Desde que terminó el concierto me estoy haciendo estas preguntas: ¿son uno de mis favoritos? ¡Seguro! Viajé a Barcelona sólo para verlos en directo. ¿Me tocaron las canciones que quería? No todas, pero tampoco se dejaron ninguna que considere imprescindible. ¿Lo disfruté como niño? ¡Por supuesto! No dejé de bailar ni de corear todos los temas, incluso los del último disco “Repeat after me”, durante la imparable hora y cuarenta de pura música. ¿Entonces merecen la puntuación máxima de cinco kikines? Objetivamente sí, pero me faltó algo que no puedo definir con exactitud.
Quizás fue que no estuvo en la cita el guitarrista José Luis Pardo, conocido como “Cheo” o “DJ Afro”, quien además se encargaba de calentar los motores pinchando antes del inicio del show. Además de ser el mayor compositor de la banda, es un showman que disfruta y hace disfrutar a la gente con sus vibrantes interpretaciones. Lo reemplazó un correcto y discreto Daniel Saa.
Quizás fue que el mejor corte del nuevo disco, “La que me gusta”, sonó más acelerada y con menos ángel que la versión de estudio; pasó un tanto desapercibida por el público que llenó por completo la Sala Apolo pero que al parecer no habían conseguido o prestado atención al nuevo material.
Quizás simplemente porque tenía tan altas mis expectativas que al final quería algo más.
Porque el concierto fue una fiesta de inicio a fin. Porque el Chulius –vocalista principal- estuvo prendido, como siempre, durante todo el show al igual que el resto de los Invisibles. Porque el set list tuvo de todo, bien balanceado entre los éxitos del pasado y los nuevos temas, y entre el funk, el acid-jazz y la salsa. Porque “Cuchi Cuchi” sonó de maravilla con el intro de Lenny Kravitz y The White Stripes. Porque disfruté del recital en buena compañía y desde una posición privilegiada. Porque esta vez sí hubo bis y un mejor cierre en comparación al que viví en el 2011 en la misma sala.
Quizás este 4.5 sólo sea una excusa para esperar con ansias una nueva gira de la banda para coronarla, al fin, con el más alto calificativo. Sería mi mayor deseo y mejor si es en un contexto distinto al actual. Chulius sólo dejó de cantar para decir que estaban al tanto de lo que pasaba en su país, mandar un mensaje en favor de la no violencia y señalar que los venezolanos tienen muchísimas más cosas buenas para mostrar en lugar de las imágenes de los últimos días. Doy fe que es así.
Intro y primera mitad de “Ponerte en cuatro” en la Sala Apolo (Barcelona) el 15 de febrero del 2014
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