El próximo 22 de febrero, a las 13'40, le hacen la revisión oncológica a mi mujer. Como paso previo imprescindible, le prescribieron un análisis de sangre, para cuya extracción había que llevarla, a las 7 de la mañana, a hacer una larga cola a la intemperie, con un fuerte catarro que padece, de modo que tuve que recurrir a la sacrosanta medicina privada que estos santones opusdeistas estan imponiendo, total 77 puñeteros euros, o sea, la 19ª parte de mi jodida pensión. Pero lo que me sobrecoge realmente de esto es la noticia que leo en los periódicos: en la Comunidad de Madrid, a la que el guapísimo Güemes arrebató la sanidad pública para otorgársela a una empresa privada de cuyo consejo de administración él forma parte, están haciendo los análisis sin una serie de reactivos absolutamente imprescindibles para ello, de modo que dichos análisis no sirven absolutamente para nada, pero el yerno de Fabra, sí, el marido de aquella arpía que nos gritó a todos los españoles que no somos del PP, aquel “que se jodan, coño, que se jodan”, se está seguramente enriqueciendo ya a la misma velocidad de su tuerto suegro al que, como sabéis, le tenía que tocar la lotería casi cada día para poder así blanquear su dinero, de modo que en éstas nos hallamos, en manos de unos asesinos que cometen sus crímenes con la más absoluta de las impunidades, esto de la impunidad creo que también fue el otro día tema de uno de mis jodidos posts. Un inciso, al lado de este "que se jodan, coño, que se jodan", el exquisito consejo de María Antonieta cuando le hablaron del hambre de los parisinos que no tenían pan para comer y ella les dijo con su total ingenuidad pues que coman pasteles, no es sino el más simple de los juegos de niños. De manera que España está en manos de una extraña mezcla de chuloputas y de maricones, o sea que no es sino un jodido burdel, al que puede acudirse para lo que quieras, para hacerlo a pelo o a lana. Esto, a nivel de la comunidad madrileña, porque a nivel nacional la tipa ésa que se gastaba olímpicamente 7000 euros en confetti en el cumpleaños de uno de sus hijos,[habido por cierto en su matrimonio con el tal Sepúlveda, ese tío que cobraba un pastón como sueldazo del PP, sin pasar siquiera por ninguna oficina, ¿por qué coño le pagaban tanto, qué es lo que sabría?], se ha atrevido, con el mayor de los cinismos a quitarle del recetario de la SS a mi mujer que se embucha nada menos que 37 pastillas al día, 30, que ahora tenemos que pagar directamente de nuestro bolsillo, nosotros, todos los que no hemos podido celebrar este año ningún cumpleaños, eso o dejarse morir uno por falta de tratamiento, lo que leo en los diarios que está empezando a ocurrir a manta, de modo que se está cumpliendo aquí, en España, ese deseo explícito del canallesco ministro japonés que hace poco dijo que los viejos lo que tenemos que hacer es morirnos de una puñetera vez, de manera que, cuando comience la rebelión en la granja, mi mujer y yo es posible que no lo veamos. O sea que los enfermos hemos comenzado a morirnos por falta de tratamiento y los desahuciados han comenzado a morir de esa violenta manera y, según las estadísticas, somo varios millones de personas, de modo que cuando les pregunto a los partidarios de “cuanto peor, mejor” cuando va a comenzar la revolución, me responden que cuando comiencen a morirse ellos, los asesinos. Los asesinos no mueren nunca, son eternos porque, como los vampiros, viven a expensas de la sangre de los demás, ésa que le han sacado a mi mujer para su análisis, análisis que es seguro que han hecho mal para ahorrarse unos euros en los reactivos que tenían que utilizar para ello, de modo que habrán cometido un auténtico asesinato que además será absolutamente perfecto, como ése que soñaba de Quincey cuando escribió “Del asesinato como una de las bellas artes”, y es que ya no puede asesinarse a la gente mejor, con la mayor impunidad porque la pobre gente parece que ha fallecido de muerte natural. Y yo, pero qué tozudo que soy, vuelvo a preguntar: “coño, ¿a qué esperan las masas para iniciar la revolución, puede deteriorase esto aún más?". Y me responden: “cuando esta gentuza de los criminales nos diga a todos nosotros, que ya no tenemos ni pan para comer, que comamos pasteles”. Pasteles, repito: estoy seguro que sobraron en la fiesta de cumpleaños de la hija de Ana Jaguar Mato y de Sepúlveda, el tipo ése al que el PP pagaba un excelente sueldo por ni siquiera ir a ninguna oficina, sólo Dios sabe lo que el tío sabrá, a lo mejor tanto como el propio Bárcenas, pasteles, algo que ni siquiera saben lo que es los hijos de los que viven en las chabolas de más allá de Entrevías, en pleno Vallecas, los que, por ciento, no sé qué coño esperan, los muy jodidos, para rebeñarse. Y futbolín, estoy seguro, me dirá, “coño, Pepe, ¿cómo puedes equivocarte de esa forma, claro que sí, que esto puede empeorar mucho más, hasta que los muertos ya ni siquiera puedan descansar en sus tumbas”. Y no sé muy bien por qué, ahora, en este puñetero instante, me viene a la memoria la 6ª tesis de Walter Benjamín sobre la filosofía de la historia: Siendo plenamente consciente de que, tal como decía Thomas S. Kuhn, en “La estructura de las revoluciones científicas”, las llamadas ciencias sociales no operan con la misma rigidez en cuanto a la prueba como las ciencias naturales, de modo que no puede aplicarse a ellas la famosa regla de prueba y fracaso, o al revés, y de que tal como nos adelantó Walter Benjamín en sus Tesis sobre la filosofía de la Historia, “6. Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente ha sido». Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. Al materialismo histórico le incumbe fijar una imagen del pasado tal y como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y el mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante. En toda época ha de intentarse arrancar la tradición al respectivo conformismo que está a punto de subyugarla. El Mesías no viene únicamente como redentor; viene como vencedor del Anticristo. El don de encender en lo pasado la chispa de la esperanza sólo es inherente al historiador que está penetrado de lo siguiente: tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer”, ambos no son sino científicos fracasados que no pudieron o supieron asimilar su fracaso, pero yo, que soy también otro fracasado, me agarro a lo que ellos dicen. Esta gente, los del PP, nos ha vencido ya de tal manera, gracias a los del 15M, Dry y todos esos izquierdistas que han entrado a colaborar en la tarea de que no sólo era bueno que ganara el PP sino que cuanto mayor fuera su victoria, mejor, porque así sería también mayor el movimiento pendular de la historia, pero, coño, es que esta gente parece que desconoce u olvida aquello tan sublime de que la muerte de un sólo ser humano, de una sola persona es más valiosa que todas las teorías que sobre la historia y su jodido devenir puedan construirse: "Un hombre, un hombre vivo y eterno, vale por todas las teorías y por todas las filosofías." Unamuno, “El sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos”. Pero es que, además, en el mundo actual, reinando en Washington, el emperador Jones, un tipo capaz de mandar a sus asesinos a matar a sangre fría no sólo a Bin Laden, que estaba escondido en una casa de vecinos de Pakistán, sino a miles y miles de inocentes que sólo han cometido el pecado de estar por allí, por donde tienen que pasar sus mortíferos drones, no permitirá nunca que, a las puertas del estrecho más importante del mundo, triunfe una de aquellas revoluciones de antaño.
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 17 febrero a las 17:54
Cago en... Este artículo ha sacado el templario que llevo dentro: ¡¡¡ Mal rayo les parta !!!, ya les iba a dar yo.