Revista Espiritualidad

Los Analfabetos Que Leen Y Escriben

Por Ritacoach @ritatonecoach

Los analfabetos que leen y escribenEl analfabetismo no solo se refiere a la incapacidad de leer y escribir, también se refiere a la incapacidad de usar esas habilidades para aprender, y más expresamente, para desarrollar la capacidad de “aprender a aprender”.

El aprendizaje no es solo una manera de incrementar nuestras competencias, nuestra capacidad de acción. Es también una acción en sí misma, que requiere de competencias propias. Hasta ahora, el énfasis estaba puesto en las acciones que se aprendían, pero escasamente en las acciones que aseguran aprendizajes eficaces. Se nos enseña muchas cosas, pero no se nos enseña a “aprender a aprender”. Rafael Echeverría

Como bien nos establece el maestro Echeverría, esto puede deberse a un sistema mal enfocado, lo que no nos libera de nuestra responsabilidad. Puedo elegir, si hace falta, “salirme” del sistema y entrar en uno que me ayude a transformarme en alfabeto. Asimismo, el Coaching Ontológico –ya dentro de ese sistema, definitivamente- tiene como uno de sus objetivos principales, que logres “aprender a aprender”. “Una mirada diferente sobre el aprendizaje”  

Está muy vigente hablar actualmente, de “nuevos analfabetos” refiriéndose a las personas que se resisten a incorporarse a Internet, y esto precisamente, me hizo pensar en los analfabetos que todavía, no pueden “incorporarse” a la capacidad de “aprender a aprender”.

¿Para qué aprender a aprender?

Es darse la oportunidad todos los días de adquirir una nueva visión de las cosas, de ver el mundo desde otra óptica, de desaprender lo aprendido y asimilar lo novedoso. Es señal de humildad y es disponibilidad para vivir. Es aceptar que tenemos limitaciones y muchas cosas por conocer. Yaneris Cotes

Para mantenerte “vivo”, para ampliar tu mente, para transformarte, para pertenecer y comprender el mundo en que te toca vivir, para desarrollar el Autoliderazgo (control sobre tu propia vida) y para poder liderar dentro de tu actividad.

El mundo tiene problemas que no pueden ser resueltos pensando en la forma en que pensábamos cuando los creamos. Albert Einstein

Incorporar habilidades que hagan posible acceder a resultados que antes estaban fuera de mis posibilidades. El gran desafío es Aprender a Aprender. Enseñar el oficio de aprender es ir más allá de transmitir información. Leonardo Wolk

¿Sobre qué se apoya el desarrollo de tu capacidad de aprender a aprender?

Fundamentalmente, sobre la Motivación y la Confianza.

La Motivación, como la palabra lo indica es el “motivo para la acción”.

El motivo para la acción surge del primer paso de tu plan, que es la Visión.

¿Qué es la visión?

La Visión genera tu Misión, y…

Tu misión te motiva permanentemente.

La confianza es un juicio personal. Las personas podemos decidir confiar o no confiar, más allá de que haya causas de des-confianza… Así que vos elegís.

Cuando confiás, sobre todo, en vos mismo, todo es posible.

La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito. Emerson

 

Como es nuestra confianza, es nuestra capacidad. William Hazlitt

 

Trabajá tu motivación, trabajá tu confianza. Es imprescindible para vos adquirir la capacidad y la habilidad de aprender a aprender.

Existe un círculo virtuoso que se impulsa por sí mismo generando resultados extraordinarios. Cambio-Aprendizaje-Cambio-Aprendizaje-Cambio-Aprendizaje.

 

Aprender a aprender es, sintéticamente, cambiar permanentemente. Y para cambiar permanentemente necesitamos seguir aprendiendo. Si no sentís inquietud por ser mejor, se te respeta aunque es importante tu conciencia de lo que esto significará para vos, pero si sentís la llama de mejorar cada día (cambiar y cambiar hacia arriba), necesitás como primera medida, aprender a aprender. Aprender en forma permanente y persistente. Para eso, necesitás la apertura al cambio. 

Solo podemos aprender cuando cambiamos nuestras acciones y cuando generamos las mismas para transformar nuestro ser.

La persona que cambia, puede equivocarse, pero la que no cambia nunca, vive siempre equivocada.

En tiempos de cambio, quienes estén dispuestos a aprender heredarán la tierra, mientras que los que creen que ya saben se encontrarán hermosamente equipados para enfrentarse a un mundo que dejó de existir. Eric Höffer

 

La frase de Höffer siempre me lleva a reflexionar: “Esto no es solo una frase”.

Lo observo todos los días, amigo. Personas potentes intelectualmente, fuera del mundo, estancados, angustiados porque no pueden comprender qué está pasando, en vez de mirarse y darse cuenta de qué les está pasando a ellos que creen que lo que sirve es solo lo que ellos aprendieron y que ya no hace falta aprender más. Como si de un cofre se tratara el aprendizaje, al que hay que llenar y nunca vaciar para incorporar nuevas formas de estar y vivir.

Si tu mente está llena de conocimiento, estás siempre preparado para nada. Si está abierta, como la de los principiantes, estás disponible para todo. En la mente de los principiantes están las mayores posibilidades; en la mente de los expertos hay pocas. S. Suzuki

Con el Coaching Ontológico aprenderás la virtud de des-aprender. Otra acción fundamental para la acción de aprender a aprender.

Con el Coaching Ontológico aprenderás a ser efectivo.

Aprendizaje es la capacidad de aumentar nuestro rango de acción efectiva. Union Coach

     La voz sabia del vacío

El lama impartía enseñanzas a los monjes y novicios del monasterio.Siguiendo la doctrina del Buda, ponía especial énfasis en captar la transitoriedad de todos los fenómenos, así como de aquietarse, retirarse de los pensamientos y, en meditación profunda, percibir en el glorioso vacío interior la voz de la mente iluminada. Mostraba métodos muy antiguos a sus discípulos para que pudieran apartarse del pensamiento y vaciar la mente de inútiles contenidos.

-Vaciaos, vaciaos-, exhortaba incansablemente a los discípulos. Así un día y otro día, con la misma insistencia que las aguas fluyen en el seno del río o el ocaso sigue al amanecer.-Vaciaos, vaciaos.

Tanto insistía en ello que algunos discípulos acudieron a visitar al maestro y le dijeron respetuosamente:

-Venerable maestro, en absoluto ponemos en duda la validez de tus enseñanzas, pero…

-¿Pero?-, preguntó el lama con una sonrisa en los labios.

-¿Por qué pones tanto énfasis en que nos vaciemos? ¿Acaso, respetado maestro, no acentúas demasiado ese aspecto de la enseñanza?

- Me gusta que me cuestionéis-, dijo el lama. -No quiero que aceptéis nada que no sea sometido al escrutinio de vuestra inteligencia primordial.

- Ahora debo llevar a cabo sin demora mi práctica meditacional, pero solicito que todos vosotros os reunáis al anochecer conmigo en el santuario. Eso sí, queridos míos, quiero que cada uno de vosotros traiga consigo un vaso lleno de agua.

Los discípulos disimularon como pudieron, su asombro e incluso alguno de ellos se vio obligado a sofocar la risa.

¿Sería posible? O sea, que su maestro les pedía algo tan ridículo como que todos ellos fueran al santuario portando un vaso lleno de agua. ¿Se trataría de algún rito especial? ¿Sería una ofrenda que iban a hacer a alguna de las deidades?

Fue transcurriendo el día con lenta seguridad.

Los discípulos no dejaban de conjeturar sobre la extraña solicitud del maestro.

Unos aventuraban si no se trataría de una ceremonia especial en honor de la misericordiosa Tara; otros pensaban que tal vez era que el lama les iba a hacer leer durante toda la noche las escrituras y que el agua era para evitar la excesiva sequedad de boca; otros confesaban no tener la menor idea del por qué de la insólita petición del lama.

El sol, anaranjado-oro,  comenzaba a ocultarse tras los inmensos picos que se divisaban a lo lejos. Los discípulos tomaron cada uno de ellos un vaso y lo llenaron de agua. Luego, ansiosos por desvelar el misterio, fueron hasta el santuario y se presentaron ante el maestro.

-Bueno chicos-, dijo el maestro riendo con su excelente humor. -Ahora vais a hacer algo muy simple. Golpead los vasos con cualquier objeto.

-Quiero escuchar el sonido, la música capaz de brotar de vuestros vasos.

Los discípulos golpearon los vasos. De los mismos no brotó más que un feo sonido sordo, desde luego nada musical.

Entonces el maestro ordenó:

-Ahora, queridos míos, vaciad los vasos y repetid la operación.

Así lo hicieron los monjes. Vaciados los vasos, golpearon en ellos y surgió un sonido vivo, intenso, musical.

Los discípulos miraron al lama, interrogantes. El lama esbozó una sonrisita amorosamente pícara y se limitó a decir:

-Vaso lleno no suena; mente atiborrada no luce. Os deseo felices sueños.

 

¿Cómo suena tu vaso?

Por el placer de compartir


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