Los antiguos polinesios fueron los primeros en cruzar el Pacífico desde las costas del sureste de Asia aproximadamente en 1500 a.C. y poco a poco se extendieron por las islas de este océano. Esos viajes de colonización fueron un logro espectacular de un pueblo de la Antigüedad que navegaba en canoas.
Hoy en día, los polinesios están extendidos por un área que forma un inmenso triángulo, con las islas Hawai, Nueva Zelanda y la Isla de Pascua como vértices. A pesar de estar difundidos por una zona tan extensa, genéticamente los polinesios forman un único grupo. Hablan dialectos de la misma lengua y comparten muchos rasgos culturales.
El origen exacto de los polinesios es incierto. La expansión de la colonización humana por el remoto Pacífico comenzó en torno a 1600 a.C., con la aparición de una cultura característica llamada lapita. Pruebas de ella se encuentran en la cerámica de los yacimientos lapita, por lo general elaboradamente decorada con diseños estampados. Hay muchos yacimientos de este tipo diseminados desde Melanesia hasta la Polinesia occidental, y desde Nueva Guinea hasta Samoa. Algunos arqueólogos creen que la cultura lapita se originó en el sureste de Asia, mientras que otros consideran que se desarrolló localmente en Melanesia. No obstante, coinciden en considerar a los lapita como los antepasados de los polinesios.
Forma de vida de los pueblos Lapita
El modo de vida lapita parece haberse centrado mucho en el mar. La mayoría de los yacimientos lapita son poblados costeros y en algunos casos la gente parece haber construido sus casas sobre pilotes en el agua. El mar proporcionaba una buena cantidad de comida -peces y moluscos- y las conchas eran utilizadas para hacer anzuelos y azuelas, además de adornos como brazaletes, cuentas y otros objetos decorativos y valiosos. Los colonos lapita también llevaron consigo a las islas donde se asentaron animales domésticos y plantas.
La expansión de los lapita parece haber sido rápida, lo que sugiere que poseían sofisticadas técnicas navales y de navegación. Parece probable que la aparición de la gran canoa de doble casco fuera un elemento clave de su éxito. Las migraciones lapita pueden haber sido deliberadas, pues llevaron con ellos suficiente equipo, plantas y animales, además de suficiente gente como para crear asentamientos que arraigaran. Ciertamente, sus viajes no fueron sólo de ida, pues existen pruebas de la existencia de redes comerciales a larga distancia para conseguir obsidiana y otros objetos que mantenían unidas constantemente a las comunidades lapita. La cultura lapita parece haberse mantenido durante unos 1.000 años.
La colonización del pacífico
Los rasgos principales de la cultura polinesia parecen haberse desarrollado en las islas de Samoa y Tonga. Al igual que sus antepasados lapita, los polinesios parecen haber sido marineros. En torno a 300 años a.C. viajeros de Samoa y Tonga comenzaron otra emigración hacia el este. Descubrieron y colonizaron las Islas Cook, Tahití, las Islas Tuamotus y las Islas Marquesas. 400 años d.C., tanto Hawái como la Isla de Pascua estaban colonizadas -dos de los vértices del triángulo polinesio-. Nueva Zelanda, el tercer vértice, y el más difícil de alcanzar, fue colonizada en torno al año 1000 d.C.
Es indudable que los viajes colonizadores de los polinesios fueron deliberados y que anteriormente a ellos hubo viajes de exploración para encontrar nuevas islas.
Al igual que sus antepasados lapita, llevaron con ellos todo lo necesario para crear asentamientos con éxito. Sólo en unos pocos casos las colonias no prosperaron y fueron abandonadas.
Las sociedades polinesias estaban organizadas en tribus y clanes. Normalmente, existía otra división más, la que había entre quienes eran jefes y quienes no lo eran; también existía una forma de esclavitud. Las jerarquías sociales más elaboradas se desarrollaron en Hawaii, Tonga y Tahití. Los polinesios compartían un grupo muy similar de creencias religiosas. Los recintos ceremoniales, llamados marae, eran un rasgo destacado de los asentamientos y proporcionaban un punto de encuentro para las ceremonias y las reuniones comunales.
Técnicas agrícolas
La agricultura polinesia se basaba en una serie de cultivos, que incluían ñames, batatas, taro, árbol del pan, plátanos y caña de azúcar. Los polinesios practicaban una agricultura itinerante, lo que significa que desbrozaban un pedazo de tierra, quemaban la vegetación y luego plantaban los cultivos. Después se dejaba que esta zona cultivada quedara en barbecho para que la vegetación natural regresara lentamente.
En algunas islas se utilizaban sistemas de irrigación muy complejos para llevar agua a los campos. El taro, en concreto, era cultivado en terrenos inundados. Cerdos, perros y gallinas eran los principales animales domésticos, aunque no todos fueron llevados a todas las islas. La mayor parte de las plantas domesticadas que utilizaron los colonos eran originarias del sureste asiático. La batata, sin embargo, procedía de América, lo que indica que en un momento dado los polinesios alcanzaron Sudamérica, de donde la trajeron.
Con el paso del tiempo, la tradición de la fabricación de cerámica, que los polinesios heredaron de la cultura lapita, parece haber declinado y la decoración compleja fue simplificada o abandonada. Por último, parece que los polinesios dejaron por completo de hacer cerámica.
Viajes increíbles
La colonización de las remotas islas del Pacífico es tanto más impresionante cuanto que fue lograda sin cartas marinas ni instrumentos de navegación. Las canoas polinesias de doble casco eran grandes y rápidas, capaces de viajar miles de kilómetros. Las canoas eran manejadas por hábiles marinos, que utilizaban un detallado conocimiento de las estrellas, los patrones de las nubes, los vientos y las olas, además de los hábitos de los pájaros marinos para saber cuál había sido su recorrido y encontrar tierra. En 1976, la habilidad de esos navegantes quedó demostrada cuando Hokulea, una réplica de una canoa tradicional polinesia, navegó desde Tahití hasta Hawái utilizando únicamente técnicas de navegación antiguas.
Isla de Pascua o Rapa NuiLa isla de Pascua
Uno de los logros más sorprendentes de los navegantes polinesios fue alcanzar y colonizar Rapa Nui, o Isla de Pascua. Este pequeño fragmento de tierra, de sólo 168 km2 de superficie, es una de las más remotas islas polinesias. La dificultad del viaje probablemente significa que sólo un grupo de colonos pudo alcanzarla, en los primeros siglos de la era cristiana. Luego esta gente se desarrolló aislada, construyendo grandes plataformas (ahu) por toda la línea de costa y esculpiendo cientos de enormes estatuas de piedra (moai) de sus antepasados, muchas de las cuales eran situadas en esas plataformas de espaldas al mar.
Los isleños pueden haber sido los responsables de su propia caída al destruir el bosque de inmensas palmeras que cubría la isla, por más que esos árboles fueran el cimiento de su sociedad. La resultante falta de madera detuvo la producción de estatuas, pues ya no había más rodillos, ni palancas ni cuerdas. Los isleños tampoco pudieron seguir construyendo canoas, por lo que dejaron de pescarse peces de aguas profundas. Se terminó el combustible para las cremaciones y las inhumaciones pasaron a ser el nuevo sistema de tratar a los difuntos. La comida se volvió escasa y, tras siglos de paz, estalló la violencia. Los clanes realizaban incursiones unos contra otros, derribando las estatuas de los rivales.
El culto a los antepasados fue sustituido por un nuevo sistema social basado en una elite guerrera. Cada año, un nuevo líder, u «Hombre pájaro», era elegido mediante una carrera de resistencia. El representante de cada candidato tenía que bajar un acantilado, nadar hasta un islote y traer de vuelta, intacto, el primer huevo de charrán sombrío. Cuando los primeros europeos llegaron a la isla, el domingo de Pascua de 1722, la población había declinado de forma catastrófica y no quedaba virtualmente ni un sólo árbol en la isla.