Taus, quien es representado como un pavo real y que es identificado con Azrael, el ángel de la muerte en otras religiones. Al igual que en el Corán, Melek Taus se negó a postrarse ante Adán, pero a diferencia del texto islámico, Dios ve que este es su más devoto servidor, por lo que otorga la tarea la crear y mantener el mundo material.

Irónicamente parece ser que el Jeque Adí mantenía una postura más ortodoxa en lo que respecta a Iblis, lo que no ha impedido que haya sido considerado por los yazidíes como un avatar de Melek Taus.

No solo en los aspectos puramente teológicos influyó la presencia de los Adawiya. Por el contrario, la organización social de los yazidíes se vió modificada para asemejarse a la de las órdenes sufíes. De esta forma encontramos diferentes castas hereditarias en el sacedorcio. La más elevada serían los jeques, que disfrutan de una especie de santificación en vida. Luego estarían los pires, a quienes se les atribuye la capacidad de realizar milagros. Después tendríamos a los kawales, que se encargan de ir predicando la doctrina por las aldeas yazidíes. Por último los fakires, que visten de negro y se encargan del mantenimiento del mausoleo del jeque Adí.

El matrimonio entre los yazidíes solo puede realizarse dentro de la casta a la que pertenece cada uno y, además, los matrimonios con no-yazidíes están terminantemente prohibidos. La conversión al yazidismo no es posible, solo se es yazidí si se nace dentro de la comunidad.

La presencia del califa Yazid así como de estos elementos sufíes nos incitan a pensar que el yazidismo era en principio una rama del islam, que acabó tomando caminos ciertamente heterodoxos. En efecto, podemos encontrar un himno dedicado al Jeque Shams, hijo del Jeque Adí II (Tercer líder de la orden Adawiya) y considerado encarnación de Melek Taus y divinidad solar, que dice así:

KurdoCastellano

ǰihū ku di ǰihūna,
Salafxōrin di Bōtānē būna,
Aw žik (ži ku) li pē Šēšim dičūna.
Falah ku falāna,
Yē bi k’ašiš ū ābūnana,
Aw žik li pē Šēšim diharina.  Los judíos, que son judíos
Fueron usureros en Bohtan
También buscan al Jeque Shams
Los cristianos, que son cristianos
Quienes tienen curas y monjes
También buscan al Jeque Shams  

Como podemos ver, se nombran aquí a las distintas comunidades religiosas, señalando que aunque tuviesen su propia fé, iban también en busca del Jeque Shams. Sin embargo se omite a los musulmanes, lo que sería extraño teniendo en cuenta la relevancia del islam en la región si cuando se compuso este himno los yazidíes se considerasen algo en esencia diferente a sus vecinos musulmanes.

Puede ser, por otra parte, que desde fuera los yazidíes no fuesen contemplados como musulmanes, pues como indicaba al-Bagdadi en el 1038 “permitieron la abolición de la ley islámica, en contraste con todos los musulmanes”.

Sin embargo, con el tiempo los yazidíes se fueron separando claramente de los musulmanes. Prueba de ello es que el lugar más santo para ellos no es la Meca, sino Lalish, un valle montañoso del norte de Irak, donde se encuentra el mausoleo del Jeque Adí.

Los adoradores del Ángel Caído
Vista del mausoleo del Jeque Adí en Lalish (Fotografía de Levi Clancy, 2017)

Una separación tan evidente puede explicarse en parte por la influencia que sobre la naciente comunidad ejercían otras religiones. El culto solar antes mencionado, por ejemplo, ha sido relacionado con el mitraismo, religión de origen iranio.

Pero con respecto a los cultos iranios, destaca la influencia del zoroastrianismo. Prueba de ello es la creencia de los yazidíes en dos trinidades originales que en un principio emanaron de Dios, lo que recuerda a los seis Amesha Spentas.

Sin embargo, la influencia zoroastriana más visible es la figura del pavo real. En la religión iraní Ahriman, el reverso destructor de la divinidad, declara que tiene capacidad de hacer el bien, pero que no va a hacerlo, y como prueba de su palabra crea un pavo real (Lo cual abre la pregunta de si el pavo real fue la única creación buena de Ahriman o, por el contrario, una prueba de su poder destructor).

Los adoradores del Ángel Caído
Relieve de Melek Taus, principal divinidad yazidí

La imagen del pavo real también abre la puerta a posibles conexiones con el maniqueismo, pues este era considerado un animal asociado con el Reino de la Luz. Es posible, por tanto, que el yazidismo también beba de antiguas sectas maniqueas que adoraban al principio “maligno”, el demiurgo creador del mundo material, que al fin y al cabo es la función que cumple Melek Taus.

Una teología tan diferenciada de sus vecinos, mayormente musulmanes, ha sido la causa, o al menos el pretexto de diferentes persecuciones a lo largo de su historia. Los propios yazidíes proclaman haber sido víctimas de al menos 73 intentos de genocidio, de entre los cuales el último sería el perpetrado por el ISIS en 2014. Sin embargo podemos encontrar también episodios semejantes en la época del Imperio Otomano, lo que explica la existencia de comunidades yazidíes también en Armenia, que buscaron allí refugio en su día.

Los orígenes y la naturaleza del yazidismo siguen sin estar del todo claros, en parte fruto del secretismo que practican sus miembros. En todo caso, parece evidente que no puede considerarse meramente como una rama de una u otra religión, sino como un sincretismo de diversas tradiciones, que ha llevado a la creación de tan peculiar sistema de creencias.

BIBLIOGRAFÍA

  • “The Yazidis” de Christine Allison
  • “Yazidis” en Encyclopaedia Iranica
  • “The Yazidi—Religion, Culture and Trauma” de Jan Ilhan Kizilhan
  • “Handbook of Islamic Sects and Movements” de Victoria Arakelova
  • “The Assyrian Origin of the Izedis or Yezidis – the so called Devil Worshippers” de W. Francis Ainsworth
  • “Three Figures from the Yezidi Folk Pantheon” de Victoria Arakelova
  • “A Brief Review of Yezidi Beliefs and Customs, and of Any Possible Relations between them and Zoroastrian Beliefs and Customs” de Kersey H. Antia
  • “Peacocks under the Jewel Tree: New Hypotheses on the Manichaean Painting of Bezeklik (Cave 38)” de Gábor Kósa
  • “Devil Worshippers: the Yazidis” de Rifaat Y. Ebied

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