Preguntaba estos días “Público”, el diario de la izquierda radical que desaparecida su edición en papel se publica en internet, por qué los grandes atletas españoles militan o apoyan al Partido Popular, mientras sólo uno de ellos, Fermín Cacho, secunda al PSOE.
La lista es apabullante, añadía: Abel Antón, García Bragado, Marta Domínguez, Sandra Myers, Ruth Beitia, Carlota Castrejana, Colomán Trabado, Niurka Montalvo, nacida en Cuba, Manolo Martínez..., todos trabajan o han trabajado para el PP.
Esta militancia contrasta con la idea de que el deporte siempre pretende ser apolítico, un lugar neutral, le explicaba a ese periódico sinseñalar el por qué, Manuel García Ferrando, catedrático y coautor del libro 'La sociología del deporte' (Alianza Editorial).
Pues con la excepción de Fermín Cacho, oro olímpico en 1.500 metros y muchos títulos más, que apoyó a Rodríguez Zapatero, los otros atletas con actividad política pertenecen al Partido Popular.
Por ejemplo, Colomán Trabado, campeón del mundo y europeo de 800 metros, rechazó la invitación de Felipe González de integrarse en el PSOE, y ahora es diputado autonómico Popular en Madrid.
Un aspecto común en estos atletas es que casi todos tienen títulos universitarios que les permiten vivir sin necesidad de la política, en la que se integran sobre todo por afición.
El periódico no daba explicación del porqué de su preferencia política, y ni siquiera los mismos atletas entrevistados la revelaban.
Pero no parece difícil descubrir que viven para competir, por lo que rechazan el igualitarismo, quedarse atrás para ayudar a los más débiles, como los estudiantes número uno que rivalizan en colegios y universidades.
El triunfo del individuo siempre será de derechas.Guste o no, así es.
Los países comunistas tenían grandes atletas cuando competían contra el capitalismo. Aquellas máquinas a veces invencibles sólo eran armas de la olimpiada ideológica Este-Oeste.
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SALAS