Esta semana, para poder hablar de los Antihéroes de Susana Blasco, os cuento una historia que tiene como protagonista la casualidad. En uno de mis viajes de trabajo, me encontraba en Zaragoza; allí hay un lugar que es una referencia para mí cada vez que estoy en esta ciudad, se trata del Centro de Historias. En una de las salas de este centro, me encontré la exposición Antihéroes de Susana Blasco que me cautivó por la creatividad de su autora en jugar con viejos retratos, poniendo objetos en sus caras y ofreciéndoles así una nueva perspectiva visual y por lo tanto una nueva vida; algo como encerrar en un único instante, el presente (la imagen “estropeada”) con el pasado (el viejo retrato) y con el futuro (el pensamiento generado en el visitador que mira estas imágenes). En un rincón de la sala, había además una mesa acristalada con todos los diminutos objetos que Susana había usado para construir sus Antihéroes. De vuelta al hotel, en una de las pequeñas callejuelas del Coso Zaragozano, me encontré (sin saberlo) con el estudio recién estrenado de mi amigo Ferrán Mallol (actual instructor en Spectrum Sotos); entré y después de los normales abrazos que siguen a un encuentro casual, Ferrán me presentó su “compañera de estudio”, María Blasco (comercialmente nota como Pétula Plás) que se dedica sobre todo al restauro creativo de muebles. Hablé de los Antihéroes y la primera sorpresa fue que la restauradora era la hermana de Susana Blasco y la segunda fue saber que Susana vive en Bilbao desde hace un año. Hace un par de semanas nos encontramos en lo que ya va tomando la forma de un lugar de encuentro para espíritus artísticos: el restaurante Kokken en la plaza del gas en Bilbao.
Susana es de Zaragoza pero ha vivido en Londres, Berlín y ahora en Bilbao; se define una diseñadora gráfica y una ilustradora; para ella lo de la fotografía es un modo divertido para experimentar. Le gusta jugar, experimentar, crear, disfrutando y sin muchas vueltas conceptuales. Le gusta coleccionar objetos que recoge en todo el mundo y guarda en cajas, con una sistematicidad casi maniática. Para Susana un objeto no es solo un objeto, sino que es también la historia, reconstruida o imaginada, que existe detrás del objeto y que le ha permitido llegar hasta ella. El nacimiento de sus Antihéroes con los cuales a “conquistado el mundo” ha sido completamente casual. Susana estaba meditando sobre cómo aprovechar las miles de fotos que va recolectando en los mercadillos de todo el mundo mientras comía una nuez; la cascara cayó sin querer en la cara de uno de los retratos que tenía delante…y la chispa encendió en su cabeza una posibilidad que luego supo concretar en una idea y en un proyecto en Instagram que está teniendo una enorme repercusión. Cada uno de los Antihéroes es una pieza única y es el resultado de este encuentro mágico entre un pequeño objeto y un antiguo retrato que tiene lugar gracias al saber ver y a la capacidad de jugar de Susana Blasco; una vez que haya obtenido lo que tenía en la cabeza, “congela” su creación, haciéndole una fotografía con su iPhone, para luego devolver al objeto y a la imagen antigua a sus respectivos e independientes destinos. Sus Antihéroes se pueden comprar; Susana mima cada uno de sus clientes haciéndolos sentir únicos y os entregará un paquete de Antihéroes muy coqueto y elegante
Susana Blasco no se tiene que asociar exclusivamente a los Antihéroes porque su especialidad es el diseño gráfico y la ilustración; Es una virtuosa de los collage geométricos hechos con tijera, cola, precisión (pensad que cada pieza del mosaico es de 3mmx3mm) y diversión. Hay un curso on-line en el cual Susana imparte un taller sobre collage. Susana reconstruye también lápices y otros objetos, re-interpretándolos y enseñándonos que la verdad no existe o que hay muchas verdades porque depende de la perspectiva con la cual vemos las cosas.
Aunque ella no quiere definirse así, yo creo que ¡Susana Blasco es realmente una artista!
La semana que viene el post será dedicado a un evento fotográfico en Vitoria…